Nuevas condiciones de restricción regirán en el AMBA desde el 1 al 17 de julio. La ventaja geográfica para la pandemia todavía persiste porque, aunque en el presente América constituya la región más afectada por la dispersión del Sars CoV-2, es posible tomar nota de los aciertos y los errores de las estrategias sanitarias del otro lado del Atlántico para avanzar en una u otra línea con una dosis de mayor seguridad. Ahora bien, ¿cómo hicieron los gobiernos europeos para que sus curvas de contagio disminuyan tanto? ¿De qué manera frenaron la progresión de casos? “Esencialmente hicieron lo que se hizo en todas partes del mundo: comenzaron con cuarentenas muy estrictas después de explosiones tremendas de infectados y muertos al principio. De hecho, fue la salida que hallaron varias naciones al mismo tiempo; así actuó España pero también Francia e Italia. El objetivo era frenar la progresión de casos y lo lograron rápidamente. Sus curvas se habían aplanado y tenían una situación relativamente buena, hasta hace unos días que todo parece complicarse nuevamente. Hace dos semanas iniciaron con reaperturas, empezaron a liberar varios rubros y ahora emerge la posibilidad de una segunda ola”, explica Mario Lozano, virólogo molecular del Conicet y ex rector de la Universidad Nacional de Quilmes.
“Esta es una epidemia muy distinta al resto de la que tenemos recuerdo o de las que hemos estudiado. Un desafío permanente a la comprensión. Pareciera haber una porción de la población que está expuesta al contagio (los que viajan en transporte público, los que trabajan en oficinas pequeñas y sin ventilación) y en naciones como Italia y España se contagió de manera muy feroz y repentina. Si se observan las curvas, se puede advertir que en esas regiones crece de manera brutal al inicio. De manera que cuando los gobiernos decretaron sus aislamientos muchas de las personas que se confinaron en sus casas estaban enfermas y se recuperaron aisladas sin siquiera saberlo”, argumenta Ernesto Resnik, biólogo molecular y biotecnólogo argentino que reside en EEUU.
Otro argumento es el siguiente: la sensación de temor colectivo y alarma que generaron en buena parte de la población las escenas del terror en medio de las calles y a plena luz del día. “Una explicación que dan muchos epidemiólogos es que en esos lugares, sigamos con los ejemplos de España e Italia, la gente se asustó en serio. No hicieron excepciones de ningún tipo, es decir, cuando se decretó el confinamiento fue confinamiento a rajatabla. Ello se observa de manera contundente en algunos cuadros de movilidad reducida que todavía persisten. Para Argentina pueden ser muy positivas estas dos semanas de mayores restricciones”, señala Resnik. Incluso luego de haber transcurrido el pico y, aunque los gobiernos iniciaron con la reapertura de rubros, los cuidados permanecen impregnados en sus poblaciones. Sin embargo, el asunto no es tan sencillo porque el patógeno no se va.
Segunda ola, el mismo virus
Los rebrotes se definen por el surgimiento de casos en sitios en los que la pandemia había sido controlada. Esta semana, Hans Kluge, el director para Europa de la OMS aseguró que el continente registró “un aumento en el número de casos semanales por primera vez desde hace meses” y que “en once países la transmisión acelerada ha llevado a un resurgimiento muy significativo”. En efecto, si la expansión del presente podría volver a hacer colapsar los sistemas sanitarios lo recomendable es no bajar la guardia. Las causas de los nuevos aumentos no parecen ser iguales para todas las naciones. En Portugal, se identificaron decenas de personas que dieron covid positiva y luego se supo que los focos estaban vinculados con geriátricos y fiestas multitudinarias ilegales. En Alemania, una de las fábricas de carne más importantes debió cerrar al notificar nada menos que 650 nuevas infecciones.
