¡Cómo cambia todo, si hace sólo un mes nadie daba un mango por la selección, y los teléfonos eran del Estado: ahora, la selección es un asunto de Estado, y no dieron casi un mango por los teléfonos! Pero tuvimos un Mundial, uno distinto, el del '90. Argentina jugó en este caso de una manera diferente al '78, o al '86', jugó mal, a mi gusto. Bueno, hay que entender que, además de la lesión de Maradona, faltó Kempes, faltó Bertoni, faltaron Bochini, Valdano, Latorre, el Tata Brown. Seguramente con todos esos jugadores hubiéramos ganado, siempre y cuando los referís no objetaran la superioridad numérica y nos permitiesen jugar de 17 contra 11.

Además hay que señalar la actitud de los árbitros, que insistían en jugar los 90 minutos, y luego el alargue, en lugar de pasar directamente a los penales, sin nada previo, como hubiéramos deseado, con la finalidad de que Goycochea, Dios, o los postes nos permitieran el ansiado triunfo.

Es de destacar el bajo nivel de cultura de los europeos, que todavía no aprendieron que los himnos se cantan, no se silban. Parece mentira, dos mil años de civilización al cuete.

Hablando de tácticas deportivas, hay algunas cosas que no entendemos. Por ejemplo, no sabemos por qué Bilardo dejó afuera a ese jugador que tanto luciera en el amistoso en el que nuestra selección batiera por uno a cero al equipo de Futbolistas Argentinos Agremiados; me refiero a ese que jugó con la camiseta N° 5, y que la rompió (a la pelota, digo). Como después tampoco incluyó a Ramón Díaz, termino por pensar que Bilardo tiene cierto prejuicio contra los riojanos.

Mencionaremos, a continuación, algunas actuaciones individuales.

Batista: Me pareció un jugador sólido, con lustre, ofreciendo distintas vetas, capaz de pegar con fuerza, ofrecer cierta resistencia, permitir que el equipo salga a flote sin perder por eso cierta mínima flexibilidad. En dos palabras: de madera.

Pumpido: Le hicieron un gol gracias al cual empezó a aparecer el ''fenómeno Camerún". Después, cumplió con todo lo que le pidió el presidente Menem para no romper la cabala y que Argentina llegue adonde llegó; lo cual no es poca cosa.

Monzón: Recién en el partido contra Alemania apareció la garra de este campeón, que lamentablemente no pudo repetir lo logrado contra Benvenutti, Boutier o Mantequilla Nápoles, y fue expulsado al primer golpe bajo. Hizo el gol, a favor, contra Rumania. No es poco.

Goycochea: Atajó los penales sentado en una silla, de la que se arrojaba con valor, gloria y loor, honra sin par. Decían que tenía SIDA o sea Ser Increíble De Arquero. Ahora seguirá siendo ídolo de multitudes, seguramente de multitudes europeas, adonde van a parar todos nuestros Ídolos, lamentablemente.

Tobillo: Un desastre. No acompañó a Maradona, como se esperaba, y nos hizo dudar de que Bilardo haya hecho bien en hacerlo jugar. Es más, gracias a su baja performance deslució la labor de Diego; eso sí, le pegaron mucho.

Bauza: Verdadero fantasma, una de las sorpresas del equipo argentino. Esperamos que en el '94 sea de velada.

Caniggia: Hizo un gol contra Brasil, hizo un gol contra Italia, y nos dio a los argentinos la satisfacción de dejar a ambos equipos fuera del Mundial, algo apenas menos festejado que el propio triunfo; lamentablemente, una mano, que no fue la de Dios, lo dejó afuera de la final y no pudo repetir contra Alemania.

Dios: Otra pieza fundamental en el equipo. Cuando acompañó a Maradona o a Caniggia, facilitó los goles. Contra Brasil estuvo en todas, contra Alemania casi logra que Brehme haga un gol en contra. A pesar de que muchos no lo veían, Bilardo hizo muy bien en incluirlo en la lista de buena fe.

Maradona: Diego Armando, Armando Diego, Dieguito. Armando el equipo argentino, articulando jugadas con Olarticoechea, Caniggia o Dios, es siempre el gran jugador que todos comparan con Pelé, salvo los que comparan a Pelé con Maradona. Es una lástima que no insistiera para que Tobillo no jugara de la misma manera que insistió con Ramón Díaz.

Poste: Contra Brasil ídolo y factótum del triunfo; después intervino poco.

Esto fue sólo una etapa. Ahora vienen los EE.UU. Sólo resta esperar que la Argentina mejore su estilo, pueda pulir algunos detalles, y logre lo que no pudo lograr en Italia: el título que tanto nos hace falta; y por favor, que no sea en Bónex.

En Italia no quedan ni las banderas de la FIFA. Las banderas sí flamean en la Argentina celebrando el segundo puesto. Y está bien que así sea. Después llegará el tiempo de un análisis más profundo para exigir el retorno del estilo que hizo grande al fútbol argentino.

* Nota publicada en Página/12 durante el Mundial de Italia 90.