I. La totalidad o universalidad del conocimiento afincado en palabras y conceptos claves es uno de los mitos transformados en verdad de la civilización occidental. La verdad del mito tuvo un costo muy alto para civilizaciones co-existentes, cuando la occidental comenzó a forjarse en los siglos XIV al XVI. Pero tuvo un valor muy alto para creyentes y defensores del mito. En ese proceso, el mito (mythos) se con-fundió con el discurso (logos) de la verdad (aletehia). A partir del siglo XVI el mito tomó un cariz global. El mito de la propiedad privada fue uno de los pilares de la imagen occidental de la modernidad: el mito transformado en discurso legalmente justificó la apropiación y la expropiación en nombre de la modernidad y el progreso.
El visitador de tierras español en el Nuevo Mundo, en el siglo XVI, era una persona de autoridad que, a la par de vigilar las conductas de las autoridades hispánicas y obtener información de las comunidades hasta entonces relacionadas con el Incanato (territorio Inca), también tenía sus intereses personales. Cuenta la historia que uno de tales visitadores estuvo en una comunidad conversando con un señor indígena que tejía una manta de bellos colores. Ofreció comprarla, es decir, entregarle dinero a cambio de que el señor le entregara la manta. A pesar de sus esfuerzos, no logró convencer al indígena. La manta estaba destinada al Malku, el líder de la comunidad. La manta, en otras palabras, no era para vender sino para cumplir con las actividades requeridas para mantener el equilibrio y la armonía de la comunidad. El visitador escribió en su informe que no llegaba a entender por qué el señor indígena había rechazado el dinero y preferido otorgar la manta al Malku.
El mito de la propiedad privada adquirida con dinero entró en el Nuevo Mundo y comenzó a destituir los vínculos y el equilibrio comunal. Después del famoso Requerimiento , la institución de la propiedad privada destituyó y desarmó la armonía comunal de todo lo viviente, donde nada pertenece a nadie y todo pertenece a todxs.
En el siglo XVII y XVIII, en Inglaterra, el fenómeno de los cercamientos (enclosures) consistió en el desalojo de campesinos que cultivaban parcelas dispersas de tierra para consolidar las parcelas en propiedad privada de terratenientes. Los cercamientos transformaron lo común en propiedad privada mediante la expropiación y el desalojo. En Argentina esto sucedió en la segunda mitad del siglo XIX. El Martín Fierro de José Hernández dejó testimonio. Para ello fue necesaria la “campaña del desierto.” La campaña no destruyó lo común, sino lo comunal: la cosmo-vivencia que fusiona los seres humanos con la vida del cosmos, donde la tierra es vida no propiedad privada. El mito de la propiedad privada y del dinero pertenecía al sentido común y a las leyendas que caracterizaban la vida y la mentalidad europea del Renacimiento.
II. El mito de la propiedad privada es hoy hegemónico en el planeta. El mito de la organización social destituyó (pero no destruyó) la vivencia y presencia de lo comunal (coexistencia de todo lo viviente). Deshacernos del mito de la propiedad privada es difícil. No obstante, el hecho de que sea difícil deshacernos de él no quita que es un mito. El mito se sostiene hoy por grandes complejos industriales, tecnológicos y financieros. Desmontar las bases del mito implica desmontar los presupuestos y los principios sobre los cuales se fundan los relatos, los discursos y las leyes que los sostienen.
Distingamos, para empezar, la propiedad privada de uso y la propiedad privada de abuso. La concentración urbana de la población mundial es cada vez mayor. La población rural disminuye. Quienes moran en la ciudad necesitan un lugar donde habitar, que alquilan o compran. O deben vagabundear. Para quienes moran en la ciudad son necesarios medios de transportes públicos, una moto o un auto en las ciudades, una camioneta en el campo. El principio de propiedad privada da derecho a la ciudadanía a comprar un terreno para edificar, etc., etc. Todos estos son casos de propiedad privada de uso.
La propiedad privada de abuso es la propiedad que se funda, crece y prospera por medio de la compra de tierras destituidas (los ejemplos de Inglaterra y Argentina) y por medio de la explotación del trabajo para beneficio de la empresa (dirigentes, socios, inversores). En Argentina, la propiedad privada fue suficientemente ilustrada por los casos Techint y Vicentín. Hay bastante información en los diarios como para abundar sobre los detalles. Solo me interesa señalar que ambas empresas son casos en los que el mito de la propiedad privada sirve para legitimar beneficios de todo tipo a una minoría de gentes a costa de la explotación del trabajo de la mayoría de las gentes involucradas en la empresa. Además, el mito de la propiedad privada legitima la evasión impositiva, la fuga de dinero del país, los préstamos bancarios que no se devuelven. El mito del a propiedad privada legitima la ilegalidad de la ley.
III. Pero esto no es todo. El mito de la propiedad privada es complejo puesto que configura el diferencial de poder y los conflictos del (des) orden mundial. Por un lado están los Estados mayores del mundo occidental (Alemania, Francia, Inglaterra y Estados Unidos), las instituciones internacionales (FMI, Banco Mundial) que los respaldan para mantener los privilegios de 500 años de occidentalización del mundo y, por otro, la afirmación des-occidentalizante de China, Rusia e Irán. Entre ambos, los Estados medianos y pequeños, todos capitalistas, tienen la opción de orientar sus políticas exteriores entre el uno, el otro o ambos. Esta última es la opción fuerte para los Estados medianos y pequeños, es su afirmación y autonomía de ambas tendencias.
Las instituciones internacionales en general toman partido por la propiedad privada y el empresariado para no “dañar” la economía, aunque se dañe a las personas y la estructura social. Un caso cercano en Argentina fue el préstamo del FMI conducido por Christine Lagarde en el pasado reciente. Para que esto ocurra, es necesaria la complicidad del gobierno local que pide y recibe el préstamo. El mito de la propiedad privada y su defensa resultó en un descalabro socioeconómico que, al parecer, la nueva directora del FMI, Kristalina Georgieva, entendió.
Entender los abusos no significa entender el mito de la propiedad privada. Los abusos pueden ponerse en cuestión, y para eso está la Justicia. Pero no hay manera hoy de cuestionar la propiedad privada. No estoy hablando de comunismo, sino de la colonialidad de las creencias y los saberes que legitiman las creencias y las emociones.
Los temores de que el Estado argentino expropiaría las propiedades privadas de uso llevando Argentina al comunismo son o bien una falta de compresión del mito o una explotación del mito con fines políticos. Por otra parte, el mito de que a “los dueños de la tierra” (David Viñas dixit) o de Vicentin el mito de la propiedad privada les da derecho a hacer lo que se les ocurra en detrimento de la comunidad nacional y el orden social es una de las grandes aberraciones de otro gran mito, el de la modernidad, la modernización y el desarrollo.
* Walter D. Mignolo es semiólogo y profesor de Duke University (EE.UU.).