En pleno pico de contagios de coronavirus y luego de que el expresidente Mauricio Macri afirmara que el gobierno de Alberto Fernández intenta “avanzar sobre las libertades” de los argentinos, miles de personas de barrios acomodados de Buenos Aires y de ciudades como Córdoba, Tucumán o Rosario protagonizaron “banderazos” y “bocinazos” con el día de la Independencia como excusa y con reclamos diversos, todos con escaso anclaje en la realidad y un trasfondo común: el odio en sus más diversas expresiones, el rechazo al gobierno nacional y en particular al aislamiento social, preventivo y obligatorio para enfrentar la pandemia de covid-19. En el Obelisco porteño, la concentración convocada desde las redes sociales por los distintos sellos en los que se escudan dirigentes de Cambiemos, como la titular del PRO Patricia Bullrich, incluyó agresiones a trabajadores de prensa del canal C5N, que debieron interrumpir su tarea ante el nivel de violencia de los manifestantes y la ausencia de fuerzas de seguridad. El ataque fue repudiado por dirigentes de todo el espectro político.
Como ya es tradición en las manifestaciones contra gobiernos peronistas, que en esta particular coyuntura incluyen romper la cuarentena, en esta oportunidad volvieron a confluir reclamos de todas las especies en boca de personas mayores mezcladas con jóvenes libertarios y teóricos de las conspiraciones de todas las edades. En las distintas concentraciones y caravanas de autos y camionetas 4x4 se pudieron ver carteles y escuchar testimonios “por la libertad y la justicia”, contra “la farsa de la cuarentena”, contra “la corrupción”, contra “los zurdos”, contra “el comunismo”, contra el fantasma de “Venezuela”, contra las vacunas y un largo etcétera. “Desde la defensa de las instituciones hasta el rechazo a la liberación de Lázaro Báez”, intentó resumir una placa del canal Todo Noticias (TN), que transmitía en vivo desde varios puntos del país.
Hasta ahí era lo esperado pero en el Obelisco y alrededor del móvil de C5N la tensión comenzó a incrementarse. "La cuarentena ya pasó a segundo plano porque han destruído todas las variables de la economía", gritaba al micrófono de ese canal de noticias un joven libertario con el pañuelo celeste antiderecho como barbijo. "¡C5N, la puta que te parió!", empezó a escucharse de fondo de la entrevista. "Los kirchneristas son los que agreden a los medios, nosotros no tenemos nada que ver. Acá no hay gente violenta, a pesar de que los agredan", ensayó un oxímoron liberario antiderechos.
Luego comenzaron los golpes, la rotura de las ventanillas del móvil al tiempo que un hombre exaltado les gritaba a los que estaban adentro del camión: "¡Van a empezar a tener miedo, hijos de puta!". Al final el móvil se retiró rodeado y protegido por otros trabajadores de prensa que estaban realizando la cobertura. La Polícia de la Ciudad nunca apareció.
Los repudios aparecieron pronto. Uno de los primeros fue el del ministro del Interior, Wado de Pedro que se solidarizó con los trabajadores agredidos. Luego publicó el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero: "El mensaje de @alferdez resultó premonitorio: celebremos la diversidad ideológica, pero siempre en el marco del respeto y el cuidado. Dejar de sembrar odio para dejar de cosechar odiadores seriales". El jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, se solidarizó con los atacados, repudió el hecho y ordenó que se realice una denuncia penal para investigar los hechos. Mauricio Macri solo tuiteó la palabra "¡Libres!".
En tanto, el diputado del PRO, Fernando Iglesias, publicó un tuit con el comunicado de su partido que repudia la violencia pero que no se solidariza con los trabajadores. Curiosamente, el legislador que participó del banderazo publicó durante la tarde un tuit con una foto que tenía una leyenda bastante violenta: "Chorra vamos por vos".
Este no fue el único ataque violento porque el periodista Ezequiel Guazzora, de Comunicación Popular, terminó con lesiones en su mano derecha y un fuerte traumatismo de tórax luego de recibir una brutal golpiza.
“Que los barbijos no sean mordazas”, decía el cartel de una señora frente a la quinta presidencial de Olivos. “No podemos aguantar este atropello”, bramó ante el micrófono. Cuando la movilera de TN le recordó que el jueves hubo récord de contagios de coronavirus la mujer le confesó que “no creo en las cifras, no creo en nada”.
