¿Qué sienten, qué piensan las personas diagnosticadas con covid-19? La psicoanalista Mariana Trocca tiene algunas respuestas. Pero antes de explayarse hace dos aclaraciones muy importantes: que su campo, el del psicoanálisis, no es amigo de las generalidades. Y que ella viene escuchando a un grupo muy específico: personas que transitan la enfermedad de manera leve.

La especialista en salud mental creó y coordina el dispositivo "Seguimiento diario de contención y apoyo terapéutico”, hijo de la pandemia. Fue pensado para los pacientes internados en la unidad extrahospitalaria del Sanatorio Finochietto, quienes deben permanecer en aislamiento pero no en un centro médico. El equipo lo integran seis profesionales, entre ellos una psiquiatra. “No es un análisis. Se trata de ofrecer una presencia que escucha, alberga y aloja”, define en diálogo con Página/12.

Los llamados telefónicos son diarios mientras dura el aislamiento. Comienzan con la confirmación de la enfermedad y concluyen con el alta. Pueden durar de 10 minutos a una hora: depende del estado emocional de los pacientes. Incluso, puede haber más de un contacto por día. “La suya es una situación  extrema. Están aislados entre siete y diez días y pasan por distintos estados”, cuenta la psicoanalista. El documento del proyecto indica que es posible que en esas circunstancias aparezcan sentimientos como angustia, ansiedad, miedo. El proceso incluye un cierre a modo de balance del intercambio.

Con el visto bueno de directivos y médicos, se puso en marcha hace dos meses cuando iban llegando al sanatorio "paulatina, lentamente" personas a las que se les confirmaba covid positivo. Con el avance de contagios y la abreviación del tiempo de análisis de los tests, el centro médico comenzó a derivarlas a un hotel ahora acondicionado como unidad extrahospitalaria, en sintonía con el protocolo vigente en CABA.

Trocca y su equipo mantuvieron reuniones con autoridades de Salud Mental tanto de Ciudad --donde se desarrolla un programa oficial con similitudes y diferencias-- como de Nación. El director nacional de Salud Mental y Adicciones, Hugo Barrionuevo, consideró que se trata de "una buena práctica que es importante difundir”. Para la psicoanalista, esta premisa es fundamental si se tiene en cuenta la “falta de saber referencial sobre este tema”: los psicólogos, en un contexto inédito, construyen conocimiento en base a la experiencia. Trocca destacó, además, que el trabajo coordinado entre el sistema público y privado puede resultar en un "tratamiento igualitario para todas las personas".

EFE

--¿Con qué se encuentran al escuchar a los pacientes?

--La pandemia nos atraviesa a todos. Es inevitable. Hay dos grandes caminos: quedar en una posición de víctima ante lo que uno no puede hacer o apostar a pensar este obstáculo como oportunidad, palabra compleja en el contexto en que la estoy utilizando. En términos generales, cómo nos situemos frente a esta adversidad es lo que marcará la diferencia en cómo saldremos parados. Esta es la gran pregunta que orienta nuestro trabajo. En los pacientes aparecen relatos muy diferentes. Trabajamos con lo singular, la historia y recursos previos. El protocolo médico es muy estricto: la gente está sola en una habitación, sin contacto directo con ningún otro ser humano, le golpean la puerta, le dejan la comida del lado de afuera. La llama un médico y nosotros. Casi todos hemos descubierto en esos días que los estados van variando. Hay algunas cosas en común: en general en el primer contacto la persona está en shock. Acaba de enterarse hace apenas unas horas. La mayoría habla de la enorme preocupación y la culpa que le genera la posibilidad de haber contagiado a sus familiares. Por otro lado, el estado de aislamiento a muchos los remite a la idea de la muerte. Es muy cercana esa fantasía. A medida que avanzan los contagios recibimos más pacientes, muchos de familias ya contagiadas, por lo que las situaciones se complejizan. Aparecen no sólo la culpa, también miedo y desesperación. Nos han tocado situaciones extremas.

--¿Por ejemplo?

