Su vida joven transcurre por tres caminos. Si no son tres, no valen. Primero eligió ser futbolista de varios equipos, estudiante de un par de carreras y militante político. Pero dejó el profesionalismo – su último club fue Excursionistas – y asumió al frente de la Secretaría de Deporte de la Municipalidad de Avellaneda. No es muy común que un jugador se retire a los 31 años por voluntad propia. Pero si a esa decisión le sumamos que se formó en gestión pública y comunicación, que aprobó varias materias de Ciencias Políticas mientras integraba el plantel de Unión de Santa Fe y que ahora cursa la carrera de Economía, su caso es más infrecuente. Sebastián "el Pollo" Vidal surgió del semillero boquense en tiempos de Carlos Bianchi y ahora está haciendo las divisiones inferiores de la política con su primera experiencia como funcionario. Además se lo menciona como dirigente de recambio para Futbolistas Argentinos Agremiados, algo que no descartaría en el futuro. Por ahora prefiere militar y revisitar el pensamiento de John William Cooke o de Ernesto Laclau en procura de seguir formándose para lo que siempre quiso ser: un militante popular a tiempo completo.
-¿Qué te dejó el fútbol que hoy aplicás en tu actividad cotidiana como secretario de Deportes del municipio de Avellaneda?
-Muchas cuestiones, Yo vengo haciendo algunas críticas a la formación de los futbolistas, pero también hay muchas cosas positivas que te preparan, fundamentalmente la disciplina para apuntar a conseguir un logro y en eso el fútbol te forma. Saber que los logros son producto de muchos pequeños esfuerzos – eso lo dice Bielsa – y después la capacidad de convivir en grupo, de cumplir diferentes roles, acomodarse a eso.
- ¿Quiénes influyeron más en tu destino de futbolista-estudiante? ¿Tus padres, algún entrenador entre los que siempre hubo maestros?
- Yo muchas veces lo hablo con mis viejos. En mi casa soy primera generación de estudiantes universitarios y de militantes. Lo adjudico mucho al proceso político del kirchnerismo y fundamentalmente a la figura de Néstor Kirchner, que a quienes éramos jóvenes en los años 2007, 2008, nos movió algo interno que nos motorizó para incursionar por diferentes caminos y yo me sentí muy interpelado por ese discurso.
- Dejaste el fútbol joven. ¿Fue porque estudiabas y militabas o porque te diste cuenta que ya habías alcanzado tu techo como jugador?
- Había cosas del fútbol que no me llenaban, no me sentía completo y cuando empecé a notar eso le metí más a la militancia y al estudio, y tomé al fútbol más como un trabajo. Hoy es una pasión para mí como espectador, pero llegó un momento que jugarlo no me hacía feliz. Hacia el final de mi carrera encontré un lugar donde me sentí cómodo que fue en Excursionistas, donde tuve mucha continuidad, donde la gente me quería y yo me identificaba, pero ya eran muchos años que llevaba una militancia muy fuerte acá en el distrito y cuando se ganaron las elecciones en el 2019, Jorge Ferraresi me convocó.
- ¿Lo hizo por tu compromiso político y militancia o por tu pasado de futbolista?
- Sí, sí, por lo primero, aunque indudablemente el hecho de tener cierto nombre o haber recorrido el deporte de alta competencia también me dio herramientas para hacerme cargo de la secretaría de Deporte en el distrito y Jorge me conoce hace muchos años. Sabe bien que no solamente fui un futbolista y que hace muchos años venía participando en política.
- ¿Qué opinión tenés de aquellos deportistas que se volcaron a la política desde Daniel Scioli a Carlos Reutemann? ¿Cómo te sienta ese fenómeno?
- Yo siempre hago la diferencia porque no son mi caso. Durante toda mi carrera reivindiqué mi pertenencia al proyecto político que primero condujo Néstor y después Cristina. Fui ferviente militante desde el lugar que nos tocó durante el macrismo, resistiendo a los tarifazos, los despidos y demás políticas restrictivas, a la llegada del FMI y del endeudamiento.
- ¿Cómo analizás al deporte en tanto derecho humano, aún cuando no se perciba ni aparezca con nitidez como un significante fuerte de los DDHH?
- Vos hablás de significante y nosotros en aquel momento estudiábamos mucho el pensamiento de Laclau que hablaba de los significantes, de las cadenas de equivalencias y ése, el de los derechos humanos, es quizás el gran tema que amalgamó estas políticas del kirchnerismo. Fue un eje central de los primeros tres o cuatro años y, nosotros desde el espacio de futbolistas que yo fundé y que armamos con un grupo de compañeros y compañeras futbolistas, siempre hablamos de un fútbol popular, feminista y regido por los derechos humanos. Eso se puede hacer extensivo al resto del deporte.
- ¿Cuál es ese espacio?
- Es uno que formamos a fines del año pasado, en primera instancia con un fin estrictamente electoral, un colectivo de futbolistas hombres y mujeres que expresamos el apoyo explícito a una fórmula política. En ese momento nos llamamos Fútbol con todes y sacamos una solicitada con más de 300 o 400 adhesiones a la fórmula de Alberto y de Cristina. Entendimos con ese grupo que podríamos armar algo más allá de lo electoral y que excediera lo estrictamente partidario. Y formamos este colectivo de futbolistas que se llama Futbolistas Unides.
