Con la curva de contagios ya estable por encima de los dos mil casos diarios y un pronóstico de saturación del sistema sanitario de acá a dos o tres semanas, el Gobierno evalúa volver a una cuarentena más estricta de lo que se suponía en un principio. Por ejemplo, se limitará al máximo la circulación en el AMBA, con suspensión del transporte interjurisdiccional, según adelantó el presidente Alberto Fernández en un encuentro en Olivos. En cambio, se mantendrán abiertos los comercios de cercanía, como hasta ahora. Más allá de los matices, el Presidente aseguró que el gobernador bonaerense Axel Kicillof y el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta están de acuerdo sobre la decisión que anunciarán conjuntamente el jueves en Olivos.
"Si los casos se nos disparan ahora no los alcanzamos más", explicó Fernández la medida que será presentada como "el último esfuerzo" por achatar la curva de contagios. Ayer se registró un nuevo récord con 2.285 casos, 1.334 correspondientes a la provincia de Buenos Aires y 759 a la Capital. Los fallecidos fueron 35. Por ahora, la situación de las camas de terapia intensiva es manejable. En la Provincia la ocupación es de poco más de la mitad, aunque hay municipios donde el panorama ya comienza a complicarse, de acuerdo a los días. La Matanza completó todas sus camas el fin de semana pasado, ahora la situación se normalizó. Las características del coronavirus es que los enfermos necesitan una larga internación, por lo que las camas tardan en desocuparse y se producen las congestiones. En la gobernación calculan que el momento crítico llegará antes de un mes.
"No estamos inventando nada, es lo que ya pasó en otros países", explicaba un funcionario bonaerese. Fue más o menos lo mismo que Alberto Fernández le contó ayer a editores de medios de comunicación en Olivos. El objetivo del Presidente era explicar las razones de las nuevas medidas restrictivas, que llegan cuando la gente ya está cansada de la cuarentena y la economía sufre las consecuencias del largo parate. Con la única compañía de su vocero Juan Pablo Biondi, el Presidente detalló que si no se restringe ya mismo, lo que viene será peor, porque llegará un momento en el que los médicos deberán elegir a quiénes internar y a quiénes no, una situación de espanto que ya se vivió en varios países, incluso en los que poseen un sistema sanitario mucho más desarrollado que el argentino.
Por eso adelantó que se volverá a una cuarentena estricta por 10 o 15 días, lo más seguro es que sea entre el 29 de junio y el 12 de julio. Igual, tanto los alcances y la duración serán cuestiones que se terminarán de definir entre hoy y mañana en encuentros con especialistas de cada área. Lo más novedoso será que no circularán más colectivos entre Conurbano y Capital, por lo que deberán hacer un recorrido dentro de cada jurisdicción. En cambio, los trenes seguirán circulando como hasta ahora, con los nuevos protocolos y más controles. Como ya fue establecido, el transporte público es únicamente para los trabajadores esenciales.
No será técnicamente una vuelta a la "fase 1" porque seguirán funcionando los comercios de cercanía habilitados en la última flexibilización. Claro que los empleados de los comercios quedarán obligados a utilizar un transporte particular. Lo mismo las industrias que fueron permitidas en la Provincia, cada una con su protocolo. Los bancos continuarán atendiendo por turnos. Los profesionales independientes, en principio, también seguirán. En cambio, los runners tendrían que guardar las zapatillas por dos semanas y habrá que ver qué sucede con las salidas de los chicos. Se podría considerar entonces como una fase 2 pero con restricciones.
Pero son todos detalles que se comenzarán a analizar. Ayer, Kicillof mantuvo la habitual videoconferencia con los especialistas en salud que lo asesoran y unos 40 intendentes que se conectaron para participar. "Estamos teniendo un crecimiento clarísimo de los contagios y de la utilización de los recursos sanitarios. Estamos de acuerdo, junto al Gobierno nacional y de la ciudad de Buenos Aires en que si esto se sostiene tendremos que avanzar hacia un aislamiento más rígido", explicó el gobernador.
A Kicillof lo acompañaron la vicegobernadora Verónica Magario y el ministro y el vice de Salud, Daniel Gollán y Nicolás Kreplak. "Mientras el nivel de contagio y expansión del virus siga con esta tendencia en el AMBA, es un peligro latente para toda la provincia", sostuvo Gollán, quien planteó que el esfuerzo debe hacerse en base a tres ejes: la disminución de la circulación y la movilidad en el área metropolitana, la profundización del plan Detectar -con el que ya llegaron a 243 mil personas- y la gestión de nuevas camas y equipamiento para el sistema sanitario.
"Estos casi 100 días de cuarentena sirvieron para que hoy tengamos este nivel de contagios aún controlable. Lo que hicimos hasta acá valió la pena, dar un paso hacia una medida más restrictiva para cuidar la salud de todos y todas no significa una derrota", argumentó Kicillof, quien más vino empujando para que se volviera atrás con las últimas flexibilizaciones a las que responsabiliza por la suba de casos. Con todo, en el encuentro de ayer en Olivos, Alberto Fernández fue elogioso con el acompañamiento que está teniendo por parte de Rodríguez Larreta, pese a que se sabe que el jefe de gobierno es de la idea de esperar un poco para establecer las nuevas restricciones.