El próximo 6 de Julio se conmemora el 44° aniversario de la Masacre de Palomitas, hecho cometido en el marco de la dictadura cívico militar argentina. Once presos por razones políticas que estaban en el penal de Villa Las Rosas fueron fusilados en la ruta nacional 34, a la altura del paraje Palomitas, a 50 kilómetros de la ciudad de Salta durante un falso operativo de traslado.
Mariano Goldman es psicólogo recibido en la Universidad Nacional de Tucumán, su familia está conformada por su esposa y tres hijos. Al igual que su padre, nació un 31 de Julio. A días de cumplir 45 años, cuenta que no recuerda a su padre, pero que su fusilamiento marcó en muchos casos, el rumbo de su historia.
La semblanza de Alberto Savransky lo describe como a una persona generosa que siempre estaba dispuesto para el otro, sacaba remedios de la droguería de su padre y los repartía a quienes lo necesitaban. Fue detenido un 17 de febrero de 1975.
-¿Que edad tenías cuando falleció tu padre y cómo desencadenó este hecho en tu familia?
-Cuando mi papá falleció yo no había cumplido un año, yo nací el 31 de Julio del 75, tenía menos de un año, cumplo 45 el 31 de Julio, mi papá también cumpliría años el mismo día. Cuando yo nací mi madre tenía 20 años, ellos estaban de novios hacía mucho tiempo.
Cuando detienen a mi papá allanan la casa donde vivía mi mamá, pero ella se encontraba de vacaciones en Mar del Plata. Después de eso, mi mamá llama a Moisés Goldman, un amigo muy cercano de mis padres que en ese momento vivía en Brasil, así que nos fuimos a vivir durante casi dos años con él. Allí ellos se casan y él nos adopta a mi hermano y a mí, es por eso que nuestro apellido es Goldman.
Tiempo después nos fuimos a vivir a Israel y cuando la cosa estaba más tranquila, por el año 81 nos volvimos a Argentina. A mí me inscribieron en el mismo colegio donde fue mi papá "Beto" (nombre con el cuál se refiere a Alberto Savransky) y terminé los estudios allí y luego comencé a estudiar psicología en la Universidad de Tucumán donde me recibí. En 2003 me casé, nos fuimos un tiempo a vivir a Israel y en el 2006, volví a la Argentina, ahora tengo tres hijos. En cuanto a mis padres, ambos viven, pero mi mamá padece esclerosis múltiple.
-¿Qué te contaban de "El Beto"?
-Me cuentan que era médico recién recibido y estaba trabajando en Salta y militando, su familia no sabía nada de su militancia, sólo tenían conocimiento de que él estaba haciendo una residencia. Me cuentan que era muy solidario, de muchas convicciones, muy metido en el movimiento. De hecho, en algún momento hablaron él y mi mamá, porque ella quería dejar de militar, en ese momento según entiendo, llegaron a ver si se separaban y que otra compañera ocupe el lugar de mi madre.
Por otro lado, tengo algunas fotos y encuentro en ellas algo que para mí, siempre fue muy llamativo. Esta historia que giraba en torno en la relación que tenían ellos tres: mi papá Beto, mi papá adoptivo, el "Negro" Goldman y mi mamá. Ellos eran muy amigos, muy íntimos, vivían juntos, fueron compañeros del colegio, y muchas veces me pregunto ¿cómo habrá sido esa relación?
Entonces si vos me preguntas, qué siento que soy y sin haber conocido a mi papá, te digo que yo siento que mucho de lo que hice a lo largo de mi vida tiene que ver con lo que fue Alberto Savransky, de sus ideales, de su militancia, pero encarado desde otro lugar. Siempre participé en actividades, colaborando en ONG o fundaciones, ahí es donde me suelo identificar con mi padre y sus historias, en otra escala y otro marco, claro.
-¿Cómo fue el tema de la adopción?
-Mi adopción en lo personal es un tema, sobre todo por cómo influyó esto en mí y en mi historia. Mi mamá y mi papá (en este caso, en referencia a Goldman) me cuentan que fue algo que nosotros pedimos de niños pero yo no tengo recuerdos de ese momento. Cuando lo conversamos, ellos nos cuentan que mi hermano y yo decíamos que éramos Goldman.
Si bien siempre supe que mi padre no era biológico, en un primer momento me dijeron que mi padre había muerto en un accidente, tiempo después me acuerdo que mi mamá me sentó una vez con una revista donde mostraban la historia de Palomitas y me contó todo.
