El Gobierno del condado de Miami-Dade, que incluye al principal conglomerado urbano del estado de Florida, declaró un toque de queda de 10 pm. a 6 a.m. en un desesperado intento por frenar el crecimiento de casos de coronavirus. Solo los trabajadores esenciales, incluidos quienes se ocupan de entregar alimentos, socorristas, personal de hospitales y medios de comunicación están exentos, informó Diario de las Américas.
"El toque de queda está destinado a evitar que las personas se aventuren y salgan con amigos en grupos, lo que ha demostrado que está propagando el virus rápidamente", señaló el alcalde del condado, Carlos Giménez. Entretanto, continúa en efecto el mandato de usar mascarillas en espacios públicos abiertos y cerrados, “independientemente de que se pueda mantener el distanciamiento social” subrayó el funcionario.
"Usar una máscara es en realidad un símbolo de respeto", subrayó Giménez. "El respeto que tengo por ti, y que tienes por mí". Antes, las personas no necesitaban cubrirse la cara si se encontraban al aire libre pero ahora es obligatorio usar una mascarilla o un pañuelo que cubra nariz y boca. “El mensaje es este”, recalcó Giménez. “Hay que asumir que todos tienen el virus. Por eso pedimos que usen la máscara".
Por otra parte, el alcalde de Miami Beach, Dan Gelber, expresó su preocupación por el avance de la pandemia. “Si nos fijamos en los números, ellos nos dicen que vamos en la dirección incorrecta. Hay más casos de virus, hay más hospitalizaciones," señaló “estamos tratando de evitar caer en la necesidad de volver a quedarnos en casa. No queremos hacer eso porque destruye la economía".
Los casos nuevos diarios de la COVID-19 confirmados en Florida totalizaron 9.488 el viernes, cifra por debajo del récord de 10.109 del jueves, pero en la misma línea de las dos últimas semanas, en las que la enfermedad ha repuntado de manera alarmante, especialmente en el sur del estado, donde está Miami. Si no se logra frenar el avance, se podría llegar a una crisis hospitalaria en los lugares donde están los principales focos de la enfermedad, especialmente el condado de Miami-Dade, que llegó el viernes a los 41.753 casos, con 1.488 nuevos, y sus vecinos del sureste de Florida. Según la web de la universidad Johns Hopkins, Miami-Dade es el noveno condado con más casos de la COVID-19 en todo Estados Unidos y el decimonoveno en número de muertes.
Giménez, el alcalde del condado, además del toque de queda ha cerrado las playas durante el fin de semana largo del 4 de Julio, Día de la Independencia de Estados Unidos, y ha acortado los horarios o cerrado temporalmente los lugares de diversión para evitar aglomeraciones de personas sin guardar las medidas de distancia física recomendadas.
En un mensaje a la población a través de las redes sociales Giménez destacó la importancia de que "cada uno se proteja para proteger a los demás" y recordó que el derecho a la vida es uno de los principios que inspiraron el nacimiento de Estados Unidos como nación, junto a la libertad y la búsqueda de la felicidad. "No hay nada más patriótico" que protegerse con una mascarilla y mantener la distancia de seguridad, porque así estás "protegiendo el derecho a la vida", subrayó.
Otros condados y ciudades, no solo del sur del estado, también en el suroeste y el centro, que son las zonas donde están los otros focos, han adoptado medidas semejantes, pero a nivel estatal la única decisión hasta ahora ha sido prohibir la venta de bebidas alcohólicas en los bares.
El gobernador Ron DeSantis, que se reunió este jueves con el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en Tampa, Florida, insiste en la necesidad de mantener la economía activa y se niega a hacer obligatorio el uso de mascarillas. DeSantis, fiel seguidor del presidente Donald Trump, ha sido criticado por médicos y científicos y también obviamente por sus oponentes políticos. El Partido Demócrata de Florida lo acusa de haber apresurado la reapertura del estado después del confinamiento, apertura que prácticamente duró solo un mes.
En Florida, un estado muy dependiente del turismo, una de las actividades más afectadas por la COVID-19, y con un entramado empresarial dominado por empresas pequeñas que no pueden resistir mucho tiempo inactivas, la economía ha quedado muy maltrecha. El índice de desempleo estaba en el 14,5 por ciento en mayo, después del 13,8 por ciento de abril, cuando a comienzos de año era de alrededor de un 3 por ciento. La recaudación fiscal está también tocada, pues los mayores contribuyentes, parques temáticos, cruceros, hoteles, están parados o recién están dando los primeros pasos en su nueva realidad.