--Aparte acá hay algo --se metió un hombre sin invitación--. Esto no es el covid, estos son delincuentes, zurdos, atorrantes que se quieren quedar con todo, quieren dominar a la clase media como dominan a la clase baja –explicó.
--Están anulando a la clase media –lo respaldó la mujer--. Así como hay un gabinete de médicos tiene que haber un gabinete económico.
--La cuarentena no tiene que ser obligatoria, que se deje de jugar al infectólogo este presidente de mierda --intervino otro señor alterado.
--¿Qué opina de que no se cumpla la distancia social aquí mismo? –le preguntó la cronista a la mujer que se presentó como médica.
--Estamos en un ambiente abierto y con barbijos –intentó justificar.
--Preferimos morir de covid y no de estos atorrantes, que vienen por todo, se quieren robar la república –volvió a gritar uno de los caballeros visiblemente excitado.
Un sesentón que se definió como “apolítico de todo la vida” y aclaró que vivió los años 73 ,74 y 75 por motivos que no explicó, contó que “estamos acá porque queremos convencer a estos corruptos que gobiernan que no son los dueños de país”. “Si gobiernan como hasta ahora le pegarán una patada en el culo los mismo que los votaron”, pronosticó. “Si los políticos, sindicalistas, judiciales, periodistas y estatales no cobraran sueldo, ¿sabés cuánto dura la cuarentena? Un día dura”, dijo otro hombre cubierto con una bufanda con la bandera argentina.
“Digan la verdad, queremos el respeto a la Constitución nacional, la libertad individual, la propiedad privada. No queremos que nos maneje una dictadura”, pidió una señora mayor en Olivos. Luego corrigió su discurso, reconoció que “no estamos en una dictadura” y eligió replicar las hipótesis de la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, al sostener que “los que están en el Gobierno tienen un plan y buscan impunidad”. La mujer se indignó también porque “no podemos descubrir ahora la cantidad de villas miserias que tenemos” y explicó que “si los hermanos pobres se están muriendo es porque ellos hicieron las villas, el peronismo ha gobernado la provincia de Buenos Aires muchos muchos años”.
Las apelaciones a “las libertades” y en particular la de prensa fueron otras de las consignas que bajaron desde redes sociales y del discurso opositor a la calle. “Acá lamentablemente hemos visto un Gobierno que intentó avanzar sobre las libertades: la libertad de expresión, el funcionamiento de la Justicia, la independencia de los poderes, la propiedad privada”, les dio letra Macri el día anterior, entrevistado por el libertario Alvaro Vargas Llosa.
En Cabildo y Juramento, donde la presencia de adultos mayores fue la regla entre los presentes, varios videos registraron a los manifestantes coreando “libertad, libertad” y cantando el himno nacional. En esa tradicional esquina del barrio de Belgrano se vieron carteles como “No al atropello, cárcel a todos los corruptos” o “Acá estamos los odiadores seriales”, una referencia a la mención del presidente en su discurso por el 9 de Julio, cuando afirmó que vino para terminar con ese flagelo.
“Para que toda la oposición entienda que los necesitamos unidos”, decía una pancarta de un hombre en Córdoba, donde hubo una larga caravana en el centro de la ciudad. “Soy abogado y están avasallando los derechos de la gente. La Constitución pasó a ser letra muerta y si la gente no se sale a manifestar, esta gente va a avanzar”, alertó. “Basta de saquear”, “estamos por la libertad”, “estamos por nuestros derechos”, repetían.
Frente a la Casa de Histórica ed Tucumán, en la capital de esa provincia, una mujer gritaba “que se vayan, que se vayan”. Cuando le acercaron un micrófono se pronunció contra “los crímenes que está cometiendo esta mujer”, en referencia tácita a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y advirtió que “todo el que se le opone a ella termina muerto”. Otra señora embanderada explicó que estaba allí para pedir “por la república, por la propiedad, por la justicia verdadera”. “Estoy indignada, nos quitan la república, nos quitan derechos. ¿Quieren otro país? ¡Que se vayan, pero esta Argentina es nuestra, nuestra!”, gritaba.