El futuro llegó. O eso es al menos lo que se siente cuando se asiste a una función de “teatro virtual”. Es que la pandemia empujó a las artes escénicas a repensar sus formas de emisión y recepción, y las historias que antes ocurrían sobre las tablas de un escenario ahora transcurren expandidas en una pantalla que divide la acción en múltiples cuadros. De eso se trata SPI - Salas PanInmersivas, proyecto creado por los actores, dramaturgos y directores Santiago Legón y Fran Cantó, y del que se desprenden Consorcio, un juego inmersivo y Era Marea, dos propuestas que se transmiten por Zoom.
La pareja de artistas estaba por estrenar otra obra -Cuentan los muros- cuando se decretó el aislamiento, y con un panorama de funciones y giras suspendidas decidieron continuar los ensayos de forma remota. Y ese fue el germen de las nuevas creaciones. “Descubrimos en esos ensayos que nos atraía y divertía muchísimo lo que veíamos en la pantalla con cinco actores y actrices trabajando en vivo cada uno desde su casa. Y a partir de allí comenzamos a pensar en trabajar con la plataforma Zoom e investigar las posibilidades que allí se habilitaban”, apunta Legón. “Lo que se generó fue maravilloso, no sólo por la entrega de les intérpretes sino también porque descubrimos en las herramientas que nos aportaba ese medio virtual un lienzo expresivo que corre los límites del territorio escénico y amplía sus horizontes”, añade Cantó.
En Consorcio, pieza dirigida por Legón e interpretada por Cecile Caillon, Constanza Scotto, Diego de Paula, Greta Berghese, Gustavo Maggi, José María Marcos y Mariana Brusse, siete vecinas y vecinos se reúnen de manera virtual para debatir las problemáticas propias del vecindario, y en el encuentro no tardan en aflorar las miserias de quienes buscan discriminar a los trabajadores esenciales expuestos al virus o a quienes adeudan expensas. En ese marco, se suma además un caso misterioso en el edificio y la posibilidad de que cualquiera sea el responsable, resolución que queda en manos de los espectadores. “Pensé el consorcio como un núcleo diverso de la sociedad en el que se pueden reflejar muchas de las cosas que nos están pasando como humanidad. Y la idea era jugar con el misterio desde el humor y con el hecho de dejar el desenlace al público presente en cada función para reforzar el hecho de que la historia está sucediendo en vivo”, cuenta su director.
El clima del encierro, y de la monotonía de los días, también sobrevuelan la dinámica de Era Marea, un trabajo con base en la expresión corporal, y que cuenta con la actuación de Carla Bachiocchi, María de Pablo, Ana Luz Furth y Ezequiel Insa Balderrama. “Tomamos como punto de partida la idea de trabajar con el concepto del tiempo y los estados de afectación en un espacio de tiempo. Todo lo demás fue construido y elaborado a partir de conceptos e ideas que tomé de distintas escuelas de pensamiento, sumando imágenes que se me disparaban en consecuencia”, revela Cantó, a cargo de dirigir la experiencia. “Fue un proceso de un mes y medio de ensayos dialécticos con teoría y praxis para trasladar estímulos a una acción con la que cada intérprete fue construyendo su propia partitura corporal”.
-Hay artistas que hoy prefieren crear esquivando la temática de la pandemia y la cuarentena. En cambio, ustedes decidieron ambientar sus obras en este contexto. ¿Por qué tomaron esa decisión?
Fran Cantó: -En el caso particular de Era Marea, la obra discursa sobre aspectos que tienen que ver con la idea de que somos seres viviendo una experiencia terrenal y física, habitando los espacios de duración y tiempo con vivencias del plano de la afectación y la emoción. Y esto hace que la pieza tenga una perspectiva que va más allá de la circunstancia, y aspectos que universalizan la obra. Pero lo que sucede es que el momento que estamos viviendo tiene tanto peso en sí mismo que es difícil abstraerse de eso.
