Pampa Azul nació con la Ley PROMAR (Programa Nacional de Investigación e Innovación Productiva en Espacios Marítimos Argentinos) en 2015, que creaba un fondo inicial de 250 millones pesos para su funcionamiento y proponía cinco áreas geográficas “prioritarias” para hacer investigación: el Banco Burdwood/Área protegida Namuncurá; el Agujero Azul/Talud Continental; el Golfo San Jorge; las Islas Subantárticas (Georgias y Sandwich del Sur); y el Sistema Fluvio-Marino del Río de la Plata. “La iniciativa trataba de fortalecer todas las actividades de ciencia y tecnología relacionadas al mar, con el propósito de orientar lo productivo y así ganar soberanía. En 2015 solo el 1.5% del PBI provenía del mar, por ello, la meta era incrementarlo al 10% de cara al 2035. Lo que vimos a partir del macrismo solo fue retroceso: se vaciaron los presupuestos y los instrumentos se vinieron abajo. Pasó lo mismo con el desarrollo satelital y nuclear. Hoy buscamos relanzar todo aquello que creemos estratégico para nuestro país”, describe Roberto Salvarezza, titular del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Con “instrumentos” que se “vinieron abajo”, Salvarezza se refiere a los dos barcos que pertenecen al Conicet y fueron prácticamente abandonados durante la administración anterior. Los buques oceanográficos “Puerto Deseado” y “Austral” no recibieron mantenimiento y, en la actualidad, no están en condiciones de navegar. De hecho, para su reparación, requieren de inyecciones millonarias de dinero. “En 2018 siendo diputado solicité un pedido de informe al Poder Ejecutivo para que nos detallara cómo había sido la ejecución que habían tenido los fondos de PROMAR hasta el momento y nunca tuve respuesta. Hoy estamos viendo cómo relanzamos esta iniciativa que nos parece fundamental. Sabemos que estamos en una situación económica muy compleja pero confiamos que si utilizamos de manera correcta los recursos disponibles podemos fortalecer líneas de impacto como la pesca y la industria naval. El mar tiene que convertirse en un motor económico y productivo”, señala el ministro.
¿Cuáles son los objetivos de Pampa Azul? La promoción de la investigación científica en la plataforma continental argentina y la preservación y utilización de manera sustentable de los bienes naturales. Además, desde su creación en 2015, procura formar recursos humanos para el manejo y la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas marinos; así como también apunta a crear una cultura de mar en el país y fortalecer el crecimiento de las industrias asociadas. Un dato central es que se trata de una de las articulaciones interministeriales más significativas de la historia. Nuclea la participación de los Ministerios de Ciencia, Tecnología e Innovación; de Agricultura, Ganadería y Pesca; de Defensa; de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto; de Turismo y Deportes; de Seguridad; así como también el de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
El abordaje del mar será transversal, esto es, un Comité Coordinador Interministerial estará conformado por representantes de cada una de las carteras. También contará con el asesoramiento de investigadores e investigadoras del Conicet, de las universidades nacionales y de otras instituciones afines al campo de la ciencia y la tecnología. El Comité se encargará del diseño y la implementación de un plan estratégico basado en la generación de conocimientos científicos interdisciplinarios para el manejo sustentable de los recursos marinos; el fomento de las innovaciones tecnológicas que aporten al fortalecimiento de las industrias vinculadas al mar y a las regiones marítimas; y de la creación en la sociedad de una mayor conciencia sobre el patrimonio marítimo.
La Unidad Covid-19 –creada a los efectos de la pandemia, con todos sus aportes científicos y tecnológicos– signa el pulso de una orientación que el gobierno de Alberto Fernández busca trazar en relación al conocimiento y la soberanía. “Lo que marca la realidad es que necesitamos desarrollar insumos propios porque nadie te regala nada. Estamos en un mundo en que la soberanía pasa por el dominio de las tecnologías, la ciencia y el conocimiento. Allí radica la disputa. Argentina puede dar pelea porque si algo tenemos son recursos humanos bien calificados, que provienen de la universidad pública y pueden aportar muchísimo”, dice Salvarezza.
