“La nostalgia está bastante presente. O más que la nostalgia, la tristeza”, dice Carmen Sánchez Viamonte mientras repasa su corto pero intenso recorrido en el universo de la canción. Con solo 21 años, y consolidada como una de las voces femeninas más importantes de la ciudad de La Plata, Carmen transita su primera adultez resonando como una autora bien aplomada y fértil, sin tiempo ni lugar aparente.

Mientras su generación ve crecer al trap y la música urbana como el sonido y la estética de su tiempo, ella aparece como blindada dentro de una esfera de cristal donde las modas no significan más que eso. “Creo que escuchar distintas músicas es muy enriquecedor, no me gusta encerrarme en géneros”, dice. “Solo busco apelar a la reflexión, transmitir algo bueno de esos sentimientos que aparecen acá dentro.”

 

Nacida en La Plata a finales de los '90, Carmen creció en Villa Elisa, a las afueras de la ciudad, en una casa rodeada de verde donde la música era un elemento cotidiano. Entre guitarras y álbums de María Elena Walsh, Silvio Rodríguez y The Beatles, su revelación con el canto se dio de forma temprana, cuando descubrió que podía montar su voz sobre algunos de sus discos preferidos y no frustrarse en el intento.

“Era chiquita, tendría seis años, y estaba cantando una canción de María Elena Walsh y me di cuenta de que podía hacerlo como ella; coincidían las notas, digamos. Así que fui corriendo y le dije a mi mamá sorprendida: ‘¡Mamá, canto bien!’”, recuerda Carmen.

Desde ese momento de despertar instintivo, el canto se convirtió en su mejor forma de intervenir el mundo. “Me gusta eso de sacar al canto de un lugar de don o de un dote más allá de uno. Simplemente me gusta mucho cantar y lo hago desde muy chiquita y lo hago todo el tiempo. Soy medio princesa de Disney en ese sentido.”

La Nena Transformer

Después de aprender algunos acordes en guitarra y de bocetear sus primeras composiciones “sobre fantasías” en talleres de música –sumada a la influencia siempre presente de su hermano mayor, Rodrigo, músico y hoy también compañero de proyecto-, Carmen formó su primera banda, La Nena Transformer, con algunos chicos más grandes que iban a su mismo colegio.

En su EP debut de cuatro canciones, lanzado en 2016, con apenas 15 años ya sonaba igual que ahora: firme y decidida, ladeándose entre el rock y la canción popular, y enfundando una voz anacrónica y elegante como instrumento de anticuario, dotada de un vibrato mínimo que emana una nostalgia casi arrabalera. “Ahí me di cuenta que quería dedicarme a esto”, dice ella.

#QuedateEnCasa como Carmen Sánchez Viamonte, una de las mejores nuevas cantantes | Foto: Cecilia Salas

 

Un año después, tras el fin de La Nena Transformer, Carmen emprendió una breve y nutrida etapa solista con la edición de dos discos en el lapso de dos años: Episodios del deshielo (2018) y Eva (2019), donde logró sumarle al peso cautivante de su voz la construcción de una mirada lúcida sobre las relaciones humanas con perspectiva de género, a bordo de músicas que exploran elementos del pop, el rock, el jazz y el folklore.

 “La lucha de la mujer está muy presente en mí y en mí música. No literalmente, pero es algo que está porque me interpela profundamente”, dice Carmen, quien en tiempos de La Nena Transformer ya había escrito Feme, una fuerte oda a la opresión sexista.

“Estás en un escenario, tenés la posibilidad de tener un micrófono y hay gente escuchándote. Un poder conlleva una responsabilidad, siempre lo sentí así. Soy bastante joven y desde que empecé me he cruzado con un montón de circunstancias adversas como música mujer, y además viendo desde fuera situaciones que les toca vivir a otras, más terribles aún que las propias. Es algo que está muy en la lupa en este momento y no hay que dejarlo pasar ni dormirse en los laureles, sino seguir trabajando hasta que la igualdad de género sea algo verdadero y natural.”

La Sánchez Viamonte

Hoy, con su proyecto solista a un lado, Carmen Sánchez Viamonte se encuentra abocada a La Sánchez Viamonte, el grupo que formó junto a Juan Pedro Lucesole en guitarra, Nico Marini en bajo, Santi Oñate en batería, Pablo Martin en teclado y su hermano Rorro Sánchez Viamonte en flauta y mandolina, y con el que el año pasado editó su primer disco homónimo y el mes pasado lanzó su nuevo simple, La casa de las flores.

 

Se trata de un proyecto de carácter expansivo, donde las canciones de Carmen logran un interesante respaldo de energía e ideas, a través de nuevos ritmos y texturas. “Tenía esa idea errada sobre la autosuficiencia plasmada en hacer las cosas sola, pero después me di cuenta de que eso no existe y que la autosuficiencia pasa por un lugar muy distinto. Me fui dando cuenta de cuánto disfrutaba en realidad el trabajo en grupo, al punto de que es algo que milito”, dice Carmen con entusiasmo.

“Estar en banda me resulta mucho más gratificante. Es un espacio de contención al momento de enfrentar situaciones que por ahí en el mundo de tocar son medio complicadas, o que dan nervios. Cantar en grupo es mucho más tranqui que hacerlo sola. Y, después, celebrar las victorias y las cosas buenas también es mucho más lindo hacerlo en grupo que sola, teniendo con quién brindar.”