Apenas dos días en la vida en la vida de Marty McFly. Del 25 al 27 de octubre de 1985. Eso es lo que, según un calendario, dura la saga de Volver al futuro. Claro que el ping pong por el continuum espacio-tiempo expande la cuestión ficcional por casi tres semanas a lo largo de ciento treinta años. Y en el terreno de la realidad, el opus 4 de Robert Zemeckis aún sigue entre nosotros, proyectándose a 88 millas por hora. En definitiva, este viernes 3 de julio se cumplen 35 años del arribo de la película que se ha convertido en un zeitgeist chicloso e imperecedero. “Nunca nos imaginamos todo este fenómeno. Simplemente planeábamos las películas que queríamos ver”, asegura Bob Gale. El ideólogo, productor y coautor de la saga brindó una conferencia a raíz de este nuevo aniversario de la que participó Página/12.

El Big Bang de esta historia, como es bien sabido, se remonta a 1980 durante una visita a la casita de los viejos del realizador. El guionista se topó con el anuario escolar de su padre y se sorprendió al enterarse de que su progenitor había sido presidente de su curso de graduación. “Entonces recordé al presidente de mi clase, un idiota completo, y eso me hizo pensar. ¿Mi padre era uno de esos tipos rectos que nunca soporté? De haber ido juntos al colegio, ¿habríamos sido amigos o no habría tenido nada que ver con él?”, se preguntó Gale. Obviamente se lo comentó a Zemeckis (Bob Z como llaman los aficionados de la saga al director) con quien estaba a punto de estrenar Autos Usados. La dupla, cabe decir, venía de varios fiascos en términos comerciales aunque perfeccionándose en eso de hacer películas furiosamente entretenidas y que, bajo la máscara de lo superficial, indagaban sobre el american way of life. Sucedió con aquel largometraje protagonizado por Kurt Russell, al igual que la beatlemaníaca Días de locos, producida por Steven Spielberg, y con la sátira bélica 1941, escrita por ellos dos pero dirigida por el propio director de ET

El guion rebotó durante tres años y medio hasta llegar a Universal Pictures. “Algunos dicen que fueron cuarenta y cuatro rechazos, otros dicen cuarenta y dos, pero más de cuarenta rechazos tuvo seguro”, repasa Gale sobre las adversidades que se mantendrían durante el rodaje (como el CEO que se negaba a estrenarla con ese título y el famoso reemplazo en el protagónico por la falta de 1.21 gigawatts en la primera elección del casting). “No nos pasaba por la cabeza que fuera un hit, sólo queríamos que fuera redituable para seguir en el negocio. Principalmente nuestro target de audiencia se reducía a nosotros solos. Si había otros que pensaban igual entonces podíamos tener alguna chance”, recuerda el sujeto a quien Michael J. Fox describió como el guardián de la trilogía.

Cuando Volver al futuro finalmente llegó a las salas (su estreno en Argentina fue en diciembre de ese 1985), se convirtió en un fenómeno instantáneo. Esa combinación de ciencia ficción, análisis sociocultural y ebullición adolescente; el ensamblaje entre narrativa, dirección y tono (“más rápido, más gracioso”, era el lema del Zemeckis), su banda sonora y el hándicap del elenco. “Los planetas se alinearon”, dice el realizador. En definitiva, han pasado doce mil setecientos ochenta y cuatro días desde el estreno y la electricidad de Volver al futuro sigue intacta, renovable y más sana que el plutonio envasado. En los últimos tiempos, Gale estuvo metido de lleno en el musical que “expande el significado” de la saga aunque tras algunas pocas funciones debió ser pospuesto por la pandemia de la covid-19. “Esperamos volver en algún momento del año que viene. Si algo he aprendido de la historia es que cuando ves las cosas desde el mismísimo presente, muy posiblemente no sean exactamente así. La saga real de todo vamos a entenderla en cinco, diez o veinte años”, desliza.

