El vicejefe del gobierno porteño, Diego Santilli, pudo ver con sus propios ojos un croquis, fotos y partes de inteligencia que muestran cómo integrantes de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) lo espiaban de manera ilegal durante el gobierno de Mauricio Macri, con el que estaba alineado.
El material se lo mostró el juez Federico Villena con un cuadro que ilustra que lo seguían desde mediados de 2018, y que las tareas de inteligencia continuaron cuando quedó a cargo del Ministerio de Seguridad porteño. Las carpetas de los espías llamaban “Objetivo Pibe” a la operación para vigilarlo.
Santilli pidió constituirse como querellante, igual que el jefe de gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta. Cerca suyo lo describen furioso. “La práctica de escuchar ilegalmente a las personas es un atentado contra el más básico de los derechos, la privacidad --expresó en un comunicado--. La función de la AFI es proteger a nuestro país y protegernos a nosotros, no vulnerarnos.”
“Cuando me enteré de que había sido víctima de escuchas ilegales me generó una sensación de mucha tristeza y decepción. No sólo por verme implicado en primera persona, sino porque evidencia la precariedad del sistema y cómo se emplean recursos y tiempo sin sentido, cuando debemos ocuparnos de asuntos que sí hacen la diferencia y nos permitirían desarrollarnos como país”, agregó Santilli.
Como si faltara algo para confirmar que el espionaje hacía pie en la Casa Rosada, en el cuadro que le exhibieron y en las pruebas que le mostraron, vuelve a aparecer el nombre de Susana Martinengo, la exfuncionaria del área presidencia del gobierno de Macri que ostentaba el cargo de Directora de Documentación, y que públicamente decía que ella hacía todo lo que le decía el expresidente.
Parte de la prueba sobre los seguimientos a Santilli fue encontrada en el celular del espía y expolicía porteño Leandro Araque, quien increíblemente había sido reasignado a la Policía de la Ciudad el 19 de diciembre último (a la División Operaciones Comisaría Vecinal 1E) después de haber estado comisionado a la AFI durante la presidencia de Macri.
Al vicejefe de gobierno porteño, el juez Villena le mostró siete fotos: algunas entrando o saliendo de su domicilio y otra, insólita, en la que el espía que lo seguía se sacó con él. El ex agente Emiliano Matta -–que esta semana faltó a su cita en la Comisión Bicameral que fiscaliza a los organismos de inteligencia-- se chocó con él frente a frente y, tal vez para disimular o para dar fe de que lo seguía, le pidió a un vecino que los fotografiara. La imagen estaba en el grupo de WhatsApp “Super Mario Bros”. También lo contó un agente y expolicía que sí declaró en la Bicameral, Jorge “el Turco” Sáez. “Se saca una foto el agente orgánico con Santilli. Un trapo, un trapo”, relató. También Sáez relató que Alan Ruiz, exjefe de Operaciones, decía: “Hay que seguirlo a Santilli porque Santilli es un narcotraficante”.
Alguno de esos audios Santilli los pudo escuchar en el juzgado. Hubo otros que le causaron estupor, donde los espías amagaban con robarle: “Lo vamos a pelar como a una papa”, decían los agentes. Los informes de inteligencia que vio parecían bastante precarios. Tenían descripciones elementales, del estilo “salió de su casa, entró a su casa”, o identificaban el auto al que subía. Le sacaban fotos con vecinos de la Comuna 15 y el reporte decía: “reunión con asesores”.
Cuando Araque habló ante la Bicameral, dijo que Martinengo conocía los seguimientos a Santilli y que si bien se argumentaba que lo seguían por supuesto enriquecimiento, en realidad era porque Macri desconfiaba de él y le atribuía una cercanía a Hugo Moyano. También señaló a Martín Terra, exmarido de la actual esposa de Santilli, Analía Maiorana, sobre quien también había observaciones. Terra trabajaba en la AFI y tiene una amistad con su extitular Gustavo Arribas. Araque también había mencionado el espionaje a otros hombre del PRO, como Nicolás Massot y Emilio Monzó, que podrían presentarse este viernes en el juzgado.
Facundo Melo, otro de los espías implicados, también había hablado del espionaje a Santilli en el Congreso, con un dato adicional: contó que lo había ido a alertar mientras lo seguían por sugerencia e intermedio del abogado Daniel Llermanos. A Melo lo echaron de la AFI.
Después de dos horas de mirar el material con su abogado, Adrián Maloneay, el Colorado, como le dicen a Santilli, pidió ser querellante. “No solo lo hice por mi familia --dijo--, sino por el país en el que vivo.”