Vivir libremente, hablar la propia lengua, cantar sus canciones, organizarse en Casas de las Mujeres y debatir los problemas comunes en asamblea. Construir sus propias escuelas y hospitales. Son algunos de los principios del confederalismo democrático, al que se conoce también como la revolución de las mujeres kurdas. Un nuevo ataque del régimen turco de Recep Erdogan se despliega en la región que ocupa zonas de Iran, Irak, Siria y Turquía. Los objetivos militares son los lugares donde se viven nuevas formas de organización social basadas en la emancipación de las mujeres para derribar toda opresión, una premisa del Partido de los Trabajadores de Kurdistan, cuyo líder Abdullah Öcalan está preso desde 1999 en Turquía. 

Hubo ataques aéreos sobre Kurdistán del sur, en el norte de Irak. “Estamos hablando de una docena de aviones de guerra que el 15 de junio han atacado simultáneamente el área de Shengal, tierra ancestral de la comunidad yazidí y el campo de refugiados de guerra de Makhmur, donde hay más de 12.000 habitantes”, contó Alessia Dro, del Movimiento de Mujeres de Kurdistán en América Latina. “Las bombas afectaron a civiles, a niños, a mujeres, a los hospitales”, reforzó Alessia.

¿Cuál es la historia de ese campo de refugiados? Hace apenas cinco años se liberaron del Estado Islámico, que atacó, esclavizó y mató a mujeres, y a toda la población civil. Las mujeres kurdas tienen clara la relación de esa organización con Turquía. “Cada vez que el estado islámico no logró ganarle a la defensa popular auto-organizada de la gente --porque no estamos hablando de combatientes profesionales ni de un ejército, estamos hablando de un pueblo de refugiados que ha defendido el área donde vivió--, atrás va el estado turco a seguir la tarea, con la misma voluntad de eliminación. Es importante ver que el Isis (Estado Islámico) es el brazo armado de Turquía”, subraya Alessia.

Virginia Benedetto es la única reportera gráfica argentina que pudo llegar a las tierras revolucionadas por las kurdas. Su gran pregunta –y su bronca—es por qué estos bombardeos no generan la indignación internacional que merecen, y que provocarían si ocurrieran en Europa. “Son ataques contra un pueblo que quiere vivir libremente, tener su autonomía, cantar sus canciones, hablar su idioma, que a sus niños no les caiga la bomba mientras están en la escuela, que no les bombardeen el hospital. Porque si no luchan, les espera la esclavitud. Y ese pueblo ha padecido muchísimos genocidios. El pueblo kurdo ha tenido otros levantamientos, que siempre fueron sofocados con masacres, pero este último levantamiento iniciado en 1978 no lo han podido sofocar, entonces desde Turquía tienen una política de opresión continua”, plantea Benedetto sobre la agresión que sufre esa revolución.

Otro ataque fue en una zona emblemática. “Turquía está intentando obtener el permiso para atacar y ocupar Kobane, que es la ciudad donde el Isis fue derrocado por primera vez por la brigada popular de Autodefensa de Mujeres y es en sí mismo el símbolo de la Revolución de Mujeres de Rojava”, alerta Alessia y le da un contexto geopolítico a lo que considera una vía libre internacional para la agresión. “Rusia dio permiso de invasión a Turquía y al mismo tiempo las tropas estadounidenses que hicieron, sin cumplir, un último acuerdo diplomático garante de la paz, dejaron las áreas que tenían que proteger y días después de esta ausencia tuvimos noticias de la invasión de Venezuela a través de Colombia. Entonces, Estados Unidos retiró las tropas desde el norte de Siria para iniciar otros proyectos hegemónicos, en este caso en América Latina. Nada tiene que ver con la garantía de la paz. Estados Unidos y Turquía tienen un acuerdo, igual que Turquía y Rusia”.

La técnica utilizada por Turquía en Rojava es asesinar con drones a personas seleccionadas como objetivos. El 23 de junio pasado, el estado turco cometió tres crímenes. Zehra Berkel, miembra destacada de la organización de mujeres Kongra Star de la región del Eufrates, Hebûn Mele Xelîl y Amina Waysî, mujeres igualmente comprometidas en el movimiento de mujeres en el norte y este de Siria, asesinadas en un bombardeo de aviones turcos no tripulados en la aldea de Halinja, cerca de Kobane. Además, en Besre, en Deir Ezzor, se realizó un brutal ataque a la Casa de las Mujeres. “Creo que más allá de la dinámica patriarcal interestatal que Turquía va llevando adelante, es muy claro el ataque a las mujeres. Zehra es una compañera que impulsó la reconstrucción después de la invasión de Isis en Kobane, después de la histórica liberación de la ciudad por el pueblo kurdo, árabe, armenio, que logró derrotar al Isis en esta área, Zhera fue la encargada de construir la ciudad desde una perspectiva de mujeres, descentralizando el área comercial, haciendo grandes espacios circulares, y parques desde una dimensión ecológica, fue una de las personas que lideró este proceso”, rescata Alessia.

Acuerdos de Turquía con Iran, Estados Unidos y Rusia son el principal escollo para la autodeterminación del pueblo kurdo. “Cuatro días antes del ataque, el estado turco ha ido directamente a Irak para generar un diálogo. Intentan, con su presión diplomática, legitimar su intento de invasión al norte de Siria diciendo que ahí hay grupos terroristas. En este sentido, las mujeres que van luchando contra la dimensión patriarcal de los estados, son objetivos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) y de los estados que van apoyando a Turquía, pero sabemos también que frente a todo eso, están llevando adelante una resistencia extremadamente fuerte”, subraya Alessia.

La estrategia del Movimiento de Mujeres de Kurdistan es “llevar adelante otro tipo de solidaridad internacionalista basada en luchar juntos en un sentir pensar. Estamos viendo que hay una guerra de los estados naciones contra la autodeterminación de los pueblos”.

¿Qué se puede hacer para rechazar la muerte de miles de personas en Kurdistan? La solidaridad internacionalista va más allá de la firma de un petitorio, y se puede leer día a día la actualidad de esa lucha en http://kurdistanamericalatina.org/

Por otro lado, Alessia pide a quienes viven en Argentina que no compren productos provenientes de Turquía. “Es importante saber que quien viaja a Turquía de vacaciones o quien compra productos turcos en Argentina está financiando una de las más feroces dictaduras de nuestro siglo, homofóbica y fundamentalista de Erdogan”.

Así, Alessia convoca a “apoyar la resistencia histórica de los pueblos y de las mujeres que en medio del caos han construido un sistema alternativo a la realidad capitalista y patriarcal. Esta es la respuesta que el movimiento de las mujeres kurdas está dando, saber que desde siempre la libertad de las mujeres constituye la antítesis histórica a la explotación y a la guerra. En ese sentido necesitamos como mujeres en todo el mundo, no sólo oponernos denunciando sino también unir nuestra lucha y ampliar el espacio de libertad que podemos juntas construir”. La activista del Movimiento de Mujeres de Kurdistan en América Latina retoma la frase de una de las fundadoras, Sakine Cansız, quien afirmó: “La libertad no es algo que ha soñado o que has anhelado, es algo que en verdad se puede construir cada día junto con otras y otros”. Así lo están haciendo, con libertad religiosa, con asambleas y democracia radical, en Kurdistan. Aunque se pueda pensar que queda lejos, no es así: la autodeterminación de los pueblos de Medio Oriente mejora el mundo aquí y ahora.