Fabián Gutiérrez nunca fue un testigo ni un arrepentido estrella. El exsecretario de Cristina Kirchner encontrado muerto en El Calafate no aportó hechos significativos en ninguna causa pero, en cambio, destruyó la coartada que trató de armar José López --en un pacto con Cambiemos-- para explicar el origen de los nueve millones de dólares que llevó al convento de General Rodríguez.
En una de sus diferentes y contradictorias declaraciones, López dijo que el dinero se lo dio Gutiérrez, que la plata provenía de Cristina Fernández de Kirchner y que la había recibido el 13 de junio de 2016, poco antes de tirarlos en el convento. Gutiérrez probó que en esa época no estuvo en Buenos Aires, sino en Santa Cruz, y negó toda la versión del ex secretario de Obras Públicas.
En la causa de las fotocopias de los cuadernos , Gutiérrez fue aceptado como arrepentido, pero no hizo grandes aportes. En realidad lo detuvieron porque viajó varias veces a Santa Cruz con Néstor y Cristina Kirchner, en el avión presidencial, y el juez Claudio Bonadio sostenía que en esos vuelos iban bolsos con dólares. En su declaración le tiró toda la responsabilidad al otro secretario, Daniel Muñoz: "vi bolsos, pero nunca vi lo que contenían". Para tirarle un centro a Bonadio y al fiscal Carlos Stornelli, y para conseguir la libertad, Gutiérrez adujo que los bolsos se manejaban de manera misteriosa, que cuando se abrían nadie podía estar delante, que se le pedía a todos que se retiraran y otros condimentos semejantes. Como arrepentido no tuvo la menor relevancia: no fue como el chofer Oscar Centeno que dijo que llevaba y traía dólares, no fue como los empresarios que --bajo prisión extorsiva-- contaron que entregaron dinero ni como el ex funcionario de los peajes, Claudio Uberti, quien afirmó que le dio dinero a Néstor Kirchner, ni como el guionado Leonardo Fariña que fue cambiando sus versiones de acuerdo a lo que le pedían.
En realidad, la participación más importante de Gutiérrez en los juicios contra los funcionarios kirchneristas, la tuvo en la causa de los nueve millones de dólares que se le encontraron a José López. El ex funcionario cambió versiones varias veces pero, al final --tras una negociación con Cambiemos--, se convirtió en arrepentido y dijo que Gutiérrez le entregó los nueve millones de dólares que eran de CFK. En el juicio oral, ante el Tribunal Oral Federal 1, la versión naufragó.
Gutiérrez demostró que no estaba en Buenos Aires en el momento en que, supuestamente, López había recibido el dinero en el Hotel City, cerca de Plaza de Mayo. Además, los billetes estaban húmedos, lo cual demostraba que el dinero llevaba tiempo escondido en una habitación simulada, al lado de un tanque de agua, en Pilar de Pacheco. En los bolsos y la valija que llevó al convento de General Rodríguez se encontró un recibo de cambio a nombre del propio López y la operación se había hecho en Hong Kong, lo que hace pensar que parte del dinero provenía de Odebrecht, que cursaba las coimas a través de esa ciudad de China. Al final, la versión de López se desestimó porque incluía otras mentiras, y el ex funcionario fue condenado a seis años de prisión.
Lo grave es que nunca se avanzó en la investigación que había que hacer: determinar quiénes, qué empresarios, le dieron la plata al ex secretario de Obras Públicas.
Como es obvio, la alianza político--judicial--mediática aliada con Cambiemos, ya lanzó las historias conspirativas sobre la muerte de Gutiérrez, como lo hicieron con el suicidio de Alberto Nisman. Recurrirán a esas especulaciones pese a que el ex secretario no jugó ningún papel relevante en las causas judiciales, salvo hundir a José López. No era un testigo peligroso para nadie y en la tabla de mérito de los arrepentidos no tenía la menor relevancia.