Su legado, por otro lado, se palpa en los más variados homenajes y obras que no llevan su firma: el festival retromaníaco de Ready Player One y Stranger Things, en las reverencias públicas de J. J. Abrams, la dupla protagónica de Rick y Morty, el deepfake viral que semanas atrás revivió al Doc y Marty (con la cara de Robert Downey Jr. y Tom Holland), e incluso con la cita en la película más taquillera de la historia. “Cuando en Avengers: EndGame dicen eso de “¿me estás diciendo que tu plan para salvar el universo está basado en Volver al futuro?", casi me caigo del asiento en el cine. Lo mismo cuando se la compara con El mago de Oz; es de esas películas que las repiten una y otra vez y mantienen su vigencia. Ciertamente Volver al futuro es una película que está muy bien manufacturada y no tiene trucos”, confiesa Gale.

-¿Cómo es que esta película sobre viajes en el tiempo se ha convertido, paradójicamente, en algo inmortal?

-Es increíble que Volver al futuro se haya vuelto una piedra angular de la cultura global. Obviamente no teníamos idea de que iba a suceder algo así cuando la hicimos, su conmoción en la audiencia de entonces y en la de ahora. Mucha gente me dice que no hay otra película que explique mejor lo que es un viaje en el tiempo. Pero yo encuentro la razón de su resonancia en otra parte. No importa quién seas, ni cuán viejo estés, ni la cultura a la que pertenezcas: todo ser humano se va a preguntar cómo eran sus padres de jóvenes, cómo fue su primera cita, como hacían la chanchada, si se me permite la expresión (risas). Quizás no queramos saber demasiado, pero como persona tenés esa curiosidad.

-¿Qué recuerda del proceso de escritura de Volver al futuro? ¿Cuáles fueron sus inspiraciones? ¿Puede mencionar comics, películas, libros?

-La mayor inspiración que tenía a mano era la de los libros de ciencia ficción que leía en la secundaria. También la película La máquina del tiempo de George Pal que, a mis nueve años en 1960, me conmovió. Los episodios de La dimensión desconocida y "El ruido de un trueno" de Ray Bradbury. Pero ninguna de esas obras trata la problemática sobre un pibe que conoce a sus padres en la secundaria. Mezclamos un poco todo eso. Y el proceso de escritura fue dificultoso porque teníamos que trabajar muy bien sobre los conflictos del personaje más importante en la trama y cuáles serían sus temas a resolver. La vuelta de tuerca es que el protagonista ayuda a su padre a convertirse en hombre. El pivote en Volver al futuro en realidad es George McFly. Él es quien se prueba a sí mismo y tiene que convertirse en mejor persona.

-Su guión es descrito como cercano a la perfección en términos de escritura cinematográfica. Pero más allá de su sistema de relojería no respeta el canon. El más famoso de sus riesgos y desvíos posiblemente sea el referido a Marty, quien no hace el típico “camino del héroe”, al menos en la primera parte de la saga. ¿Era consciente de todas las complejidades que implicaba este guion?

-Absolutamente. Tradicionalmente los libros te enseñan que el personaje principal debe cambiar en un punto. Pero eso no es necesariamente verdad en tanto algún personaje importante lo haga. En Las aventuras de Robin Hood con Errol Flynn quien realmente cambia es Lady Marian. Lo del arco para un personaje es importante pero no tiene por qué ser el protagonista. Estábamos alerta de eso y por eso nos centrábamos en que George fuera un personaje tan fuerte y divertido. Hay un montón de cosas que técnicamente no deberían estar y supuestamente no deberías hacer. Que la historia tarda en arrancar, que hay demasiados finales… hay que tener en cuenta que tenemos dos historias, la vuelta de Marty y la cagada que se manda al mezclarse con sus papás. Así que tiene que resolver eso antes de poder volver a casa. Es una historia dentro de una historia, se había hecho antes, pero lo que buscamos es que tenga sentido para nosotros.

-¿Cómo escribiría Volver al futuro en la actualidad?

