El enfrentamiento entre los taxistas y la empresa Uber pasó de las calles y los estrados judiciales a la polémica por la telenovela Quiero vivir a tu lado. La Asociación de Taxistas de Capital (ATC) criticó la tira de Canal 13, en la que el personaje de un conductor de un servicio similar al de la plataforma cuestionada en la ciudad de Buenos Aires es “patoteado” por taxistas. En la telenovela, señaló la entidad en un comunicado, los taxistas son “los malos”, que “defienden su fuente de trabajo y sus ingresos cumpliendo todas las leyes que regulan la actividad, las que protegen el trabajo, las impositivas, las de seguridad en el tránsito y la de los pasajeros transportados mientras que los ‘héroes’ resultan ser quienes las violan, particularmente la empresa Uber que como una especie de benefactor le ‘brinda trabajo’ flexibilizado y en negro. Una especie de contrapartida de aquel Rolando Rivas Taxista”.
En la novela, el personaje de Alfred Romano, interpretado por Alberto Ajaka, es un buscavidas que, entre los varios oficios que trata de desarrollar, presta un servicio como el de Uber. En la escena que terminó por enojar al gremio, dos taxistas encierran con sus coches el auto de Alfred, bajan para increparlo, y mientras el pasajero del Uber huye atemorizado, los taxistas gritan a Alfred que ellos son los laburantes y él, un ladrón, mientras le vacían bolsas de basura sobre el auto.
Alberto Rodríguez, secretario de ATC, dijo a PáginaI12 que el hecho de que el personaje se suba a manejar un auto de Uber “se puede entender como natural porque pierde el trabajo, pero le agregaron escenas con taxistas que lo prepotean y le impiden desarrollar su trabajo, y eso encierra un mensaje político cultural, los malos acá son los taxistas, cuando somos los que funcionamos legalmente, pagamos impuestos y tenemos medidas de seguridad por las revisiones técnicas”, remarcó.
Rodríguez advirtió que “Uber queda como el bueno y eso es parte de la propaganda que han hecho, porque la verdad es que no pagan impuestos, violan las leyes, y lo que dan son changas flexibilizadas”, y señaló que “todo esto va en el mismo sentido que el discurso de (Maria Eugenia) Vidal con los docentes. Apuntan a que trabajo hay, pero flexibilizado. Y nosotros hemos salido al cruce de todo esto” aseguró.
En diálogo con este diario, el docente de semiología y también guionista de televisión Damián Fraticelli reflexionó que “si bien las investigaciones demuestran que no hay relación directa entre lo que se muestra en la televisión y lo que la gente recibe, es indudable que los medios construyen representación social por el peso que tienen”. Esa construcción “hace inevitable que ese colectivo (por los taxistas) se queje por cómo se ve representado”, añadió, y remarcó que la reacción crítica es una herramienta, y que el colectivo de taxistas protestó “como lo hace cualquier minoría cuando se siente tocada, aunque no haya efectos directos entre lo mostrado y lo que perciben los receptores”.
Ajaka, el actor que encarna en la telenovela a Alfred, se sorprendió por la repercusión del tema y aclaró “no tengo Uber, no consumo”. El intérprete señaló que su personaje “es un busca, que desa- rrolló varios oficios y en ninguno avanzó. Pasó de un restaurante a oscuras al desarrollo de aplicaciones tipo Uber y a fuegos artificiales. Cuatro oficios en 35 capítulos”. Y agregó que “es un tipo que en el pasado importó Tiki-Taka, puso video club, e intentó con un parripollo. Esta claro que en el recorrido de Alfred, Uber no tiene futuro, dura lo que duran los rebusques”, sentenció.
En cuanto a la escena en cuestión, el actor aseguró que “con el grado de conflicto social que hay en las calles, la situación que planteamos es de comedieta”, y aclaró que “igual entiendo, por caso yo estaría de acuerdo con los taxistas, pero uno hace cosas en la ficción con las que no siempre está de acuerdo. Y en un caso (los taxis), están regulados y en el otro, no. Es atendible esa situación, pero lo loco es que exista Uber cuando no esta regulado”.
El comunicado de ATC asegura que la inclusión de Uber en la tira es una operación publicitaria para incidir en la opinión pública, ya que la empresa “es capaz de poner dinero, todo el que haga falta porque le sobra, para comprar artículos e intervenciones periodísticas” .
En este sentido, el semiólogo Fraticelli que fue guionista de Pol-ka, la productora de la tira, observó que ese enunciado “es verosímil”. Sin embargo, advirtió: “No tuve la experiencia de vivir eso, o que me hayan contado, y he trabajado para productora”.
El actor Ajaka apuntó en la misma dirección. “Si yo formo parte de esa maquinaria está todo mal. Creo que las cosas son mas aleatorias y, además, no hay un triunfo de la situación ni un discurso que se instale desde mi personaje, que carga con el sino trágico del que no la pega nunca y para el que todo resulta fallido. Sería, cuanto menos, paradójico”.