Siempre supe que tenía otro padre biológico y tuve relación con más o menos altibajos con la familia Savransky. También me planteé el agregarme el apellido Savransky y en algún momento lo haré, porque me siento Savransky y estoy orgulloso de quien fue mi padre. Sí me llama la atención el hecho de que mi mamá se case con un íntimo amigo de papá, no es cualquiera digamos.
También es muy paradójico pero lo quiero dejar claro, yo de alguna manera reivindico a mi papá adoptivo porque él se hizo cargo de una mujer con dos hijos y muchas veces tuvo que lidiar contra ese ideal de que Beto era impoluto o todo lo bueno, porque cuando alguien fallece y más en esas circunstancias lo idealizan y recuerdan lo bueno. Estoy seguro de que si mi papá Beto hubiese estado vivo, en la vida siempre algunos desencuentros hubiésemos tenido, ¿no? como cualquier padre con sus hijos. Pero para mí, la imagen de Beto, siempre estuvo muy idealizada.
-¿Qué pensás de lo acontecido en Palomitas?
-Es todo muy extraño y hay cosas que me duelen mucho, por ejemplo cuando se habla de la teoría de los dos demonios, o de la guerra, porque, por ejemplo, en el caso de mi papá fue un asesinato: lo detienen en un acontecimiento que fue muy extraño; según tengo entendido, se tenía que encontrar con un compañero al que le decían "Negro" Medina. En esa época se acordaban lugares de encuentro, y a él le tocó encontrarse en una esquina con él, luego fueron a un departamento y en eso Medina lo invita a ver un partido de básket y mi papá accede a ir con él.
Cuando estaban volviendo, los detiene un control y como Beto era médico los trataron muy bien, antes de dejarlos seguir su camino les piden que abran el baúl, ahí en el baúl había libros y revistas sobre peronismo, es por eso que los detienen. Después de eso, ellos fueron compañeros de celda en Villa Las Rosas.
Luego de mucho tiempo pude dar con Medina, lo conocí, me contó lo sucedido y me regaló un libro llamado "Tiempos de Hiena" escrito por él. Las pocas veces que pude ver a mi padre, fue cuando lo trasladaban, ya que mi abuelo había conseguido que lo trasladen a Tucumán y acordó que lo viéramos un ratito en un edificio y ahí nos tomamos otra foto que aún conservo y es por eso que digo que me duele que justifiquen un terrorismo de Estado, donde se puede sacar a personas detenidas de manera legal y matarlos de la forma en la que matan a mi padre, por la espalda, de noche y en invierno.
Si bien en lo que es la lucha armada tengo mis cuestiones ambivalentes de decir que los grandes cambios no se logran de forma pacifica, pero por otro lado tengo la cuestión de decir por culpa de esa lucha armada yo perdí a mi papá. Además de vivir con la idea de que al momento de su detencion y muerte, la lucha armada no existía y que mi papá estaba absuelto de las causas que tenían que yo considero que para el momento que detienen a mi papá y lo matan la lucha armada no existía. Fue un asesinato. Los sacaron un día y los mataron por la espalda, lo que correspondía es que tengan un juicio y lo condenen o lo absuelvan; de hecho, mi papá está absuelto de las dos causas que tenía.
A mí lo que me duele mucho a veces cuando te hablan de la idea de una guerra, de la lucha armada, nada... Me parece que no hay que perder de vista que se supone que el estado como institución es el que debe proteger a los ciudadanos y no asesinarlos como pasó en Palomitas. De hecho, mi papá tuvo dos causas abiertas y lo sobreseyeron y lo dejaron a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional) y lo mataron.
-¿Cómo trabajás la memoria en tu casa y entorno?
-Ahora, en la actualidad, y más en Tucumán, donde tuvimos de gobernador a Bussi, está la esperanza de que este sea un país mejor donde mis hijos puedan vivir, porque hoy tengo la sensación de que mis hijos se tienen que ir a vivir a otro lado. Entonces espero que eso de alguna forma pueda cambiar.
Venimos de pasar cuatro años de bastardeo, donde la memoria era una mala palabra, esa memoria es la de mi padre, por eso el año pasado fui por primera vez con mis hijos al acto de Palomitas, y para mí fue muy importante que mis hijas y mi hijo, que es muy pequeño sepan la historia y se refieran a mi papá Beto como "su abuelo".
Como pudimos recuperar el cuerpo de mi padre y enterrarlo, los 6 de julio vamos al cementerio y ellas mantienen la memoria de Beto viva en este hecho. Creo que hay que continuar con estas cuestiones y es el gran desafío también para las generaciones que vienen, las nuevas generaciones tienen que saber que es lo que pasó y que la historia no se pierda.