La “segunda ola” no implica la aparición de un nuevo virus que se diferencia del primero, sino que es el mismo que encuentra nuevos canales de dispersión. Cuando se hacen estudios serológicos para analizar la prevalencia de infectados y la circulación del patógeno en estas sociedades, los expertos concluyen que los porcentajes de contagiados es muy baja en relación a la población total. “En España solo tuvo el virus un 5% de la población, en Francia el 4% y en Suecia, que tiene los porcentajes más altos, apenas el 7%. Ello indica, visto rápidamente, que el Sars CoV-2 todavía tiene –en promedio– un 95% de gente para infectar. De manera que lo que se denomina ‘segunda ola’ no es otra cosa que parte de la primera. Corresponde al mismo fenómeno”, expresa Lozano. Desde esta perspectiva lo comprende Resnik cuando apunta: “Lo que se está viendo en algunos lugares como Alemania es que la curva se puede disminuir bastante pero la situación no cambia, sino que eventualmente el virus puede volver. ¿Por qué? Porque en verdad nunca se fue. Tanto en Europa como en EEUU, los sitios que al comienzo de la pandemia no tuvieron ningún problema son los que están siendo más perjudicados. Salvo Suecia, el alumno testarudo de la clase que sigue cometiendo los mismos errores, los demás que van emergiendo como lugares complicados son nuevos”. Resnik se refiere a naciones del este europeo que no habían tenido inconvenientes y ahora comenzaron a estar complicadas, como Croacia, que hasta hace apenas unos días se abría al mundo como un destino turístico libre de virus. Algo similar ocurrió en EEUU: Texas, Florida y Arizona son los estados que presentan la realidad más oscura pese a no ser los lugares con mayores conflictos al comienzo.
Lo que en Europa –con cierto estilo, claro– llaman “cuarentena inteligente” guarda mucha relación con la estrategia que Argentina desempeñó a nivel local. “Las autoridades sanitarias europeas han promovido aperturas focalizadas para poner a funcionar la actividad económica en aquellos lugares en donde el virus circula menos. Le han puesto algún nombre interesante pero no es muy diferente de lo que hizo nuestro país con el esquema de fases permitiendo que cada provincia evalúe su situación y aumente las restricciones y las libertades en base a eso. En el presente, de hecho, hay muchas actividades comerciales, culturales y recreativas que están funcionando”, afirma Lozano. Algunas veces la perspectiva es estrecha: se cree, de manera errónea, que Argentina es el AMBA. “Desde los medios masivos de comunicación, pero también desde el sentido común, solemos ser porteñocéntricos o ‘ambacéntricos’ y solo vemos lo que ocurre acá. No obstante, un alto porcentaje del territorio argentino está en otra situación distinta a la nuestra. Eso también hay que tenerlo en cuenta cuando analizamos todo el cuadro de situación”, destaca Lozano.
En EEUU, Anthony Fauci –experto que lidera la estrategia nacional para combatir la pandemia– ha anunciado durante los últimos días un nuevo paradigma en materia de testeos. La estrategia por grupos (pooled testing) implica el diagnóstico de varias personas al mismo tiempo, esto es, en vez de testear de manera individual se incluyen diez o veinte registros en un solo tubo de ensayo con el propósito de identificar los casos asintomáticos en menos tiempo y a un menor costo. En Argentina, ya se encuentran trabajando en ello investigadores de la UBA (Facultad de Ciencias Exactas y Naturales) y de la Universidad Nacional de La Plata. Alemania y otras potencias Europeas hacen lo propio en la medida en que encuentran muchos beneficios en el abordaje. No obstante, Resnik ofrece sus reparos: “Si te da negativo es perfecto, todas las personas están sanas. Pero si da positivo, hay que buscar cuál de esos individuos que se hicieron el test es el infectado. Ello sirve cuando se tienen pocos casos y se espera encontrar más negativos que positivos. Si todavía existe mucha gente que no sabe dónde se contagió es más problemático porque las herramientas de las que se dispone tienden a limitarse”, narra.