Después de mucha militancia y tras un arduo debate parlamentario, hace diez años se aprobó la Ley de Matrimonio Igualitario en la Argentina, que así se puso a la vanguardia de la región en materia de ampliación de derechos. Por eso, Caras y Caretas dedica su próximo número, que estará este domingo en los kioscos como compra opcional con Página/12, a recorrer esa historia, plagada de prejuicios, obstáculos y violencias, que abrió un presente y un futuro de igualdad, aunque todavía queda camino por andar.
“En 1974, con Perón cada vez más enfermo y la violencia política desatada, me pidieron comunicar a un compañero homosexual la negativa de aceptarlo en nuestro grupo", recuerda María Seoane en su editorial. "Habíamos tenido discusiones muy acaloradas sobre el tema. Muchos pensaban que serían débiles ante la represión, que se ensañaría contra ellos y, por ende, sería un asunto de seguridad interna protegernos y, también, protegerlos a ellos. Era una constatación dura de la prolongación de la exclusión castigadora del régimen heteropatriarcal, como le decían los fundadores del Frente de Liberación Homosexual. Montoneros solía cantar la degradatoria consigna ‘No somos putos, no somos faloperos…’. Los guevaristas no cantaban pero lo pensaban. Me opuse a la idea de la segregación pero perdí en la votación.”
Felipe Pigna destaca que “se sigue hablando de chicas que ‘estaban en el lugar equivocado’; se indaga en el perfil de las víctimas en las redes y se publican las fotos más ‘osadas’ de ellas. Es una lucha desigual de larga data que obtuvo un triunfo muy importante hace diez años con la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario y, más recientemente, con la aprobación en Diputados del proyecto de Ley de aborto legal, seguro y gratuito, que no logró pasar la conservadora barrera del Senado”.
Desde la nota de tapa, Ernesto Meccia sostiene: “Las sociedades cambian, pero muchas veces los cambios son imperceptibles, pasan por estados de latencia, hasta que salen a la superficie. Entonces todo el mundo se pone a hablar y se ensancha el torrente de lo que se puede escuchar, lo cual puede llevar a que, en definitiva, exista más vida pública y menos inocencia sociológica. Menos inocencia, sí: pensemos en la cantidad de personas que, a partir de los debates de 2010, pudieron entender que la sexualidad no es un asunto privado sino político, que el Estado era guardián de una forma excluyente de entender la familia, la parentalidad y el amor, y que la religión le servía de soporte epistemológico”.
Mariana Spagnuolo reconstruye el debate parlamentario. Y Hernán Brienza recuerda el papel de Néstor Kirchner en la votación: “La importancia de la ley y la profundidad del debate con la Iglesia y los sectores más conservadores de la sociedad ejercían presión sobre algunos legisladores del propio peronismo vinculados a la fe católica. Por esa razón, Kirchner manejó a la precisión los tiempos de la votación. Fue tan profundo el debate, que esa fue la única sesión de diputados en la que el ex presidente tuvo un gran protagonismo. Y el mensaje fue claro: la ley debía salir o salir. Por eso a la una y media de la madrugada bajó al recinto, saludó y levantó su mano a favor de la histórica Ley de Matrimonio Igualitario. Minutos después, la norma era aprobada y la Argentina daba un salto gigante en materia de derechos civiles e individuales”.
Andrea Torricella y Guido Vespucci escriben sobre las transformaciones en la familia, y en la sociedad, que supuso la Ley de Matrimonio Igualitario. Paula Arraigada aborda los discursos y las acciones del odio contra la comunidad LGBTIQ. Y Santiago Zemaitis enfatiza en la necesidad de promover una ESI para la diversidad.
“Sólo el 18 por ciento de las personas travestis y trans tuvo acceso a trabajos formales. El 90 por ciento fue excluido de su familia antes de los 18 años y del sistema de educación formal. La mayoría recurre al trabajo sexual para la subsistencia”, relata Gustavo Sarmiento respecto de la desigualdad estructural.
Adrián Melo escribe sobre las representaciones mediáticas sobre los integrantes de la comunidad LGBTIQ. Juan Piterman hace un panorama global sobre el matrimonio igualitario. Y Virginia Poblet entrevista a María Rachid.
Roxana Sandá trata otro de los temas abordados en esta edición: el debate pendiente por el aborto legal, seguro y gratuito. Al respecto se incluye una entrevista con Nelly Minyersky (por Gimena Fuertes), un panorama global sobre la interrupción legal del embarazo (por Chiara Finocchiaro), la crónica policial de Ricardo Ragendorfer, que recuerda el proyecto nazi Lebensborn a propósito de ciertos argumentos provida, y la columna de Ana Jusid, sobre maternidad adolescente.
Un número imprescindible, con las ilustraciones y los diseños artesanales que caracterizan a Caras y Caretas desde su fundación a fines del siglo XIX hasta la modernidad del siglo XXI.