Quien fuera el principal imputado en la causa por el atentado contra la AMIA, el ex armador de autos truchos Carlos Telleldín, será abogado de los hermanos Facundo y Agustín Zaeta, acusados de la extorsión y asesinato del ex secretario presidencial, Fabián Gutiérrez. El Enano, como le decían a Telleldín, estudió Abogacía en la cárcel de Devoto y tiene un estudio en Río Gallegos, por lo que interviene en varias causas de repercusión en Santa Cruz. Lo asombroso es que Telleldín está siendo juzgado en Comodoro Py por haber entregado la camioneta Trafic que estalló en la AMIA y tuvo que pedir autorización a los jueces para viajar a El Calafate, donde compartirá la defensa con Carlos Muriete. Este viernes, Agustín Zaeta declaró en el expediente y dijo que no tuvo que ver con el homicidio, aunque sí ayudó a su hermano a ocultar pruebas.
Como anticipó en exclusiva PáginaI12, el juez Carlos Narvarte cree que el grupo de jóvenes de El Calafate se enteró que Gutiérrez vendió un camión y una camioneta y esperaban encontrar más de 50 mil dólares en la vivienda. Sucede que el ex funcionario tenía todos los bienes embargados por el fallecido juez Claudio Bonadio y, por lo tanto, se dedicaba a comprar vehículos y propiedades en efectivo. Esa es la razón, se presume, por la que pensaron que Gutiérrez no iba a poder denunciarlos y por eso le habrían puesto un cable en el cuello y empezaron a apretar exigiéndole que dijera dónde estaba el dinero.
Hoy por hoy, Facundo Saeta es el principal acusado porque los otros tres del grupo sostienen que él le pegó una paliza a Gutiérrez, lo estranguló y enterró el cuerpo. Es más, Pedro Monzón hizo de sherpa del juez guiándolo a todos los lugares que recorrieron aquella noche, mientras que Facundo Gómez fue el primero que dio detalles y permitió encontrar el cuerpo. Y ahora Agustín Zaeta se desvincula diciendo que no estuvo en la casa de Gutiérrez pero sí admite que lo ayudó a su hermano Facundo a deshacerse de una sábana y ropa ensangrentada, lo cual tácitamente significa acusarlo de ser protagonista del asesinato. Como no existe el delito de encubrimiento entre hermanos, la defensa pedirá su excarcelación, aunque parece difícil que el juez la otorgue hasta no verificar que no estuvo presente en la vivienda de Gutiérrez en el momento del homicidio.
Telleldín llegará este sábado a El Calafate para trabajar con Muriete en la defensa. El abogado está siendo juzgado por el caso AMIA en Buenos Aires, pese a que vive en Río Gallegos. En 1994, Telleldín vendía camionetas con partes robadas y las pruebas indican que el 10 de julio de ese año vendió la Trafic que ocho días más tarde estalló en la mutual judía. La acusación contra El Enano es que les entregó el vehículo a los terroristas sabiendo que se iba a usar para el ataque, algo que no resulta fácil de probar: los fundamentalistas no suelen confiar en personas que no sean de su estructura. En cualquier caso, todo indica que el juicio tendrá sentencia antes de fin de año o a principios de 2021. Los magistrados dispusieron que las audiencias continúen durante la cuarentena y se están haciendo por Zoom, pero Telleldín está en Buenos Aires como cuando eran presenciales. Por eso, para asumir la defensa de los hermanos Zaeta, el abogado tuvo que pedir la autorización del Tribunal Oral Federal 3, integrado por Javier Ríos, Andrés Basso y Fernando Canero. La curiosidad es que estará en El Calafate defendiendo a los Zaeta y también desde la villa turística santacruceña participará de las audiencias en que lo juzgan.
Tras la insólita jugada de una parte de la oposición, que sostuvo el sábado pasado que el crimen de Gutiérrez tenía relación con la política, el juez Narvarte fue acumulando prueba tras prueba que demuestran que fue una extorsión para sacarle dinero. Zaeta urdió el plan seduciendo a Gutiérrez porque aparentemente se enteró que vendió dos vehículos y tenía el dinero en efectivo. El ex secretario estaba contento con su "conquista", al punto que les mandó audios a sus amigos diciendo que pasaría el fin de semana con el joven. Uno de esos audios fue aportado a la causa este miércoles. El actual abogado de la familia Gutiérrez, Sandro Levin, siguió los pasos del anterior letrado, Gabriel Giordano, que describió el móvil como "económico y local". Es obvio que el asesinato no tiene ninguna semejanza con algo planificado: los jóvenes son de El Calafate, conocidos, usaron un cuchillo y un cable que estaba en la casa y dejaron pruebas por todos lados.
El escenario de la masacre fue la cocina--comedor de la vivienda de Gutiérrez. Le pusieron precintos para sujetarle las manos y lo empezaron a torturar. Según la autopsia, tenía dos costillas fracturadas y golpes en la sien y en la frente, además de tremendas lesiones en las muñecas porque se fue cortando con los precintos. La impresión de los criminalistas santacruceños es que en algún momento Gutiérrez logró zafarse, se metió en el baño y el grupito derribó la puerta, lo que después derivó en aún mayor violencia y el estrangulamiento con un cable.