¿Cuando eras chico soñabas con ser investigador de la cultura gay? ¿Un sueño casi imposible no?
Yo siempre fui muy lector and siempre leí libros identificados “para adultos”, sufriendo algunas recriminaciones de los adultos de mi medio. Por ello, yo ne cuál podría haber ejercido una influencia determinante. Creo que. Si tengo que nombrar uno, es The Razor’s Edge (El filo de la navaja) de Somerset Maugham. No sabía qué estaba pasando ahí en concreto, pero sabía que la relación entre dos hombres allí descripta no se justaba a lo que me estaban enseñando en mi medio... Habría sido el primero de muchas fisuras que me llevaron cada vaz más al fondo de la literatura y, eventualmente, a la urgencia de estudiarla sistemáticamente como estudiante y luego de analizarla sistemátiamente como crítico profesor.
¿Qué relación encontras entre el sexo y la literatura?
Toda, no solamente porque el sexo es uno de aquellos fenómenos determinantes de la vida humana y, por ende, de una producción cultural sobre la vida: habría dicho lo mismo si me hubieras preguntado qué relación encuentro entre la comida y la literatura o el dinero y la literatura. Pero también por otra razón: nuestras sociedades están obsesionadas por el sexo, probablemente porque lo venden con una mano y lo circunscriben con la otra. Hay en todos nuestros sectores—la familia, la religión, la instrucción, el trabajo y la cultura en general—una verdadera obsesión por el sexo, un delirio sexual, que lucha por afirmar el sexo al mismo tiempo que lucha por circunscribirlo. Los conflictos profundos son inevitables. Y la producción cultural que vuelve una y otra vez sobre el sexo es inevitable.
¿Qué te llevó a realizar los estudios queer?
Porque entendí desde muy joven la incoherencia del heterosexismo obligatorio y la violencia del patriarcado que lo defiende e impone a garrotazo limpio.
¿Se puede habar de una literatura de género (LGBTI)?
Sí, aunque te podría dar sus características determinantes: dicha literatura es, primero que nada, aquélla que se auto-define como tal. De más está decir que podemos identificar una temática abanderada, pero no se trata de la literatura más interesante. La literatura más interesante tendría que ser queer porque un escritor inteligente y sus lectores inteligentes no pueden menos que cuestionar el heterosexismo y adláteres (sexismo, racismo, clasismo y todos los fenómenos que defiende el heterosexismo porque su estrambótico discurso del poder se sustenta, se nutre de ellos).
¿Tiene peso por sí sola? ¿O mejor sería hablar de temática queer?
No entiendo la pregunta. La literatura tiene peso por sí sola. Ahora, ningún texto es del todo coherente, por lo cual hay que ver sus fallas, sus brechas, sus fisuras. La incoherencia del heteroseximo cae por su propio peso, pero a veces eso pasa también con mal logrados intentos de cuestionarlo. (Ojo: heterosexismo, no heterosexualidad, que la heterosexualidad es una opción legítima como cualquier otra).
¿Cómo ves a la literatura, de género LGBTIQ, de acá a unos cuarenta años?
Hablemos de la literatura, no de una determinada temática. Los temas van y vienen, según las circunstancias. El cuestionamiento sobre lo que es raigal en la experiencia humana permanece. A mí me aburre, francamente, hablar de una literatura gay, etc. Me gusta hablar de la aplicación de una óptica queer (como me gusta hablar de la aplicación de una óptica feminista, marxista, post-colonial, posmoderna y demás) a toda la producción cultural. Me interesa menos leer el último éxito de la literatura gay de kiosco que volver sobre los textos canónicos y hacerles una lectura queer. Hagamos una lectura queer de Borges, de Cervantes, de la Biblia.
¿Pensas hay un público lgbt que entiende mejor la literatuira queer?
Bueh... No sé cómo definimos “entender” y si habría que pensar en un estudio sociológico de la lectura. Además no sé cuál es el alcance pragmático de “nos” en tu pregunta. La literatura es una forma de entenderlo al otro, de entendernos a nosotros. Solo insistiría en que los mejores escritores, lectores, críticos son queer porque ninguna persona de calidad intelectual, moral, espiritual podría subscribir las incoherencias del heterosexismo y su sangriento ejercicio del poder sobre el otro.
