El juez Fabián Lorenzini debutó en el Poder Judicial hace apenas un año y medio, luego de haber sido abogado del Banco Nación durante más de una década y precisamente hasta su nominación para ocupar el juzgado civil y comercial de Reconquista. En ese lapso y hasta el final de su asesoría dictaminó sobre varios créditos del Banco en favor de la empresa Vicentin. Su Señoría --que incursionó también en el periodismo-- ha repuesto a los dueños de la empresa fallida en sus cargos desconociendo el decreto presidencial que los apartaba a la hora de designar a Guillermo Delgado como inteventor. 

Semanas después, sin plantearlo como una salida elegante, "el Plan Perotti" le habría permitido al juez sortear tal atolladero, pero su decisión fue desconocer esa alternativa, abrir "un incidente" en paralelo para ver si prospera el plan de rescate, pero nada que signifique menoscabar el poder de los hermanos Nardelli y/o la familia Padoan en el manejo de la empresa que vaciaron. En el gobierno provincial generó algún grado de sorpresa la tozudez del magistrado y no alcanzan a explicarse cómo alguien formado en el derecho, que obtuvo su título con buenas notas a los 22 años, no se percata que en la medida en que el DNU firmado por el presidente Alberto Fernández --determinando la intervención no sea rechazado por el parlamento nacional-- tiene fuerza de Ley. Eso es lo que interpretan en el fuero federal, lo cual posibilitaría más temprano que tarde la mudanza del litigio, entrando a "jugar" otras fuerzas de distinta naturaleza e intereses tan distantes de los de los acreedores que entregaron sus granos y tan lejos como está CABA de Reconquista.

 

Si ese fuera el desenlace --en lugar de reponer a los interventores y avanzar en el rescate de la compañía -- el juez podrá seguir pasando sus días en Reconquista, probablemente sin reproches callejeros, habiendo hecho lo que le convenía antes que lo que correspondía.