El gobierno argentino rechazó, a través de un comunicado de su Cancillería, la presentación realizada por la industria estadounidense que nuclea a productores de biodiésel, que busca bloquear la continuidad del ingreso del biocombustible argentino a su país. La comunicación oficial del gobierno argentino sostiene que dicha presentación “se basa en argumentos carentes de todo sustento” y recuerda que una acusación similar emanada de productores europeos había sido rechazada por la propia Unión Europea, “dado que no pudo probarse la existencia de subsidios que supuestamente favorecían a los productores argentinos”.
Una coalición de sectores empresarios estadounidenses liderada por la Junta Nacional del Biodiesel (National Biodiesel Board, NBB) solicitó al Departamento de Comercio y a la Comisión de Comercio Internacional de ese país la imposición de derechos antidumping y compensatorios contra las exportaciones argentinas de biodiésel. En su petición, acusan a los productores argentinos de exportar biodiésel a precios de dumping y de beneficiarse de subsidios distorsivos que perjudicarían a la industria norteamericana.
“La demanda sobre supuesto dumping no cuenta con evidencias y sus argumentos ya han sido rechazados por tribunales internacionales. La OMC falló en favor de Argentina el año pasado, tanto en primera instancia como en apelación, contra una medida antidumping similar a la que ahora pretende la industria del biodiésel estadounidense, impuesta por la Unión Europea”, enfatizó en su respuesta la cancillería agentina. También recordó que la medida europea declarada ilegal por la OMC estaba basada en los mismos argumentos que ahora reitera la industria estadounidense. A esto se sumó que la Corte General europea anuló los derechos antidumping impuestos por la UE, dando por tierra con la acusación de sus propios productores. Debido a esto último, la Unión Europea se encuentra revisando su medida.
Argentina es líder mundial en producción de biodiésel elaborado a partir del procesamiento de la soja. La alta rentabilidad del producto generó que, en los últimos seis años, varios grupos empresarios locales se decidieran a levantar plantas de biodiesel, fundamentalmente orientadas a la exportación. Pero las medidas restrictivas al ingreso del producto en Europa, a partir de 2014, cambiaron la ecuación y, de golpe, Argentina se encontró en situación de sobreproducción del combustible. Según algunas interpretaciones que entonces corrieron en círculos empresarios, la medida contra el biodiesel argentino habría sido una represalia de la UE, a instancias de España, como respuesta a la expropiación de las acciones de control de YPF, hasta abril de 2012 en manos de Repsol. Pero los nuevos acontecimientos evidencian que la disputa va más allá de aquella explicación simplista.
Frente a la presentación de la cámara estadounidense, el comunicado oficial de Cancillería señaló que “el Gobierno argentino brindará su apoyo a los productores argentinos y continuará bregando por un comercio internacional de biodiésel libre de barreras”. En un tono similar al del Gobierno, la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) había rechazado la acusación de dúmping formulada por la NBB de Estados Unidos. “Las razones esgrimidas por la asociación de productores de biodiésel norteamericana apelan a interpretaciones de dúmping ya rechazadas enfáticamente por la Organización Mundial del Comercio (OMC), desconocen la mayor eficiencia argentina para la producción de biodiésel y, como determinaron ya varios fallos internacionales, los motivos aducidos van en contra de las normas del comercio internacional”, expresaron desde la entidad empresaria argentina. En el balance comercial argentino, el biodiésel es el principal producto exportado a Estados Unidos. El año pasado sumó ingresos por 1240 millones de dólares, cifra equivalente al 2,1 por ciento de las exportaciones argentinas. En 2016, la balanza comercial con Estados Unidos fue deficitaria para la Argentina en aproximadamente 2200 millones de dólares.