“Era tanta la alegría al recibir el alta que no dudé en estar disponible para ayudar”, señaló Facundo Ahumada, un paciente recuperado de coronavirus que, por la cantidad de anticuerpos que generó su organismo, resulta clave en la investigación sobre el tratamiento con plasma de recuperados. “Tengo la fortuna de tener una cantidad elevada de anticuerpos, así que lo mejor que puedo hacer es donar”, explicó Ahumada, quien ya donó casi tres litros de sangre.
“Facundo fue el primer caso que tuvimos en el Hospital, por eso con él todo era nuevo”, explicó Miguel Buezas, médico clínico del Hospital Militar de Buenos Aires, quien se encarga de llevar a cabo el proceso de aféresis -mediante el cual se extrae el plasma de los pacientes-, y relató que “cuando le estaban por dar el alta, me acerqué y le conté sobre la donación de plasma, aunque en ese entonces todavía era sólo una posibilidad”. Un mes después, Ahumada volvió al Hospital para donar. "Tiene una cantidad de anticuerpos excepcional que resulta de mucha ayuda para los tratamientos", explicó el especialista.
Ahumada tiene 26 años y trabaja en el área informática de la Fuerza Aérea. Volvió de viaje el 10 de marzo, en un vuelo que lo trajo desde Londres hasta Buenos Aires, después de haber estado en Suecia y en España. “Yo sabía que venía de una zona de riesgo y que era probable que me hubiera contagiado”, relató y contó que, por eso, les dijo a los padres, con quienes convive, que lo trataran “como si estuviera enfermo”. Gracias al distanciamiento que establecieron, ni el padre ni la madre se contagiaron. “Nos cruzábamos solamente en el patio de la casa, con barbijo, y así les fui contando algunas cosas de mi viaje. El resto del día estaba aislado en mi habitación”, aseguró Ahumada.
El 17 de marzo empezó a sentirse mal, le subió fiebre y tenía dolor de cabeza, así que fue al Hospital Militar, donde le hicieron los hisopados. “Como todavía había pocos contagios en el país, el resultado llegó rápido y a los pocos días ya supe que tenía coronavirus”, relató y explicó que “la única complicación fue un principio de neumonía, muy leve, que los médicos resolvieron con un antibiótico y calmando la fiebre con paracetamol”. A los diez días Ahumada salía del Hospital, luego de dos hisopados que confirmaban que ya no tenía el virus, para cumplir con el aislamiento en su propia casa. “Ahora llevo una vida normal, incluso empecé a hacer ejercicio dentro de mi casa, pero me cuido mucho al salir, uso dos barbijos y todavía mantenemos la distancia con mis padres”, explicó.
La primera donación fue casi un mes después de haberse recuperado, y el jueves pasado volvió al Hospital para donar plasma una vez más. “Sé que hay gente que se ha recuperado y quizás tiene miedo de volver al Hospital, pero los profesionales son muy cuidadosos y hay todo un protocolo para evitar los riesgos. No es peligroso”, afirmó Ahumada y remarcó que “es tan simple el proceso que hasta me volví a mi casa manejando”. En ese sentido, el médico a cargo de los donantes en el Hospital Militar explicó que “lo interesante de la aféresis es que le devuelve los glóbulos rojos a los pacientes, separa los componentes de la sangre y así se puede obtener una cantidad mayor de plasma que en una extracción tradicional”. Según Buezas, 28 días después del hisopado negativo es cuando el cuerpo produce el nivel más alto de anticuerpos. Sin embargo, como la demanda es alta y los donantes aún no son los suficientes, este parámetro no es condición para donar, sino que también lo pueden hacer si hubiera pasado más tiempo desde la recuperación. Además, afirmó que, con el proceso de aféresis, “el paciente puede volver a donar cada 7 días”.
En la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires se llevan a cabo diferentes investigaciones y tratamientos con plasma de pacientes recuperados. Según el registro que lleva el Instituto de Hemoterapia de la Provincia de Buenos Aires, hasta este miércoles hubo 90 donantes y 135 pacientes transfundidos. “Estamos esperando tener números más altos para poder analizar los resultados, pero resulta esperanzador ver la cantidad de pacientes que se recuperan”, señaló Nora Etchenique, directora del Instituto. En la Ciudad de Buenos Aires, distintos establecimientos privados, como el Hospital Italiano , y centros de salud públicos, como el Hospital de Clínicas o el Hospital Durand, reciben a los pacientes recuperados que quieran donar.
En el Hospital Militar, parte del plasma donado por los pacientes recuperados lo administra la Fundación Infant, que realiza una investigación mediante el tratamiento con plasma en aquellos pacientes que atraviesan el virus. En este caso, la investigación consiste en aplicar el tratamiento en pacientes de más de 65 años con algún factor de comorbilidad, o bien en pacientes mayores de 75 años con síntomas recientes, es decir, que se encuentren en el día 1 o 2 de la enfermedad, ya que el objetivo de este estudio es revelar si los anticuerpos de las personas recuperadas sirven para atenuar los síntomas de nuevos pacientes en los primeros días y evitar que el virus avance. Para comparar resultados, se aplica el tratamiento a la mitad de los pacientes involucrados, un total de 210 que se encuentran en hospitales de la Ciudad y Provincia de Buenos Aires, y con la otra mitad se utiliza un placebo.
“El caso de Facundo fue especial porque cuadruplicó la cantidad de anticuerpos”, señaló Buezas y afirmó que “en este momento el tratamiento con plasma es la herramienta más efectiva contra el virus, por eso lo más importante es que los pacientes recuperados se acerquen a donar”.
Informe: Lorena Bermejo.