Las imágenes de la "nueva normalidad" en tiempos de coronavirus parecen sacadas de alguna realidad surrealista. Músicos que tocan frente a un auditorio de plantas, maniquíes con barbijos que se cuelan entre los espectadores, asientos diseñados especialmente para mantener la distancia social y alcohol y desinfección a cada paso, son sólo algunas de las aristas que conforman la nueva dimensión. A este escenario global, se sumó el auto circo, una experiencia argentina que tuvo lugar en la localidad de Merlo (San Luis) y que ahora integra la larga lista de lo inimaginable tan sólo unos meses atrás. Sin dudas, el teatro se constituyó como uno de los sectores más golpeados por las medidas de aislamiento. Sin embargo, no es mucho lo que se escucha sobre los artistas del circo, uno de los sectores vulnerables, invisibilizados y poco reconocidos por las políticas culturales del país.
“El circo no sólo en el presente está afectado, sino que viene muy golpeado desde hace muchos años. Necesitamos ser reconocidos por la cultura y tener nuestro lugar”, reclama Fabián López, director de Circo XXI.
A los integrantes de la compañía que dirige, la pandemia los encontró trabajando en Merlo. En medio de una gira que quedó trunca tras la medida de aislamiento social preventivo y obligatorio decretada por el gobierno nacional, los circenses tuvieron que encontrar una nueva forma de subsistir en tiempos de pandemia. Así fue que, el 19 de mayo, llevaron a cabo la primera experiencia escénica del país desde que se decretó la suspensión de la actividad teatral.
Con la ayuda del pueblo de Merlo, que los contuvo y asistió durante la cuarentena, y bajo un protocolo de seguridad avalado por el comité de crisis y el intendente, los artistas de Circo XXI se embarcaron en una nueva aventura sobre la que hacen equilibrio hasta el día de hoy: frente a espectadores ubicados en sus propios vehículos, con las sierras como telón de fondo y con bocinazos en vez de aplausos. “Cambiamos el aplauso por el bocinazo. Fue muy emotivo sentir el calor de la gente a través de sus bocinas", expresó López.
- ¿En qué consiste y cómo definirían esta nueva experiencia?
- El espectáculo consiste en un show de circo tradicional, con acrobacia, equilibrio en monociclo, salto en soga, mucho humor, pero con el sistema de que cada una de las familias viene con su auto. Hay una radio que nos apoya con un sistema de FM, donde la gente no sólo tiene la posibilidad del sonido externo sino también de sintonizarlo a través de la radio para escuchar dentro de su auto. Y obviamente los autos tienen un distanciamiento de un metro y medio. Es un espectáculo que armó el Bicho Gómez y que tiene una puesta en escena un poco más teatral que la del circo tradicional. Tratamos de hacer un trabajo muy ágil, rápido y divertido. Igualmente, nosotros no queremos seguir con el auto circo de por vida. Es una manera de sobrevivir a esta pandemia, pero ojalá que podamos volver con nuestra carpa y con lo que nosotros conocemos del circo en su formato.
- ¿Cómo están subsistiendo hoy en día?
- Estamos tratando de sobrevivir haciendo distintos trabajos. Algunos venden copos de nieve, garrapiñadas, lo que solemos vender dentro del circo. No es fácil, estamos pasando una situación inimaginable y atravesando uno de los momentos más difíciles desde que yo tengo uso de razón.
- ¿Cómo imaginan una vuelta a la “normalidad” de los espectáculos circenses?
- Ojalá que podamos volver pronto. Vamos a tener que trabajar con entradas muy accesibles y económicas, pero creo que cuando se abran todos los eventos, ya sea fútbol, circo, teatro, cine, o lo que sea, la gente va a concurrir porque está con ganas de salir, distraerse y divertirse. Ojalá que todo esto pase y que la gente reconozca el trabajo y el esfuerzo que cada uno de los artistas del circo está haciendo con su actividad. Esperemos que podamos volver a la normalidad. Aquí estaremos para seguir dando pelea.