El presidente turco Recep Erdogan esperó apenas minutos para firmar el decreto que recreaba la gran mezquita de Estanbul en el museo de Hagia Sofía. La suprema corte administrativa del país acababa de derogar, por pedido del gobierno, la ley que desde 1940 había transformado a la vieja catedral central bizantina y luego principal mezquita del imperio turco en un museo laico y sitio arqueológico. Erdogan le daba así una alegría a sus partidarios religiosos y conservadores en un momento de debilidad política. De inmediato, la Unesco expresó su alarma por el uso futuro de un Sitio de la Humanidad, y las iglesias ortodoxas griega y rusa expresaron su enojo por "el retroceso", que consideraron una provocación-
Hagia Sofía, la Santa Sabiduría, está por cumplir 1500 años y fue construída durante el reino del emperador Justiniano como catedral del imperio romano de occidente en su capital, por entonces llamada Constantinopla. Por casi mil años, el edificio fue la sede del patriarcado ortodoxo cristiano, excepto por un período relativamente breve a partir del comienzo del siglo trece en que fue una catedral católica. En 1453, los turcos otomanos conquistaron la ciudad y transformaron la catedral en la Gran Mezquita de Hagia Sofía. No sólo lo hicieron por una cuestión de supremacía política y religiosa, sino porque en ese momento la iglesia era simplemente uno de los edificios más formidables del planeta, con la mayor cúpula pendentiva jamás construída. Hagia Sofía, de hecho, se transformó en madre del estilo otomano de arquitectura.
En 1931 y siguiendo las ideas secularistas del gran lider Kemal Ataturk, Hagia Sofía fue cerrada para su conservación por cuatro años. En 1935 reabrió como un museo, condición que pasó a ser por ley en 1940. El edificio es simplemente el más importante destino turístico de Turquía, con casi cuatro millones de visitantes el año pasado. Desde que la Unesco lo sumó a la lista de Patrimonio de la Humanidad, el edificio fue restaurado y se descubrieron varios espectaculares mosaicos bizantinos que habían sido revocados en el siglo quince. El conjunto muestra los elementos agregados cuando se lo transformó en una mezquita, en particular los cuatro notables minaretes, y los elementos cristianos que sobrevivieron.
El decreto presidencial trasnfiere la administración del edificio al Directorio de Asuntos Religiosos y, según el mismo Erdogan, la nueva mezquita recibirá a los fieles "de inmediato". Simbólicamente, se espera que el quince de julio, aniversario del intento de golpe contra Erdogan de 2016, sea una suerte de inauguración no oficial de la nueva mezquita. En una entrevista por televisión, el presidente explicó que para él "Hagia Sofía es un patrimonio común de la humanidad que seguirá abrazando a todos, pero mucho más sinceramente y de un modo único".
La frase no explicó en qué condiciones se podá, por ejemplo, visita el edificio si no se pertenece a la fe musulmana. Funcionarios menores del gobierno explicaron que los turistas regularmente visitan otras mezquitas históricas sin problemas. Pero no se sabe en qué condición quedaran los programas de conservación y estudios, muchos con financiamiento internacional. Entre los problemas que pueden surgir están justamente los notables mosaicos del interior que muestran a la familia imperial bizantina, a la sagrada familia y a arcángeles. Los más conservadores pueden llegar a exigir que se los tape por blasfemos.
El gobierno griego fue el más duro con Erdogan y calificó la medida como "un desafío directo al mundo civilizado".