River se ha acostumbrado al buen vivir en los últimos mercados de pases con rimbombantes ventas como las de Alario, Palacios, Pity Martínez, Driussi y Saracchi (entre los cinco sumaron más de 90 millones de dólares para las arcas de Núñez). Pero también ha visto escapar algunas tortugas que, por no renovar contrato, partieron al exterior sin dejar rédito económico alguno en sus transacciones. Por eso, esta vez, la dirigencia millonaria se puso como objetivo acelerar las renovaciones de Lucas Martínez Quarta, Gonzalo Montiel, Nicolás De la Cruz y Rafael Borré, quienes finalizan su vínculo en junio de 2021 y son, justamente, los principales activos del club de Núñez para colocar en vidriera durante el mercado de pases que empezará a moverse en las próximas semanas.
"Queremos renovar los contratos de estos jugadores lo antes posible, más allá de las cuestiones de las transferencias. Si bien vencen en junio del 2021, queremos que haya tranquilidad para todos", dijo en las últimas horas el manager riverplatense Enzo Francescoli.
De todos modos, dentro del cuarteto de jugadores, las realidades son diferentes. Por un lado están Montiel y Martínez Quarta, surgidos de las inferiores del clubes y cuyas charlas de renovación son menos complejas porque se resolverán entre River y los entornos de los futbolistas, sin otro club de por medio, como es el caso de Borré y De la Cruz.
El representante de Montiel, Marcelo Carracedo, maneja una oferta del West Ham de Inglaterra, que si se salva del descenso haría una propuesta formal. Por eso, firmar una renovación con altas chances de ventas es menos compleja. Asimismo, el equipo de Martínez Quarta, encabezado por su agente Gustavo Goñi, se encuentra en un estado de situación similar y la renovación también se pone en juego si una transferencia se concreta en el actual mercado de pases o en el que viene.
Mientras tanto, con los dos jugadores extranjeros hay una “tercera pata”, ya que hay clubes que tienen porcentajes. En el caso de De la Cruz, Liverpool de Montevideo tiene el 70 por ciento del pase; y en el de Borré, es Atlético de Madrid el que tiene opción de compra.
En las últimas horas el sitio web uruguayo Tenfield advirtió sobre De la Cruz: “Las aristas son complicadas porque hay una deuda con Liverpool y con el propio jugador, que deben ser saldadas para avanzar”.
Por el tema Borré la cuestión es aún más compleja porque para renovar el contrato River tiene que pagar 3,5 millones de euros al Atlético de Madrid y poder tener de ese modo la potestad de venta.
Mientras ese pago no se concrete y Borré no acepte la renovación de contrato, el club madrileño podría pagar 7 millones de euros y sumar al delantero colombiano a su plantel, ya sea para utilizarlo o para venderlo.
Recientemente, River ya se quedó sin dos jugadores a los que se les terminó el contrato: el zaguero central de 21 años Kevin Sibille, quien quedó libre; y el delantero Ignacio Scocco, de 35 años, quien no renovó para jugar en Newell's Old Boys.
Aunque ambas salidas fueron consensuadas, en River no quieren que se repitan las historias no tan lejanas de Carlos Sánchez, Marcelo Barovero, Leonel Vangioni y Camilo Mayada, quienes no renovaron y emigraron con el pase en su poder hacia el fútbol mexicano y, en caso del defensor uruguayo, a la liga de su país. Además, en los últimos años también partieron jugadores de menor renombre a ligas europeas sin dejar un peso en Núñez, como el delantero Lucas Boyé, que con 20 años fichó por Torino de Italia en 2017 o Federico Andrada, que con 23 hizo lo propio con Bari de ese país.
Así las cosas, River busca que estas novelas tengan el mismo guión que la del atacante Julián Alvarez, que finalizaba contrato el año que viene y en las últimas semanas le puso la firma a la extensión de contrato, una que contempla una cláusula de rescisión como esas que vienen trayendo alegrías económicas por Núñez: 25 millones de dólares.