Las pruebas de dermotest realizadas sobre el cuerpo de Facundo Scalzo
demostraron que en las manos del joven de 20 años no había rastros de haber disparado un arma de fuego. La confirmación es de relevancia para la causa porque descarta la versión de los tres gendarmes imputados por el crimen, quienes habían dicho que Scalzo inició un tiroteo que derivó en su muerte. Además, resultó positivo el dermotest de las manos de Diego Rocha, señalado como el responsable de los balazos que asesinaron al joven, y se espera el informe de los peritajes balísticos que determinará si las vainas encontradas en la escena del crimen pertenecen solo al arma de Rocha o si también fueron disparadas por alguno de sus compañeros.
Luego de que este martes la autopsia confirmara que Scalzo fue asesinado de cuatro balazos por la espalda
, ahora los resultados del dermotest arrojaron que en sus manos no fueron encontrados residuos de disparos de armas de fuego: "La microscopía electrónica de barrido resultó negativa en el caso de Facundo, no tenía ningún residuo de disparo", informó a Página/12 Yamila Cirigliano, coordinadora del Área Interdisciplinaria de la Dirección Nacional de Acceso a la Justicia.
Al momento de ser indagados, el gendarme Rocha y sus compañeros Juan Pablo Ruiz y Jorge Luis Pérez habían declarado que la tarde del 17 de junio Scalzo inició un tiroteo tras escapar de una casa del barrio Rivadavia II, a la que los gendarmes habrían llegado luego de una supuesta denuncia de robo. Además de que no hay registro de esa denuncia en el 911, tanto los testimonios de los vecinos como un video ya incorporado a la causa indican que en ningún momento de la tarde Scalzo tuvo en su poder arma alguna.
Por otro lado, según informaron a este diario Cirigliano y Romina Ávila, abogada de Andrea Scalenghe, madre de la víctima, también se encuentra probado que el arma que los tres gendarmes intentaron adjudicar a Scalzo nunca fue disparada y todavía no se sabe a quién, dónde ni cómo fue secuestrada. Ahora, los resultados del dermotest vienen a sumarse a estas pruebas para tirar por tierra la versión de los imputados.
Por su parte, Cirigliano también informó que dieron positivo las pruebas realizadas en las manos del gendarme Rocha, lo que reafirma el testimonio de los vecinos que aseguraban que fue él quien disparó las balas que asesinaron al joven. Rocha, imputado por "homicidio calificado", se encuentra actualmente en prisión preventiva, mientras que sus dos compañeros, imputados con la misma carátula, pagaron la fianza de cien mil pesos fijada por la jueza Alejandra Mercedes Allaud
y podrán continuar el proceso en libertad.
Aunque en las muestras tomadas de las manos de Ruiz y Pérez no se encontraron residuos de disparos, Cirigliano aseguró que "hay que esperar al informe balístico para ver si las vainas encontradas en la escena no coinciden con sus armas, ahí se va a terminar de confirmar si dispararon o no". En el lugar de los hechos se hallaron más de cuatro vainas y los testigos afirman que no solo hubo más detonaciones sino que los gendarmes también dispararon al aire para ahuyentar a los vecinos.
En este sentido, no se descarta la posibilidad de que los dos efectivos pudieran haberse limpiado las manos en las horas que transcurrieron entre el asesinato y la toma de las muestras. Por esta razón, se espera el informe detallado con los resultados de los peritajes balísticos, que estaría disponible el próximo 29 de junio, para ratificar o no los resultados del dermotest.
Otro de los puntos importantes que aún queda por resolver en la investigación es la responsabilidad del resto de los gendarmes que llegaron a la esquina de Alfonsina Storni y Pasaje Roldán para realizar un operativo de blindaje sobre el joven que se encontraba tirado en la calle y aún con signos vitales.
Durante los cincuenta minutos que transcurrieron entre los disparos y la llegada de la ambulancia, más de veinte efectivos conformaron un cordón que no permitió que Scalzo recibiera ayuda de sus vecinos y de su madre, quien denunció que incluso fue golpeada al intentar acercarse. A Scalenghe ni siquiera la dejaron subir a la ambulancia del SAME que trasladó a su hijo al Hospital Piñero, donde finalmente falleció.
Informe: Santiago Brunetto.