Nació en la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires, hace 26 años (17-10-63). Hoy, lejos de la tranquilidad de un pueblo, en el alboroto de un Mundial europeo., Sergio Goycochea se convirtió en palabra corriente. Está en boca de todos los argentinos, aunque muchos italianos y yugoslavos lo quieren borrar de su lenguaje. Salió de River, estuvo a punto de ser de San Lorenzo y a fines de junio finalizó su contrato con el Millonarios de Colombia. Se dijo que tenia Sida, sífilis, cáncer. Hace seis meses afirmó: "quiero jugar el Mundial y me sobra fe". Hoy lo está jugando.
En abril del '87 el arquero del equipo de Carlos Griguol, Nery Pumpido, se fracturó el brazo derecho y el cordobés mandó a la cancha al arquero suplente. Era Sergio Goycochea y se fue afirmando en su puesto. Se convirtió en una figura "millonaria" y el Timo lo confirmó entre los 11. Cuando Pumpido se recuperó pidió la numero 1. En aquella oportunidad el hoy excluido del Mundial dijo: "el puesto es mío". Goycochea, su amigo, le reconoció la "trayectoria" pero agregó que "el año que viene me voy de River". Se habló de "enfrentamiento", pero cuando Pumpido estaba a punto de salir a la cancha se enganchó el dedo anular izquierdo con un gancho del travesaño del arco de River. Otra vez, Griguol recurrió a Sergio Goycochea. En esa oportunidad, más afianzado, sostuvo: "no soy un conformista, quiero jugar de titular". La frase la soltó en noviembre del '87.
Cuando César Luis Menotti llegó a la conducción técnica de River, le pidió al entonces presidente del club, Hugo Santilli, a José Luis Chilavert y Darío Siviski (de San Lorenzo). La negociación con San Lorenzo comenzó y el club de Boedo pidió a Goycochea, a Néstor Gorosito y 200 mil dólares. Los pases no se hicieron porque Goycochea no pasó la revisión médica. Dijeron que tenía Sida, sífilis y cáncer. Las revistas cholulas, que le dedicaban mucho espacio al romance con Susana Romero, lo sacaron en la tapa. "Me inventaron todas las enfermedades, y todas sin cura", se quejó en aquella oportunidad Goyco, quien afirmó que sólo tuvo "una tendinitis en el hombro derecho".
Después fue a jugar al Millonarios de Colombia y en diciembre del año pasado lo convocó Carlos Bilardo para integrar el plantel de la Selección. Llegó y dijo: "Vengo a ganarme un lugar entre los 22 que irán al Mundial". Se lo ganó para el técnico argentino, pero sabía que su situación era estar en el banco de suplentes. Hasta que la historia se repitió. Cuando Argentina estaba jugando con la Unión Soviética en el segundo partido del Mundial, Pumpido chocó con Olarticochea y sufrió una doble fractura, de tibia y peroné. "Bilardo me dio un par de indicaciones y me mandó a la cancha, lamentablemente por lo que le pasó a Nery".
Ante los soviéticos cumplió. Se lo notó nervioso y cometió errores al salir en los centros, cosa común en el 1 de Argentina. Después fue Rumania y se equivocó. Fue el empate para los rumanos, finalizó 1 a 1 y el equipo argentino logró su milagrosa clasificación. Llegó Brasil, un domingo y en Turín, Goycochea fue el único jugador que declaró que a "Brasil le vamos a ganar mano a mano". Y ganó, aunque al finalizar el partido Goyco reconoció que los primeros 20 minutos ante Brasil fueron: "lo peor que pasé hasta el momento en el Mundial". Después aparecería el encuentro por cuartos de final: Yugoslavia. El partido terminó 0 a 0 y tuvieron que decidir desde el punto del penal. Ahí se volvió a mostrar. Atajó dos penales y se convirtió en el factor fundamental de la clasificación a las semifinales. "No sólo se necesita tener suerte (para atajar penales) sino también reflejos e intuición". El tuvo eso, suerte, reflejos e intuición. Pero lo tendría que volver a demostrar, nada menos que en semifinales, en Nápoles y ante el local. Primero se lo sacó a Donadoni. después a Serena y así Argentina llegó a la final. "Este —reconoció Goycochea— es el momento más glorioso de mi vida".
Claro, de alguna manera tenía que demostrar el motivo de su llegada al arco de Argentina. "Ayer hablé con Nery y le dije que el triunfo ante Italia es un poco para él, no se merecía irse así del Mundial". Y agregó: "Espero que tenga su revancha antes de lo previsto, porque se lo merece". El domingo tendrá que jugar ante Alemania por la final del Campeonato del Mundo. Si hay penales. Beckenbauer ya lo conoce, Bilardo también, pero su viejo, ya lo deschavó: "Sergio, en los penales, prefiere tirarse al lado izquierdo".
* Nota publicada en Página/12 durante el Mundial de Italia 90.