Santiago Legón: -Vengo trabajando mucho con la técnica del clown y el humor y me parecía que el momento tan adverso nos interpelaba como individuos. Por eso utilizo la risa como camino al pensamiento crítico. En el caso de Consorcio, usamos el humor y el absurdo como herramientas para espejar y deformar la realidad, para que podamos observarnos y comprender desde una perspectiva entretenida y lúdica, y para poder afrontar una situación muy dura como esta. Partimos de una frase del filósofo japonés Daisaku Ikeda que dice: "Son nuestras decisiones, y no las circunstancias, las que determinan nuestro destino". Justamente así decidimos encarar nuestra propia situación tan dramática en el ámbito artístico con otra mirada.
-¿Qué ventajas y desventajas descubrieron del trabajo con Zoom?
S.L.: -Las ventajas son increíbles. En primer lugar, se rompe el límite espacial, y eso hace que aparezca la posibilidad de actuar y de ser espectados desde cualquier lugar del mundo con conexión a internet. Y por esto ya tuvimos en nuestra platea virtual público de Chile, Perú, México, Colombia, Puerto Rico, Panamá, Mozambique, España, Inglaterra, Francia y de casi todas las provincias argentinas. Por otro lado, vimos que adolescentes y jóvenes que tienen un vínculo cercano con el espacio cibernético, y que quizás no son tan asiduos espectadores de teatro, se sintieron atraídos por estas propuestas. De hecho, hicimos una función debate con alumnos de secundario y fue impresionante la devolución. Por otro lado, creo que la desventaja tiene que ver con aquellos que aún les cuesta adaptarse a las comunicaciones virtuales. Y es con ellos que tenemos que hacer el mayor trabajo de inclusión, para que puedan sacar una entrada por internet, se bajen una aplicación y puedan disfrutar desde su casa un espectáculo realizado en vivo.
F.C.: - Sí. Y además de las resistencias al medio, están quienes no pueden conectarse porque no tienen un dispositivo o no tienen internet. Ahí empieza a haber barreras y límites del orden de lo personal y lo social que sería bueno poder transgredir para que el alcance pueda ser mucho más horizontal. Estamos resignificando el espacio virtual, y tengo la sensación de que el espectador nos invita a que podamos entrar a sus casas y a sus mundos para transformarlos. Además, se generan posibilidades discursivas distintas, porque se empieza a generar un híbrido con las posibilidades que dan las herramientas audiovisuales y las que nos habilita en este caso la plataforma de Zoom. En todo el proceso hay un cruce de lenguajes que potencia todo y genera algo nuevo y distinto.
-Hay un debate al interior de la comunidad teatral que pone en cuestión el concepto de teatro virtual. ¿Cómo se posicionan en ese debate?
S.L.: - Creo que nació una nueva forma de disfrutar un espectáculo en vivo desde nuestra casa con calidad artística y con lo efímero del teatro. Y eso no reemplaza el convivio teatral, pero sí permite que podamos llegar y comunicarnos a nivel internacional.
F.C.: - Me parece necesario y enriquecedor que se generen este tipo de debates, porque claramente estamos frente a un nuevo paradigma. Pero siento que bajo ningún aspecto esto que está sucediendo viene a reemplazar al teatro. El teatro como tal va a seguir existiendo, y es necesario. Imagino que cuando apareció el cine también se deben haber planteado estos debates, porque el cine se nutre mucho del arte escénico, y a la vista está que ambos coexisten. Si tomamos al hecho teatral como un ritual, en estas experiencias virtuales también estamos frente a un ritual, porque hay una disponibilidad de parte de les artistas y de les espectadores, y desde ambos lugares se sale modificado. Esa es la esencia del ritual, y todo eso sucede más allá de que haya una pantalla. Lo que está sucediendo es disruptivo, pero el teatro no va a desaparecer por eso.
* Consorcio, un juego inmersivo puede verse los viernes y domingos a las 21, y Era Marea jueves y sábados a las 21. Las entradas pueden adquirirse en Alternativa Teatral.