-No tengo idea. Sólo sé que si un chico del 2020 viajara en el tiempo no querría volver a este presente por todo lo que está pasando con toda la pandemia de la covid-19. Eso sería lo primero. También está todo lo vinculado a las redes sociales, en 1985 nadie tenía un celular ni nada parecido, ese shock cultural tendría que tenerse en cuenta.

-¿Seguro que Biff Tannen no se quedó con una copia de la revista con los resultados deportivos? Por varios motivos este aniversario parece el tiempo paralelo con este villano al poder…

-La gente me pregunta mucho por los paralelismos entre el Biff de 1985 y Donald Trump. Debemos recordar que en ese tramo, Biff era el hombre más poderoso de Hill Valley, ciertamente no era el Presidente. Ahí hay una gran diferencia. Seguro que si tenés a alguien que maneja un casino, tiene un ego enorme y quiere ponerle su nombre a todo, la gente va a empezar a notar los paralelismos ahí. Diría que eso es lo que sucede cuando la gente tiene esa clase de poder y dinero.

-Si pudiera viajar a algún período de su propia vida para cambiarlo, ¿cuál sería?

-He escrito durante un buen tiempo sobre viajes en el tiempo y sé con seguridad que siempre terminás embarrándola. Así que prefiero quedarme solito donde estoy. Pero cuando me hacen esta pregunta siempre respondo lo mismo. Mi madre era música profesional y a finales de los ’40 tenía una banda ensamble, se llamaba Maxine and Her Man, y tocaban en clubes nocturnos. Me habría gustado ver una de sus actuaciones.

Lorraine Baines (Lea Thompson) y su futuro hijo Marty.

-¿Cómo ha visto la evolución de la industria audiovisual en estos últimos años? ¿En qué forma Volver al futuro contribuyó a esto?

-Una tendencia que no me gusta mucho de la actualidad es la de las categorías. Volver al futuro desafía las clasificaciones. Es comedia. Es una de aventuras. Es ciencia ficción. Es un relato iniciático. Es todas estas cosas que no se sabía bien como catalogarla en los locales de videos. Siempre aparece al tope de las encuestas cinematográficas de estos géneros. Combinarlos en un mashup y ser fiel al espíritu de todos estos géneros ya no se ve tanto en la actualidad. Ahora las películas se ocupan en estancos. El crossover es lo que las vuelve frescas. Hace poco volví a ver Tiburón, te espantás del miedo pero tiene muchísimo humor. Eso las vuelve más accesibles. Hay que aprovechar la oportunidad más allá de los riesgos. Me fascina que la gente siga experimentando Volver al futuro de esa forma. Me pasó con Parasite que es de terror, habla de relaciones y es muy graciosa; tengo un sentido del humor raro, lo sé. Es uno de los mejores guiones de los últimos cinco años, seguro.

-¿Se imaginó que hubiera sido de su vida sin Volver al futuro?

-Lo hice, de hecho. Como todo el mundo sabe rodamos durante cinco semanas con Eric Stoltz en el rol de Marty McFly y si no lo hubiéramos reemplazado por Michael J. Fox, la historia sería muy diferente. Pasaron un montón de cosas incluso antes de que escribiera el guion. Encontrar el anuario escolar de mi papá, él tuvo que ser presidente de su curso... la vida es así en un montón de planos. Siempre te preguntás por las probabilidades de que algo haya pasado de tal o cual manera. Y de eso se trata en definitiva Volver al futuro. En la película vos ves lo que fue de la vida de George antes y después de enfrentarse a Biff. El “¿qué hubiera pasado si...?” es central en la película. Y si no hubiera hecho Volver al futuro ciertamente no estaría hablando de esto hoy.

 

* Por el 35° aniversario de Volver al futuro, Studio Universal programó para este viernes la proyección las dos primeras partes de la trilogía desde las 18 horas. El especial se completa con un debate sobre el impacto cultural de la saga en las redes sociales de la señal por Facebook y You Tube (Studio Universal TV y Studio Universal), que se inicia a las 16.