La potencia enigmática de la ficción consiste en anticipar sucesos o personajes, como si habitara el reverso del futuro. Stephen King publica por ebook La sangre manda (traducción del original If It Bleeds, Plaza & Janes), cuatro novelas cortas sobre las fuerzas ocultas que acechan, que estará disponible en papel a partir del 1° de agosto. El escritor imaginó a fines de los años '70 a Greg Stillson, un magnate inmobiliario que inicia su campaña a senador por fuera de las estructuras republicana y demócrata. También por esos años, en otra novela, se desata una epidemia que provoca la muerte de la mayor parte de la población estadounidense y mundial.

“Soy estadounidense, soy un animal político, y Trump me indigna. Es que estoy indignado por lo estúpido que es. Pero eso no es su culpa. Él es lo que es. Lo que realmente más me indigna es su pereza. Hay muchas cosas reales en las tiras cómicas ‘Un genio muy estable’ sobre su incapacidad para ponerse a trabajar y leer los papeles. ¡Leer los papeles! Así es. Usted podría hacerlo mejor. Yo podría hacerlo mucho mejor. Porque tenemos un sentido de responsabilidad. Quiero decir, hemos tenido antes comandantes en jefe que eran estúpidos, Gerald Ford no era ninguna lumbrera. Pero, es que cuando mirás a Trump, no estoy ni siquiera seguro de que ese hombre lea muy bien. Sé que no escribe muy bien. Yo diría que alguien incapaz de leer y de escribir no puede pensar. Eso es lo que tenemos”, dice el “maestro del terror” en una entrevista con The New York Times.

¿Trump le recuerda a alguno de sus personajes? “A Greg Stillson”, menciona King a uno de los personajes de La zona muerta (1979), novela que tuvo una versión fílmica dirigida por David Cronenberg. “Greg Stillson es político, y dice en un momento: '¿Sabes qué? Cuando llegue a ser presidente, enviaremos nuestra basura al espacio exterior. No habrá más contaminación'. ¡Y la gente lo creyó! También le creyó a Trump cuando dijo que iba a construir un muro y que México lo pagaría, ¿no? La gente quiere respuestas simples. Quiere un hombre a caballo y Trump es ese tipo”, compara el autor de El resplandor y Carrie, que no dudó en afirmar que la presidencia de Trump es “más terrorífica” que cualquiera de sus novelas.

En cuanto a la pandemia de coronavirus, el escritor estadounidense confiesa que una cosa sorprendente es “lo rápido que cambian las cosas”. “¿Cuánto hace que la gente iba tranquilamente a las tiendas? Ir al mercado hoy y ver a todas esas personas con máscaras y guantes… Nos habla sobre la irrealidad. En Apocalipsis, todo sucede tan rápido que las carreteras se llenan de automóviles. Obviamente, eso no ha sucedido. Ha habido muy poco pánico. Lo que ha habido, lo sentís, lo siento, todos lo sienten, es un miedo leve pero constante en la gente. Si estornuda, si tose, el primer pensamiento que le viene a la mente es: ‘¿Tengo la enfermedad?’”.

King reconoció que sin la ficción podría haber terminado como el francotirador de la torre de la Universidad de Texas. En lo que respecta a sus lectores, tuvo problemas con los fanáticos perturbados. El libro Rabia (titulado en inglés Getting It On y luego Rage) fue retirado de circulación después de que se encontró en el casillero de un niño que cometió un tiroteo. Sobre aquel texto, cuenta que escribió el primer borrador cuando estaba en el último año de la secundaria. “Mucho de lo que hay allí era la olla a presión de la escuela secundaria. Sentís el impulso de decir: ‘¿Qué pasaría si pudieras cortar el nudo gordiano y llevar una pistola a la escuela y mantener a tus compañeros como rehenes?’. Nunca fue un guion incitando a cometer tiroteos masivos. Pero, aún así, después de un par de esos incidentes, te dices a ti mismo: ‘Esto es como dejar un arma cargada donde alguien con trastornos mentales puede agarrarla’. Así que es hora de ponerla bajo llave”.

Cuando en 2003 ganó el National Book Foundation en 2003, se debatió mucho sobre el mérito literario de King. “Cuando comencé, fui visto como un escritor de género, y eso es más o menos lo que era. Creo que parte de lo que sucedió fue que sobreviví a muchos de mis críticos realmente malos. Todavía recuerdo en The Village Voice que alguien hizo un largo artículo sobre mi escritura. Había una caricatura mía comiendo dinero que fluía de mi máquina de escribir. Pensé: ‘¡Oh, es tan desalentador cuando trabajás todo lo duro que puedes y ves algo así!’. Mantuve la boca cerrada. Mantuve la cabeza baja y seguí haciendo las mejores cosas que pude. Cuando mirás a algunas de las personas que trabajaron en el siglo XX, la idea de que yo sería parte de ese canon es ridícula. No me vas a poner con John Updike, y mucho menos con personas como Faulkner o Steinbeck. Tal vez Steinbeck un poco... He tratado de escribir con la mayor honestidad posible sobre personas y situaciones comunes. Pero creo que básicamente sobreviví a muchas de las malas críticas. No estaré para ver el veredicto final”, advierte King.