- ¿Qué opinás sobre el regreso del fútbol bajo determinados protocolos y qué podés aportar desde el lugar de ex jugador y ahora funcionario?
- Creo que no es una prioridad y entiendo como ex futbolista a los futbolistas, entiendo a los hinchas, entiendo a los clubes, entiendo a los dirigentes, todo se entiende, pero la realidad es que hay una situación extraordinaria sumamente inédita, compleja y grave. Yo siempre adhiero a la frase que dice: el fútbol es la cosa más importante de las menos importantes, pero estamos todos abocados a esta situación sanitaria y a que la atravesemos como sociedad con la menor cantidad de víctimas fatales. A mí no se me ocurriría plantear la vuelta al fútbol cuando el miércoles comenzó el endurecimiento de la cuarentena basada en la expansión de los contagios sobre todo en la zona del AMBA.
- En artículos periodísticos se mencionó que podrías ser el próximo secretario general de Agremiados. ¿Qué hay de cierto en eso?
- (se ríe) Este será el primer medio en el que hable del tema. Hace mucho tiempo que estoy comprometido con la organización colectiva de los futbolistas y desde mi lugar, todos los jugadores que han compartido planteles conmigo y que me conocen de manera directa o indirecta saben que siempre estuve acompañando. Soy un militante y lo que me mueve es apoyar las causas de los más débiles, digamos. Dicho esto, no es que estoy pensando materializar una candidatura propia, pero también es cierto que por un descontento que hay en muchos futbolistas, que fue público -y no estoy diciendo nada nuevo- por como fue gestionada esta situación por parte del gremio, muchos me pidieron, escribieron y algunos me nombraron públicamente para que yo me postule o pueda ser una contravoz, en el marco sindical. De ahí que surgió mi nombre pero no es que yo esté armando una lista para disputar el gremio. Aunque en el mediano o largo plazo no lo descarto.
- Cómo ves que se pueden achicar las asimetrías que hay entre los futbolistas y las futbolistas, tal las diferencias abismales que hay de salarios o condiciones de entrenamiento?
- Con mucha militancia, organización, con espacios de participación, dándoles lugares reales a las pibas en esos sectores donde se define la distribución de los recursos para el femenino y para el masculino. Poniendo plata en las divisiones formativas, haciendo lo más atractivo posible el torneo femenino, dándole lugar al fútbol femenino en los estadios profesionales, con todo eso y fundamentalmente dándole voz a las pibas en el armado institucional de la AFA.
- Qué modelo de desarrollo deportivo copiarías? ¿El del peronismo del 45-55, el cubano de raíces socialistas, el de alguno de los gobiernos europeos como España o el de Estados Unidos?
- Vos nombraste dos casos que son interesantes. El sistema cubano está basado en deporte, salud y educación, tres grandes columnas vertebrales del desarrollo de una sociedad donde no todo se restringe al consumo como en las sociedades capitalistas. Todavía no es tan viable en la Argentina donde tenemos algunas discusiones sobre la distribución del ingreso y rige la forma capitalista de producción. Me parece además interesante el esquema del peronismo del 45-55. Nosotros debemos tener muchísimo trabajo en el deporte social en los barrios, donde los clubes barriales son las arterias del deporte argentino y tienen que ser la articulación donde el deporte social se una con el de la alta competencia. Creo que acercando el deporte a los barrios vamos a captar muchísimas situaciones de tinte social como desnutrución, violencia, problemas de familia, de niñez y nos encontraremos con gran cantidad de pibas y de pibes con muchísimo talento que desde temprana edad serán futuros deportistas de alta competencia. Un campeón mundial de natación o atletismo no lo formás a los quince años.
- ¿Qué pensás de la construcción de esa nueva subjetividad en espacios colectivos como la coordinadora de DDHH o la de hinchas contra las SA que tomaron en sus manos agendas como los derechos de la mujer, el feminismo y la represión institucional?
- Me parece sumamente saludable. Yo siempre abono, adhiero y promuevo a todos los espacios de participación colectiva. En un esquema mundial hegemónico neoliberal, individualista, meritócrata, es bueno que se generen nuevas identidades colectivas y que desde el deporte puedan surgir espacios como la coordinadora de hinchas, la de DDHH, nuestro espacio Futbolistas Unides y muchos otros para dar un montón de discusiones que tienen que ver con el sentido común. En sociología desde la primera clase te lo enseñan. El sentido común de una sociedad es el de la clase dominante. La clase dominante, a través de diferentes medios, impone sus intereses como el sentido común. Lo vemos hoy con Vicentín. Personas que no tienen nada que ver con la empresa y que creen que su auto o su comercio corren peligro de expropiación, defienden intereses que no les son propios. En ese marco de identidad hegemónica, este tipo de espacios que luchan por los DDHH, los derechos de la diversidad, las infancias libres y por todo ese tipo de causas me parecen totalmente saludables y siempre los voy a acompañar.