Desde París
En un soplo de 24 horas el presidente Emmanuel Macron pasó del extremo centro al extremo verde. La ola ecologista que vino a refrescar a Francia al cabo de la segunda vuelta de las elecciones municipales llevó al jefe del Estado a cumplir con la promesa de reinventarse y lo hizo con un giro neto hacia la ecología. Es lícito reconocer que muy pocas veces en la historia política contemporánea una formación habrá perforado con tanta potencia el muro de la oferta política. Aliados con listas de izquierda y asociaciones de la sociedad civil, Europa Ecología los Verdes ganó la segunda y la tercera ciudad de Francia, Marsella y Lyon, se alzó con Burdeos, Estrasburgo y Tours al tiempo que fue una pieza clave de la reelección de la Intendenta de París, Anne Hidalgo, así como de otras conquistas de la izquierda.
En total, los verdes y las izquierdas ganaron 16 intendencias, de las cuales cuatro son grandes ciudades. Los ecologistas tienen ahora bajo su administración a más de dos millones de personas y con ello se dotan de una suerte de laboratorio político de cara al futuro. Hasta el domingo, la única gran ciudad que habían ganado en 2014 era Grenoble (150 mil habitantes). EL 28 de junio revalidaron la victoria y sumaron a todas las demás. Es más que una hazaña, es un nacimiento. Hay que señalar que Europa Ecología los verdes es una pequeñísima estructura, no cuenta con diputados en la Asamblea Nacional y apenas tiene cuatro empleados. Esos llamados “utopistas blandos” se convirtieron en una de las principales fuerzas de la oposición a la política del presidente Macron. Territorios, metrópolis, pueblitos, ciudades burguesas o zonas campesinas, voto popular, urbano, suburbano y campesino, los verdes y sus fuerzas adyacentes concretizan el más ansiado anhelo de cualquier acción política: tener un arraigo local y popular de varias dimensiones.
Emmanuel Macron sacó rápidamente las lecciones de una jornada electoral que le fue muy adversa, tanto por las ciudades que su partido La República en Marcha no ganó como por altísimo porcentaje de abstención (60%). Este lunes, el presidente se dirigió a los 150 miembros de la Convención Ciudadana para el Clima y les prometió una suerte de sobre milagroso de 15 mil millones de euros para ir adecuando la economía a los imperativos ecológicos. El momento del anuncio y los protagonistas no son una casualidad. Lo hace luego del salto inédito del ecologismo y ante un foro de 150 ciudadanos elegidos al azar mediante un sorteo que luego contaron con nueve meses para formular propuestas capaces reducir en un 40% los gases invernadero de aquí al año 2030. La convención presentó 149 medidas de las cuales Macron retuvo 146: quedaron afuera el descenso de la velocidad máxima en las autopistas de 130 a 110 kilómetros por hora, un impuesto del 4% aplicado a los dividendos de las empresas y la inclusión de la preservación del medio ambiente en el preámbulo de la Constitución. ” Iré hasta el final del contrato que nos liga”, dijo Macron ante los miembros de una Convención que el mismo convocó en 2019 como consecuencia de la crisis de los chalecos amarillos. De hecho, todo lo que está ahora sobre la mesa es una ramificación de esa gran crisis fundada en el rechazo de una parte de Francia a pagar sola la transición ecológica. Los chalecos amarillos irrumpieron en 2018 cuando empezaron a ocupar las rotondas del país y se negaron a que el precio del gasoil se equiparara con la nafta común. De allí se fue gestando una corriente de ideas e iniciativas para mejorar la democracia, achicar el foso entre el poder y los ciudadanos e impulsar el principio de una suerte de democracia deliberativa. La Convención Ciudadana para el Clima es la aplicación más acabada de esas ideas.
Macron adelantó que el gobierno y el Parlamento iban a traducir muy pronto en leyes y reglamentaciones las 146 medidas. También se comprometió a negociar con la Unión Europea las propuestas que escapan al contorno nacional. En este contexto mencionó el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur y recordó que lo había interrumpido. El presidente evocó la realización de un referéndum para que se incluyan en el artículo primero de la Constitución los términos “biodiversidad, medio ambiente y lucha contra el calentamiento climático”. Por último, Emmanuel Macron, sin comprometerse cabalmente, aceptó la noción de inscribir el “Ecocidio” en el derecho internacional. ”Creo que es una noción extremadamente estructurante para la protección de los ecosistemas, la defensa de la ecología y la biodiversidad”, declaró.
Queda por ver cómo un poder de centro liberal le va a hacer un lugar a un contenido político verde radicalmente opuesto a todo lo que promociona el liberalismo, empezando por el crecimiento continuo como promotor del desarrollo. Por el momento, Macron se sirvió de la victoria de sus adversarios para saltar por encima de su propia derrota. El hecho mayor es, sin lugar a dudas, el amplísimo triunfo de los verdes y la izquierda y las opciones de recomposición política que ello conlleva. Yannick Jadot, diputado verde y una de las figuras más sólidas del ecologismo, decía el lunes : "es un giro político para nuestro país. El paisaje se recompone en torno a la ecología, a un proyecto rico. Esto es una reacción a la impotencia y a las no decisiones del gobierno a propósito de las cuestiones ecológicas y sociales y de la verticalidad de su poder”. Jérôme Fourquet, director del departamento opinión de la consultora IFOP, ha analizado esta elección bajo la doble lupa del confinamiento y las opciones que elaboró la sociedad: “el modelo con el que se leyó la epidemia fue la ecología, con muchos cuestionamientos sobre nuestros modos de vida y de consumo, los cuales ponen bajo pruebas muy exigentes a nuestros ecosistemas. El confinamiento ha sido un acelerador. La gente pide cosas locales, y un descenso del consumo frenético. Este periodo reforzó los temas de EELV”. Tercera fuerza política luego de las últimas elecciones europeas, Europa Ecología los verdes ha sido la propuesta política mayoritaria de la post pandemia. La ecología redistribuyó todas las cartas políticas, tanto a la izquierda como a la derecha: supo derrotar a la derecha, al centro, a la extrema derecha y, en ciertas regiones, a los socialistas, también aliados en otras.
En torno a los temas ecológicos se recompuso la misma izquierda, la cual, aliada con los verdes, ascendió al poder municipal de alto nivel. Y hasta Macron se pasó al ecoliberalismo. Es la comedia del poder y su conquista. Lo más duradero y noble ha sido la capacidad de una sociedad para reformular la forma en que se puede vivir sin llamar siempre a tomar el timón a los mismos capitanes destructores.