Los números conmueven: 503 millones de dólares por 12 temporadas, dos que le quedan y diez nuevas, a razón de casi 42 millones por año, con 477 millones garantidos. Con la extensión firmada con los Kansas City Chiefs, el mariscal de campo Patrick Mahomes acaba de sellar el mejor contrato de la historia del deporte mundial , a razón de 114.840 dólares por día. Lo más sorprendente es que recién hace cuatro años se decidió a apostar por el deporte que ya lo encumbró como una figura global, a pesar de ser un disciplina con escasa tradición fuera de los Estados Unidos. Llamado a marcar una época en el fútbol americano, Mahomes ya es una megaestrella pese a su perfil ultra bajo y a que recién disputó 31 partidos como profesional en sus primeras tres temporadas en la NFL, sólo dos de ellas como titular.
No cualquier jugador es capaz de aguantar sobre sus espaldas la presión de una franquicia que hacía 50 años que no lograba un título. Y Mahomes, con apenas 24 años, la soportó para llevar a los Chiefs al título en el Superbowl de febrero , cuando en los últimos siete minutos y 15 segundos mostró todo su talento para cambiar el destino de un partido que Kansas parecía tener perdido ya que los San Francisco 49ers se imponían 20-10 cuando promediaba el cuarto decisivo.
Un jugador distinto
Es muy común mencionar a un gran talento como un "jugador distinto", pero en el caso de Mahomes es realmente así. En el campo puede llevar adelante jugadas que ningún otro colega es capaz de hacer. Por eso, semana a semana sorprendía a propios y extraños, como si superara niveles en un videojuego. Probablemente su pasado por el béisbol y el básquetbol hayan servido para conformar un súperatleta que rompe los moldes y al que, por el momento, no parece existir la fórmula para neutralizarlo.
Como cualquier mariscal de campo de la NFL, Pat es capaz de "soltar" el brazo para conseguir pases de larguísima distancia. Pero además de llegar a 75 yardas sin mayores esfuerzos, por su pasado como beisbolista también logra lanzar el balón desde posiciones y ángulos bastante diferentes al del resto de sus colegas. Y como ex basquetbolista, también tiene una visión de cancha muy distinta a otros quarterbacks, sumado a movimientos de pies como giros o cambios de direcciones que lo convierten, además, en un verdadero peligro cuando decide quedarse con la pelota y atacar como corredor. Ese combo de virtudes lo convierte en un enigma indescifrable para los defensores, que deben presionarlo rápido para que no piense, deben cerrarle caminos para que no corra y no pueden descuidar a los receptores para que no lance. Por si fuera poco, también puede pasar con precisión con la mano izquierda, la menos hábil, recurso inédito en la historia.
Una formación poco común
Durante su etapa en la escuela secundaria en la Whitehouse High School de Texas, Mahomes se destacó en béisbol, básquetbol y fútbol americano. A esa altura no tenía definido qué deporte elegir. Incluso, cuando terminó la escuela, los Detroit Tigers lo eligieron en el draft para las Grandes Ligas de béisbol tratando de continuar el legado de su padre, un lanzador con más de 10 temporadas en la MLB. Pero el joven Patrick optó para seguir su formación cerca de su casa, en la universidad Texas Tech, que le permitía continuar seguir progresando en béisbol y fútbol americano.
Sus dos primeras campañas universitarias las desarrolló en paralelo, hasta que en 2016, con 20 años ya cumplidos, anunció que se iba a dedicar al fútbol americano. Esa temporada, la primera full time, le alcanzó para mostrar que estaba entre los mejores proyectos de quarterbacks del país y, tras renunciar a su último año universitario, Kansas lo eligió en el décimo puesto del draft. Así llegó a la máxima competencia, con un contrato firmado el 20 de julio de 2017 por cuatro temporadas, a cambio de 16 millones de dólares, aunque luego logró una extensión y una mejora hasta 2022.
Impacto a primera vista
A la sombra del veterano Alex Smith, su primera temporada la vio desde el banco de suplentes, hasta que el 27 de diciembre de 2017, en un partido que no le cambiaba la posición a los Chiefs de cara a los play offs, Mahomes debutó en la NFL. Fue su único juego de la temporada, pero bastó para que la dirigencia se decidiera apostar por él. El traspaso de Smith a los Washington Redskins en marzo de 2018 le dio la titularidad al jugador que cambiaría la historia de la franquicia.
En su primer año como titular deslumbró desde su primer partido, por lo que fue elegido como el jugados más valioso (MVP) de la temporada regular y comenzó a ganarse un apodo que le calza perfecto: Magic. Logró ser el segundo jugador en la historia de la NFL en arrojar 50 pases para touchdown y para más de 5,000 yardas en la misma campaña. Sin embargo, los Chiefs chocaron contra los New England Patriots de Tom Brady en las semifinales y su sueño de campeón quedó trunco.
La revancha llegó la última campaña, cuando guió a Kansas al título, con números que lo colocaron a la altura de los mejores jugadores de la historia y en el más joven en conseguir tres de los mayores hitos para un futbolista: ganar un Superbowl, ser elegido el MVP del partido decisivo y ser MVP de una fase regular. Como valor agregado, la NFL informó que la camiseta 15 de Mahomes se convirtió en la más vendida en el periodo entre marzo de 2019 y febrero de 2020, por delante de una gloria del deporte como Tom Brady.
Una ciudad a la medida
A pesar de su alto perfil en la cancha, todo lo contrario es fuera de los campos. La actitud menos profesional que se le conoce fue entre la segunda y tercera temporada, cuando se filtró un video en el que estaba mostrando todo su talento para el básquetbol con un grupo de amigos. Alarmado por un crossover y un giro invertido dignos de Michael Jordan, el gerente general de los Chiefs, Brett Veach, le prohibió volver al parquet, pero todo dentro de un marco muy cordial. "Estuvo en la oficina y bromeamos al respecto. Estaba haciendo unos tiros y de pronto se convirtió en un giro y fintas. No tiene ese filtro en su mente para simplemente divertirse y no tomar todo tan competitivo", sentenció Veach.
En pareja con su novia del secundario, Brittany Matthews, Mahomes encontró en Kansas City una ciudad bien tranquila para vivir, lejos de las luces de Nueva York, Los Angeles o San Francisco, que se adaptan a la perfección a su personalidad introvertida. Una noche, el futbolista y su pareja fueron a comer a una pizzería cerca de su casa, pero ningún otro cliente se acercó para sacarse una selfie o pedir un autógrafo, pese a advertir su presencia.
Cuando se estaba retirando, desde la puerta agradeció el gesto. "Gracias por dejarnos disfrutar de la cena. Por esto me gusta esta ciudad. Son increíbles", le dijo al resto de los comensales. Pero no quedó en eso. Sin que nadie lo percata y como agradecimiento a no haber sido molestado, Mahomes pagó la cuenta de todas las mesas del local. Ahora, con los 115.000 dólares diarios, sería como si regalara un puñado de caramelos.