El ambiente del tenis sostuvo, a menudo, que Guillermo Vilas nunca había recibido un reconocimiento acorde a su figura en la historia. Una falla en el tiempo que, décadas después, comenzó a ser saldada. Y este martes hubo un paso más: el hombre que popularizó el deporte de la raqueta en la Argentina, y lo acercó a cada rincón del país, fue distinguido de por vida por parte de la Asociación Argentina de Tenis: será capitán honorario de Copa Davis y embajador mundial del tenis argentino.
El recorrido para aprobar el homenaje a Vilas comenzó casi dos años atrás, en julio de 2018, cuando el periodista Eduardo Puppo presentó un proyecto para destacar al mejor tenista de la historia del país, una iniciativa que fue aprobada de inmediato por el Consejo Directivo de la AAT. Ante la imposibilidad por concretar un acto presencial, debido a la incertidumbre por el brote de coronavirus, la AAT decidió hacer públicos los nombramientos de forma simbólica y a la distancia, dado que Vilas está radicado en Mónaco desde hace tres años.
Puppo debió viajar al Principado por cuestiones personales y la AAT aprovechó para hacerle llegar a Vilas los presentes pertinentes. El padre del tenis argentino recibió la campera oficial del equipo de Copa Davis, con su número histórico de representación y año del debut -Nº 22 / 1970-, y el diploma del Salón de la Fama como Embajador y Capitán Honorario.
“Lo acepto y lo agradezco, no importa si llega tarde o temprano en mi vida, lo que importa es que se acuerden. Siempre traté de comportarme bien mientras representaba al país, tanto con lo mío como en la Copa Davis, una competencia que amé”, expresó emocionado Vilas, de 67 años, quien conquistó en su carrera 62 títulos, con cuatro de Grand Slam: Roland Garros y el US Open en 1977; y Australia en 1978 y 1979.
El Poeta, un emblema nacional de la Copa Davis, también manifestó que el homenaje no es sólo emblemático: “No son las ironías del destino, para mí es más que simbólico y lo valoro por el respeto con el que me otorgan estas distinciones”.
Agustín Calleri, ex 16º del mundo y actual presidente de la AAT, no tuvo reparos en elogiar a Vilas: “Conocemos la importancia de este tipo de reconocimientos y consideramos un honor que, a pesar de que no pudo ocupar estos lugares en su momento, podamos valorar a Guillermo de la manera en que merece”.
Además de la brillante carrera que construyó como jugador del circuito, Vilas es sinónimo de Copa Davis para la Argentina, un país en el que la ensaladera siempre representó casi una cuestión de estado. El marplatense ostenta varias marcas con la camiseta albiceleste: tiene mayor cantidad de triunfos globales (récord: 57-24), cuenta con el mayor número de victorias en singles (45-10), y es el jugador más joven en debutar en el equipo (17 años y 215 días), el que más años compitió por el país (14) y el que estuvo en más series (29).
Además, como si fuera poco, el zurdo conformó con José Luis Clerc la dupla que alcanzó la primera final mundial de la Argentina: fue en Cincinnati ante los Estados Unidos de John McEnroe, Peter Fleming y Roscoe Tanner. Aquel equipo, dirigido por Carlos Junquet, cayó 3-1 pese a que estuvo muy cerca de acariciar la gloria.
Si bien Vilas se erigió como la figura más representativa del tenis argentino a lo largo de los años, nunca pudo ser capitán del equipo nacional. Sí tuvo, en cambio, una breve experiencia como director deportivo entre los años 1993 y 1995, un cargo que generó controversias internas desde la primera eliminatoria. El marplatense fue nombrado en 1993, durante la capitanía de Francisco Mastelli, y ese mismo año viajó a Roland Garros para seguir de cerca a los jugadores de aquel momento -los singlistas eran Alberto Mancini y Guillermo Pérez Roldán. La imagen de Vilas, como era de esperarse, opacaba a todos, incluido al capitán.
El resultado de la primera serie no fue positivo: pese a ser amplio favorito, el conjunto argentino perdió 4-1 con Hungría en Budapest, sobre polvo de ladrillo al aire libre, en una serie por la reclasificación del Grupo Mundial. Más allá de aquella derrota, Vilas siguió con la capitanía de Ricardo Rivera y se mantuvo hasta después del triunfo ante Chile, en 1995, en el Buenos Aires Lawn Tennis.
El zurdo no llegó a ser capitán ni siquiera después, con la irrupción de La legión y las andanzas de la Argentina en instancias finales. Hoy, décadas más tarde, recibe un homenaje indeleble y luego de años inmerso en otra gran lucha: de la mano de Puppo y tras una exhaustiva investigación de más de trece años, el marplatense reclama justicia en la ATP por ser reconocido como número uno del mundo. El argumento del periodista es que Vilas debería ser certificado como el líder del ranking durante siete semanas, cinco en 1975 y dos en 1976, momentos en que la ATP no publicó las actualizaciones del ranking y el argentino estuvo por encima del estadounidense Jimmy Connors. Una pelea que incluso llegará a la pantalla de Netflix.
Por estos tiempos, sin embargo, es muy gratificante para Vilas convertirse en el capitán honorario del equipo de Copa Davis, justo tres meses después de que se cumplieran nada menos que 50 años de su debut oficial con la camiseta celeste y blanca. Fue embajador en la cancha y ahora lo será fuera de ella.