Hace ya casi cuatro años que Albertina Carri presentó Cuatreros, un documental ensayístico que, tomando como punto de partida la figura del legendario “gaucho rebelde” Isidro Velázquez, operaba como vehículo para replicar audiovisualmente el torrente de recuerdos y pensamientos de la directora. Si bien se trataba de un film inclasificable, cercano a la videoinstalación pero armado con herramientas propias del cine, no era una búsqueda novedosa para alguien que, como Carri, ha construido una obra cuya voluntad principal es indagar en los pliegues del pasado. Un pasado personal aunque con resonancias generacionales y en el que lo político es indivisible de lo íntimo. O más: un pasado, legible para ella a través del cine, en el que lo íntimo ES político. Sobre esa misma idea gira Bernarda es la Patria, que nada casualmente tiene a Carri como productora y guionista junto a Diego Schipani, quien aquí también dirige y antes había producido y guionado con ella Cuatreros.

El destino de este nuevo viaje comandado por Schipani es el transformismo en la escena under porteña de los ’80, un movimiento tan anárquico y caótico como la película que intenta reflejarlo. Pero no hay datos duros ni bibliográficos, así como tampoco el intento de construir una verdad absoluta. Bernarda… utiliza como pilares las subjetividades de quienes vivieron en carne propia las particularidades de esa época, voces representativas como las Vanessa Show, Fernando Noy, Mosquito Sancineto, Mario Filgueira y Willy Lemos. Es un periodo mucho más recortado en tiempo y espacio que el de Cuatreros. Desde ya que están las inevitables imágenes de archivo caseras (algunas son auténticos hallazgos), así como también las visitas los lugares que fueron y ya no son, como Cemento y el Parakultural.

Las anécdotas compartidas mezclan el color con la violenta de razzias y detenciones al voleo, con distancias insalvables con la familia, con el sida haciendo desastres entre amigos y amigas. De todo eso da cuenta Lemos, cuyo CV incluye, entre otras cosas, haber sido la primera travesti del cine nacional en Tacos altos, de Sergio Renán. A partir de allí inicia un proceso interno muy similar al de Carri en sus películas, aunque con el teatro como canalizador en lugar del cine. Ocurre cuando arranca la preproducción de una particular reposición del clásico de Federico García Lorca La casa de Bernarda Alba en el teatro Margarita Xirgu, en referencia a la actriz que protagonizó la obra en 1945 en la Argentina, en lo que fue la primera exhibición pública de un texto que era mala palabra para las autoridades franquistas. En esa misma sala debutó Lemos a fines de los ’70. Y en esa sala ahora le toca ahora sentarse para hacer un casting de actores, mientras en los camarines se prepara para ser Alba.  

Lo de “ser” es literal. Si durante el casting escucha con atención a cada actor, cuando le toca ensayar, lejos de interpretar, Lemos se apropia del personaje creado por el español, como si en esos parlamentos encontrara resonancias propias vinculadas al dolor de la infancia, a la incomprensión de la adolescencia, a las dudas de su primera adultez. Revelaciones que la cámara escucha con atención, dejándose llevar por el cauce de los recuerdos y reflexiones del actor. Porque Bernarda es la Patria es un registro del pasado pero también del presente, una nueva exploración de la íntima relación entre teatro y libertad. Una libertad creativa pero también identitaria. Ser quien uno quiere ser: pocos actos más libres que ése.

7 - BERNARDA ES LA PATRIA

(Argentina/2020)
Dirección: Diego Schipani
Guión: Albertina Carri y Diego Schipani
Duración: 72 minutos
Con los testimonios de Willy Lemos, Fernando Noy, Ariel Farace, Mosquito Sancineto, Víctor Anakarato y Mario Filgueira.
Estreno este jueves a las 22 en Cine.ar TV, y desde mañana disponible en Cine.ar Play.