Desde el comienzo de la pandemia, los salteños pasaron por distintas fases anímicas y emocionales que se acomodan a medida que se va conociendo la evolución de la Covid-19 por estas tierras.
Así fue que al principio, cuando la enfermedad azotaba Asia y Europa, aquí se la esperaba con la compadrita actitud de “que venga el bicho ese, que lo frenamos con Mentisan y paracetamol”.
Acto seguido cayó el primer caso y generó un pánico que vació las calles. Con el correr de los días, los casos aislados, la curva aplanada y la sensación de tener todo bajo control, llevó la situación a la relajante fase 5 de distanciamiento social.
Pero en las últimas tres semanas se desmadró todo en Buenos Aires y aquí, mientras los religiosos se encomendaron al Señor y la Virgen del Milagro, los pesimistas auguraban que el coronavirus estaba en camino, que inexorablemente iba a llegar y que ese día sería una catástrofe. Cualquier similitud con la leyenda de la mujer de piedra de Esteco no es casualidad, el salteño está formateado a fuego con lo que pasó en septiembre de 1692.
En tanto, la actualidad encuentra a la provincia resistiendo para no caer en Fase 1 nuevamente, algo que por el momento está descartado al contado, pero que parece, se viene dando en cuotas.
Por segunda semana se incrementaron las restricciones retrocediendo casi en el mismo orden cronológico que se habían dado, primero, restableciendo la circulación con DNI, ahora, sacando los deportes grupales y el horario de actividades hasta las 24. El sábado que viene habrá más novedades para este boletín.
Donde sí se puso complicado es en Orán, San Martín y General Güemes. Allí se incrementaron las restricciones con respecto al resto de la provincia y se hace un minucioso trabajo de detective para encapsular algunos positivos autóctonos.
Ahora más que nunca los números diarios con los casos positivos cobran una relevancia absoluta para determinar la hoja de ruta a seguir. Aunque lo difícil de seguir es justamente esa estadística.
Los números entraron en un ritmo que los modifica varias veces durante el día, e inclusive la madrugada. Ya no es extraño ver transmisiones en redes sociales a las 12 de la noche de intendentes anunciando un nuevo positivo en su comuna, con una puesta en escena que hace recordar a los viejos mensajes del ERP y Montoneros adjudicándose un atentado: generalmente 3 personas, con media cara cubierta, una pared de fondo blanca o con una identificación institucional, y una luz de frente que proyecta sombras eternas sobre ese fondo blanco.
Igualmente, más allá del ritmo acelerado del aumento de casos, seguir el número de positivos tal como los comunica el gobierno se convierte en una verdadera quimera. El primer filtro se da con los que viven aquí o con los que son de otro lado.
Una vez superada esa división del total, llegará el turno de conocer las categorías que se aplican a los positivos: los hay de fin de cuarentena, de contacto estrecho, que están cumpliendo aislamiento, de protocolo minero, de protocolo comercial, protocolo productivo, óbitos con enfermedades terminales de base, asintomáticos, y así sucesivamente.
Para los próximos días se espera que se los empiece a agrupar según el club del que son hincha, sus hobbies o si se saben completa la López Pereyra.
En el medio hay un revoleo de números que sube o baja según las clasificaciones que se hagan. Es inexplicable que el encargado de armar esa estadística no esté en el equipo de Economía que negocia el canje de la deuda, participa en dos reuniones y los acreedores salen tan confundidos que hasta capaz nos terminan pagando ellos.
Según el último reporte provincial, por lo menos al cierre de esta nota (sábado 4 de Julio a las 21.44), son 55 casos positivos en total con residencia habitual en la provincia, aunque para la Nación, según su reporte, son 57.
Y a eso habría que sumar unos 17 más que se detectaron aquí, pero que no tienen residencia habitual en Salta. Lo que dejaría un total final de 74 modo provincia, 76 modo Nación.
Igual es altamente probable que estos número tampoco sean los correctos, por lo que lo más recomendable es jugar alguno en la Tómbola, y capaz se le puede sacar una alegría a la desgracia y una utilidad a esa confusa estadística.
Chau DNU 255, hola ley 8191: los mismos problemas
Otra cuestión que vino con la pandemia fue el Decreto de Necesidad y Urgencia 255, que esta semana dejó de tener ese status y pasó a ser Ley 8191 al cumplirse el plazo de 90 días sin ser tratado por la Legislatura.
Esta nueva situación nada cambia en la práctica a lo que ya se venía aplicando y, por si quedaban dudas, solo hay que repasar la semana para encontrarse con por lo menos tres nuevos casos denunciados de violencia policial. Uno de los cuales ya le costó en Apolinario Saravia la cabeza al comisario, luego de que maltratasen a un joven de 22 años que solamente iba manejando su camioneta.
Los otros dos fueron en el barrio Democracia, en el que torturaron y picanearon a otro joven de 25 años, según lo que denunció la madre, también detenida y agredida, y en Joaquín V. González detuvieron a una chica trans, se sospecha por el solo hecho de su condición.
Aunque el ministro de Seguridad use la estadística para justificar que la proporción de denuncias en comparación con el total de operativos llega al 1%, la situación preocupa y trascendió las fronteras salteñas.
Esta semana la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación presentó un habeas corpus colectivo y preventivo contra la violencia institucional en Salta, ante las numerosas denuncias recibidas en la cuarentena.
