Miles de monos en libertad, atracción de turistas hoy inexistentes, están fuera de control en la localidad de Lopburi, Tailandia, lo que provocó que los habitantes se refugien en sus casas y eviten determinados territorios. Debido a esto, las autoridades decidieron llevar a cabo una campaña de esterilización.
“Nosotros vivimos en una jaula y los monos viven en libertad. Los excrementos están en todas partes, el olor es insoportable, sobre todo cuando llueve”, se queja Kuljira, comerciante en Lopburi, situada 150 km al norte de Bangkok. La mujer se vio obligada a cubrir la parte trasera de su casa con una impresionante reja para que los primates no invadan el hogar.
Taweesak, otro comerciante, decidió instalar tigres y cocodrilos de peluche para intentar asustar a los monos y también se vale de un bastón para ahuyentarlos cuando se acercan a su pequeña tienda.
En tres años, la población de los macacos se multiplicó por dos y ya son 6.000 los ejemplares que cohabitan con otras 27.000 personas en la ciudad. Los primates fueron expulsados de su hábitat natural y al principio buscaron refugio alrededor de un templo.
Sin embargo, con el tiempo comenzaron a invadir las calles adyacentes y luego terminaron apropiándose de distintos edificios, por lo que numerosos comercios tuvieron que cerrar sus puertas. De esta manera, el antiguo cine de la ciudad se convirtió en su cementerio, que es defendido con celo por los animales.
Centenares de monos hambrientos
Como los monos representaban la principal atracción turística de Lopburi, eran tolerados por la población y constituían una importante fuente de ingresos. No obstante, una de las imágenes más icónicas de los cambios que sufrió la localidad se dio a conocer hace tres meses, cuando cientos de monos hambrientos protagonizaron una pelea , luego de que el coronavirus disminuyera drásticamente el número de turistas en la zona, que suelen alimentar a esos animales.
Las disputas entre los primates hicieron reaccionar a las autoridades, que por primera vez en tres años lanzaron una campaña de esterilización. La iniciativa tuvo como objetivo castrar a 500 monos, machos y hembras, para frenar su proliferación.
Narongporn Daudduem, director del departamento de parques y vida salvaje de Lopburi, explica que la campaña consiste en atraer a los monos con alimentos, depositarlos en grandes jaulas, anestesiarlos y luego trasladarlos a una clínica veterinaria. El especialista señaló que el 20 de junio, primer día de la campaña, se pudo capturar unos 100 ejemplares, pero que sólo se operaron la mitad. “Algunos ya habían sido esterilizados, otros estaban en fase de lactancia, otros eran demasiado jóvenes”, agregó.
Sin embargo, Daudduem advirtió que esta campaña de esterilización corre el riesgo de no ser suficiente, por lo que remarcó la necesidad de estudiar otra solución más duradera. Una alternativa es sacar a todos los monos de la ciudad y agruparlos en otro lugar construido para ellos, fuera de la localidad.
Mientras tanto, los comerciantes de Lopburi decidieron alimentar a los primates ellos mismos para evitar que la situación se desborde. “Estos monos tienen la costumbre de comer de todo, como los seres humanos. Pero cuanto más se los alimente, más energía tendrán y más se van a reproducir”, indica Pramot Ketampai, habitante de la ciudad.
No obstante, Taweesak no quiere que los monos desaparezcan, ya que plantea que son importantes para las finanzas de la ciudad. “¿Qué sería Lopburi sin sus monos? Son ellos los que harán volver a los turistas. Y además, si se fueran todos, me sentiría finalmente un poco solo”, finaliza el comerciante.