El conocimiento como una vía hacia la soberanía
Si existiera justicia poética, el planeta Tierra debería llamarse planeta “Agua”. Aunque todas las luces apuntan a las fracciones continentales, el mar explica mucho más de la existencia humana de lo que las personas están acostumbradas a pensar. No obstante, se sabe muy poco acerca del universo acuático, por ello, el trabajo de los científicos y las científicas se torna tan clave en el marco del relanzamiento de Pampa Azul.
“El Mar Argentino es uno de los más extensos y productivos del mundo. Suministra una importante cantidad y calidad de servicios ambientales que sirven a los intereses de muchos países y sostiene una biodiversidad única, incluso con algunas especies que no se reproducen en nuestras costas pero sí subsisten y se alimentan en nuestras aguas. Esto hace incomprensible ver cómo, culturalmente, nuestro país estuvo siempre de espaldas al mar. Justamente, la iniciativa Pampa Azul viene a intentar revertir este proceso histórico”, expresa Juan Sala, Investigador del Conicet en el Instituto de Biología de Organismos Marinos y asesor del MinCyT en el área. En esta línea, lo apunta Mercedes Santos, investigadora del Conicet en el Instituto Antártico Argentino, para quién la revisión histórica ocupa un lugar esencial: “Tradicionalmente, el estudio del Mar Argentino ha sido impulsado por distintos centros de investigación, pero se realizaban de manera fragmentada. La clave en Pampa Azul se basa en la construcción de una mirada común sobre el mar y en la integración entre el conocimiento científico, el desarrollo tecnológico y la innovación productiva”.
El hecho de conocer en profundidad al Mar Argentino servirá, desde la perspectiva de los especialistas, para conservar y manejar los recursos de una manera más adecuada. “Conocemos apenas un poco más del 15% de los organismos que habitan el planeta con nosotros. En nuestro Mar ocurre de la misma manera: si bien nuestros recursos son importantes ya que calificamos como país pesquero y contamos con un organismo esencial para conocer y guiar esa tarea productiva (Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero) debemos conocer las zonas relevantes de nuestros recursos marinos para permitir su conservación, sustentabilidad y regulación de las especies de interés comercial”, explica Luis Cappozzo, investigador del Conicet en el Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia" y divulgador científico.
Frente a ello, los aportes que la ciencia puede realizar son múltiples y diversos. De hecho, el mar es tan complejo que prevé un abordaje transdisciplinario. Así lo considera Cappozzo: “Para reconocer todos nuestros recursos marinos, es condición necesaria la participación de nuestros científicos y científicas especializados en ciencias vinculadas al mar, lo que incluye a todas las especialidades de la CyT de nuestro sistema, desde los taxónomos (que nombran nuevas especies) hasta geofísicos, pasando por sociólogos abogados, economistas, biólogos moleculares y por supuesto marinos”. Un asunto crucial son las Áreas Marinas Protegidas (AMPs) y, en poco tiempo, Santos asumirá el cargo en la Dirección Nacional. “Es necesario profundizar conocimientos básicos sobre el océano, establecer información de base de esas regiones, y aplicarlas al diseño y manejo de las AMPs. Me refiero al desarrollo de bioindicadores, así como también, la construcción de modelos que contemplen los cambios en el ecosistema ante distintos escenarios de cambio climático”, comenta.
Conocer en profundidad al mar genera mejores condiciones para aprender a cuidarlo y defenderlo. Y si de territorio y soberanía se trata, las Malvinas continúa siendo un eje de disputa geopolítica. “No hay que olvidarse que nuestro país se enfrenta a una disputa histórica vinculada a la soberanía de una parte muy importante de su mar territorial con el Reino Unido. Esto hace particularmente estratégico el desarrollo de una iniciativa como Pampa Azul, porque no hay mejor forma que reclamar la soberanía sobre un territorio que mediante la diplomacia y el conocimiento profundo del mismo. La única forma que la Argentina tiene para lograr dicho conocimiento integral y poner a nuestro mar en el corazón de la agenda del desarrollo de una nueva nación es estableciendo y financiando iniciativas como esta”, plantea Sala. En esta línea, remata Cappozzo: “La zona de conflicto con el Reino Unido es un factor más que indica priorizar el alcance sobre el conocimiento actualizado en ciencias marinas, en consonancia con los reclamos que nuestro país realiza sobre la soberanía que por derecho nos asiste sobre las Islas Malvinas. Si nuestros científicos y tecnólogos brindan ese conocimiento, recuperamos soberanía”.