La deforestación en la Amazonia brasileña registró un récord semestral de 3.070 km2 entre enero y junio. Esto marcó un aumento del 25 por ciento respecto a los 2.446 km2 deforestados en el mismo periodo del año pasado. La información surge de un informe difundido por el Instituto Nacional para las Investigaciones Espaciales (INPE). Los datos vuelven a poner en la mira al gobierno de Jair Bolsonaro
. Organismos no gubernamentales piden que abandone los proyectos de apertura económica en la mayor selva tropical del planeta. La extracción ilegal de madera, la minería y la ganadería en áreas protegidas son las principales causas del avance sobre la Amazonia.
De mal en peor
Sólo en junio el área deforestada llegó a 1.034,4 km2, frente a 934,81 km2 del mismo mes en 2019. De esta manera junio de 2020 se convirtió en el peor de la serie histórica que empezó a registrarse en 2015. Los datos trascendieron gracias al reporte del sistema de relevamiento de deforestación en tiempo real (DETER) del INPE. Este organismo trabaja junto con el Ministerio de Ambiente brasileño, encargado de monitorear la selva tropical. El análisis de la zona se realiza a través de observaciones satelitales. La Amazonia brasileña representa 60 por ciento del total de esa selva compartida por nueve países.
El desmate parece proseguir imparable este año a pesar de la presencia militar incorporada a la vigilancia ambiental y de la presión internacional y empresarial. La tendencia enciende alarmas ya que en junio inicia la temporada seca. En 2019, la deforestación se disparó en julio a 2.255 km2 de territorio amazónico. También en esta época suelen realizarse incendios en las áreas deforestadas. Esto genera una doble preocupación: por el impacto ambiental y por las humaredas, ya que suelen provocar un aumento de las enfermedades respiratorias. Especialistas señalaron la gravedad de los datos que arrojan las vistas satelitales. "El año pasado fue un período fuera de la curva que no se debería repetir. Pero no sólo se está repitiendo, sino que está empeorando a pesar de tener acción militar en la región", dijo Mariana Napolitano, gerente de ciencias del Fondo Mundial para la Naturaleza-Brasil (WWF-Brasil).
"El mayor daño ya fue hecho"
Fondos de inversión de Europa, Asia y Sudamérica, que administran colectivamente cerca de 4 billones de dólares, enviaron en junio una carta abierta al gobierno de Brasil. En ella pidieron que se den de baja a los proyectos que amenazan con acelerar la destrucción de la mayor selva tropical del planeta. El vicepresidente, Hamilton Mourao, que encabeza el Consejo Nacional de Amazonia, se reunió virtualmente el jueves con representantes de nueve de esos fondos. El viernes fue el turno de los empresarios que expresaron igualmente su preocupación por una política que daña la imagen internacional de Brasil.
El portavoz del Ministerio de la Defensa, el vicealmirante Carlos Chagas, desestimó las críticas al gobierno. El funcionario sostuvo que el envío en mayo de las Fuerzas Armadas a la región fue una muestra de que la administración Bolsonaro se preocupa por la selva amazónica. Chagas defendió los números de la Operación Verde Brasil 2 (coordinada por las FFAA). Además destacó innovaciones como el desarrollo de una aplicación para colectar denuncias anónimas de crímenes ambientales. En un intento por agradar a fondos de inversión el gobierno brasileño anunció hace unos días que prohibirá durante 120 días el uso de fuego en la Amazonia. Sin embargo esas medidas llegaron tarde, según manifestó Edegar Rosa, director de Conservación y Restauración del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Brasil. "Aunque no se queme ningún metro cuadrado en la actual temporada de incendios que va hasta septiembre, el mayor daño ya fue hecho", afirmó Rosa en un comunicado.
Organizaciones no gubernamentales reprocharon a Bolsonaro su discurso a favor de la explotación comercial de la Amazonia. Sostienen que va a contramano de las acciones militares de vigilancia y represión. "La perspectiva no puede ser controlar la deforestación con una enorme operación militar. Lo que estamos viendo es la presión del sector privado por la construcción de un plan diferente para la Amazonía", enfatizó Napolitano. El año pasado los tremendos incendios que se expandieron por toda la región fueron el puntapié inicial para visibilizar las políticas de Bolsonaro en la región. Casi un año después, la situación sigue siendo igual de alarmante.