Desde el gobierno estarían preparando un proyecto para ingresar esta semana en la Legislatura aggiornando la ley y permitiendo la actuación de fiscales y jueces a las infracciones previstas por el ex DNU. Actualmente todo el procedimiento está en manos de la Policía, al extremo de que la imposición de la pena corre por cuenta de la Jefa de la institución.
Cuestionado inicialmente por su origen inconstitucional, la puesta en práctica del DNU hizo que los formalismos quedaran de lado y se pusiera el eje en la violencia policial amparada en el decreto.
Desde el Ejecutivo, un sector se justifica en la urgencia que la cuarentena demandaba para imponer ese régimen excepcional, pero por lo bajo reconocen que no haberlo discutido en la Legislatura fue un error. Además, refunfuñan que quedaron solos pagando el precio de la metida de pata, ya que antes de ponerlo en vigencia consultaron a la Corte, al Ministerio Público Fiscal y a ambas cámaras legislativas, y todos le dieron bandera verde a la iniciativa.
Sin embargo, la Corte de Justicia provincial bancó el DNU al convertir un amparo colectivo que exigía una respuesta inmediata en una acción de inconstitucionalidad que al perder esa necesidad de premura tiene el destino de acumular telas de arañas hasta que termine la pandemia.
En tanto, los diputados del oficialismo, varios a regañadientes, cerraron cualquier posibilidad de debate en la Legislatura, tanto del DNU como de cualquier otro proyecto al respecto.
Por lo que el reproche entonces estaría dirigido al procurador Abel Cornejo, que públicamente se mostró contrario al DNU y opinó que deberían intervenir los fiscales. También aportó que de 2.065 causas ingresadas a la Fiscalía de Derechos Humanos encargada de investigar los casos de abuso policial “en más de un año, se resolvieron solo 97”.
Cornejo, que a la hora de seducir a sus interlocutores despliega un plumaje tal que a su lado un pavo real queda con la misma gracia que un plumero, se reunió con los diputados que esperaban a lo sumo escuchar su opinión sobre el 255, pero se dieron con el desplazamiento del ahora ex fiscal de DDHH, Gustavo Vilar Rey, al que el procurador le inició un sumario que suena como el prólogo de un jury.
Cambalache
Si seguir las estadísticas del coronavirus es difícil, tratar de entender la política partidaria salteña directamente es una odisea.
Esta semana fue el aniversario del fallecimiento de Juan Domingo Perón, y a falta de un acto se hicieron tres, uno encabezado por Pablo Outes en representación del gobernador; otro, por el presidente del PJ, Pablo Kosiner, en el Hogar Escuela. Y el tercero lo hizo el vicegobernador Antonio Marocco, que pala en mano se propuso forestar con los compañeros la plaza Perón plantando algunos árboles.
En los tres actos se convocó a todos los sectores a sumarse al PJ y se invocó la unidad partidaria. Capaz que para ser un poco más creíble con el convite hubiese sido recomendable organizar un solo acto y, de paso, hubiesen ahorrado nafta a varios compañeros que se pasaron yendo y viniendo de un homenaje a otro.
Mientras tanto el pago de la IFE, o en realidad la falta de pago, generó un revuelo en el Frente de Todos salteño, porque inesperadamente se encontraron corridos por izquierda por un sector político del que se hubiese esperado frases como “ahora se contagian de coronavirus para cobrar un plan”.
Así, Miguel Nanni y Virginia Cornejo, palabras más, palabras menos, pidieron esta semana planes para todes (difícilmente hayan usado el inclusivo, pero con todo tan revuelto como está ahora, no se descartaría de plano) y obligaron al FdT a salir al cruce enumerando todo lo que se envía de Nación y todo lo que seguirá viniendo, independientemente de la llegada del IFE que todavía no se descartó de cuajo.
En paralelo volaron públicamente cuestionamientos que se venían cocinando puertas adentro contra la conducción del Frente, y que apuntan principalmente a Sergio Leavy, al que señalan como que estuvo más ocupado acaparando para su sector cargos nacionales que articulando un espacio, que, consideran, se diluye cada vez más y que, silbando bajito, se lo va apropiando Sáenz, el cual se ilusiona para después de la pandemia con una foto mano a mano con Alberto, la figurita que por ahora le fue esquiva.
Y pisando a fondo en esto de acercarse al presidente Fernández, viene Bettina Romero, que en tándem con su padre Juan Carlos, hacen un juego de policía bueno – policía malo. La intendenta elogia al Gobierno Nacional, mientras el senador castiga fuerte desde su banca al kirchnerismo. Por ahora desde la Casa Rosada optaron por escuchar solo a la primera, lo que le valió que le lleguen fondos frescos para su gestión municipal.
Y como para sumar más confusión, esta semana reapareció en diversas mesas de café (esos ágoras que tenemos los salteños) el nombre de Emiliano Estrada, que se presenta como un Aleph de la política. A saber: integra el gobierno nacional, tiene llegada a la Cámpora, se postula supuestamente con la venia de Sáenz para la Comisión de Acción Política del PJ y gestiona en nombre de Bettina que le bajen plata al municipio.
Ya lo decía Enrique Santos Discépolo “vivimos revolcaos en un merengue”, y en la política actual da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de Bastos, caradura o polizón.