¿Podrías reconocer alguna finalidad (activismo) detrás de tu trabajo de investigador?
Mi intención fundamental es colaborar con la formación de seres humanos interesados en un mundo justo y derecho. Un famoso profesor norteamericano, Cleanth Brooks, innovador en la enseñanza de la literatura como fenómeno de raigambre ético-moral, decía que “la literatura es instrucción para vivir”. No sé si podemos cambiar el mundo (lo dudo), pero podemos concientizar a la gente sobre él, lo cual no es poca cosa, dada la empedernida ignorancia del ser humano.
Didier Eribon (el ensayo sobre las Reflexiones sobre la cuestión gay) trabaja, básicamente, la concepción de la infancia y de cómo influye la injuria y cómo estamos marcados por el lenguaje. ¿Qué pensas de la conclusión a la que arriba (que no está muy lejas de la concepción lacaniana del lenguaje y la determinación sexual en la infancia)?
En el fondo, estaría de acuerdo con él, pero lo queer (y estoy plenamente consciente de que estoy cambiando las bases aquí) viene de muchas fuentes, no solamente de nuestra formación en la infancia y la ley del lenguaje. Todos somos jodidos por la infancia (nadie tiene una infancia feliz) y todos sobre encarcelados por nuestro idioma nativo y por el lenguaje en sí. Pero yo, personalmente, subscribo la propuesta feminista de Kirsteva: lo poético puede subvertir lo simbólico patriarcal. Además, me agito menos tratar de entender por qué uno es o no es gay, tiene o no tiene una conciencia queer: uno es lo que es y partamos de ahí para ver qué es lo que uno hace con lo que es. Lo que es más: hablar de un gen gay o de una endriconología gay o de un ambiente familial que produce lo gay etc., etc. es, en seguida, legitimar el trabajo eugénico para lograr, mediante la ingeniería social y médico, la superación del elemento o de los elementos juzgados como determinantes: abortemos a los fetos portadores de tal y cual gen y no habrá más gays…
¿Cuál fue tu último trabajo de investigación y a qué conclusiones llegaste?
Mi último trabajo de investigación, que será publicado en 2014 por la editorial de la University de Texas, es un libro sobre fotografía y género en América Latina, en el cual examino como el género se construye y se analiza en el trabajo de algunos de los fotógrafos más interesantes de los dos país. Lamentablemente, algún que otro fotógrafo encontró “demasiado” interesante lo que vi, interpretativamente, en sus imágenes y me prohibieron la reproducción de sus fotos. Bueno, todo está ahora en Internet y era solo cuestión de remitir al lector, no a la página impresa del al lado con la foto, sino al sitio en la Internet donde la misma puede verse, para que el lector juzgue por su propia cuenta.
¿Qué pregunta e hipótesis tenés en estos tiempos, en relación al tema gay-trans, etc, después del casamiento igualitario en la Argentina y la aprobación de la ley de género. Hay autores que añoran los tiempos de no visibilidad y del goce en lo oculto, el peligro. Después de tus estudios, ¿qué es lo que te gustaría investigar ahora?
Yo creo que todo el mundo tiene el derecho de hacer con su cuerpo lo que se le antoje, por lo cual apoyo el matrimonio gay, como apoyo el matrimonio heterosexual, y apoyo los trans como apoyo cualquier otra conducta, siempre que no incida en la violencia heterosexista. Pero estas son luchas puntuales de unos momentos y de unos lugares determinados. Vuelo a reiterar que lo que quiero que permanezca de “estos tiempos” es el respeto por y la dignidad de el Otro, la promoción de sociedades múltiples, diversas, contradictorias y, en una palabra, humanamente fascinantes. Y, por supuesto, la producción de la cultura que acompañe todo esto. Sin ella yo no tendrá otra manera de ganarme la vida.