--El caso de una mujer joven, profesional independiente que quedó sin ingresos y tuvo que volver a vivir con los padres. La mamá tiene 83 años, el papá casi 90, diabético y en tratamiento oncológico; ambos dieron positivo. Los internaron juntos por PAMI. A las 48 horas al papá lo llevaron a terapia intensiva. Estuvo unos días con oxígeno y lo tuvieron que intubar. Hacemos alguna intervención concreta cuando consideramos que puede aliviar la angustia: en este caso hicimos una intervención telefónica con la mamá de esa paciente. Estaba más allá de los límites que nos corresponden, pero fue de enorme alivio para todos. Me ha tocado atender a una chica muy joven cuyo aislamiento la llevó a revisar parte de su historia y empezó a hablarme de su padre golpeador al que hacía muchos años que no veía. En la última conversación me dijo que había decidido empezar un tratamiento con un analista porque pensaba que tenía mucho por trabajar. Que necesitaba prepararse para el día en que volviera a hablar con su papá.

--Entonces, si bien es el disparador, las sesiones no pasan sólo por el coronavirus...

--Nuestro llamado es una invitación a hacer relato (re-latar es "volver a llevar" los hechos al conocimiento de alguien). En medio del encierro se abre una ventana. Se produce el encuentro con algo del orden de lo "íntimo", algo que resulta una novedad, una sorpresa. Me conmovió mucho el caso de una joven casada, con un niño de cuatro años, muy apegada a ese hijito que dormía entre la pareja. Cuando empezó a desplegar su historia, la relación con ese niño coincidía con un duelo. La pérdida de su mamá había acontecido en el tiempo del embarazo. Trabajamos sobre las marcas que dejó esa pérdida en el momento en que ella se estaba transformando en madre y cómo eso la había dejado con un apego muy particular con ese hijo. Un joven de pocas palabras se mostraba bastante desconfiado, cosa que yo respetaba. Lo seguí llamando diariamente porque cada vez que nos despedíamos me decía “mañana espero tu llamado” y cuando levantaba el teléfono me decía "hola Mariana, sabía que eras vos". Cuando le dieron el alta empezó a preguntar cómo era la cuestión de la donación de plasma. Hablé con los médicos para que me explicaran el procedimiento y le transmití la información. Cuando hicimos el cierre me dijo que había sido muy importante conocer el uso del plasma como tratamiento y que había decidido donar en cuanto pudiera. También hay pacientes que descubren la sorpresa de la producción del inconsciente. Que comparten pesadillas y sueños cuyos significados desconocen.

--El seguimiento posee un encuadre específico.

--Tomé varias de las recomendaciones de la Secretaría de Salud Mental y Adicciones para primeros auxilios psicológicos. El uso de algunas palabras, por ejemplo, central para los psicoanalistas. Usar expresiones como "persona en tratamiento" y "en recuperación", tratando de evitar cualquier tipo de estigmatización. No confrontar con la persona si está angustiada. Partimos de la premisa de que no tenemos que psicopatologizar: muchas reacciones son normales. También forma parte del encuadre resaltar el carácter transitorio de la situación. Nos han tocado casos de personas que forman parte de familias sin cobertura médica, que viven situaciones de hacinamiento en barrios vulnerables. La vuelta a su casa resulta a veces una preocupación. Nuestras intervenciones permiten tomar en cuenta variables que pueden ser de utilidad para los médicos. Intentamos ayudar a las personas para que se den cuenta de que no es lo mismo estar aisladas que solas. Fomentamos la importancia de reforzar los lazos, los llamados, la digitalidad. Al mismo tiempo recomendamos regular las horas frente a la pantalla del televisor, la exposición a las noticias. La infodemia es dañina.

--¿Las intervenciones son por teléfono o videollamada? ¿Depende de cada caso?

--Decidimos que fuera por teléfono al número de línea de la habitación. Los analistas en general atendemos a personas que nos llaman y nos piden un horario para venir a vernos. En este caso la demanda está invertida. Ofrecemos una escucha a gente que no la pidió. Incluso a gente que quizás nunca se analizó. Resultaría raro, invasivo, hacerlo por videollamada.