Este domingo a las 22, la señal de TV del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales Cine.ar TV presentará Milagro, la película, el documental sobre Milagro Sala, fundadora y líder del movimiento social jujeño Tupac Amaru, que hace eje en su obra y su labor humanitaria. La producción audiovisual narra buena parte del proyecto concretado por la referente social jujeña sin dejar de denunciar la persecución política y judicial que recayó sobre su figura ni bien comenzado el primer gobierno provincial de Gerardo Morales, en diciembre de 2015. Los directores Cynthia García y Martín Adorno recopilaron una decena de entrevistas realizadas en Jujuy y Buenos Aires, cuyos diálogos circulan en núcleos de contenidos que transmiten distintas emociones y conceptos.
La música estuvo a cargo de Peteco Carabajal. Milagro, la película contiene una entrevista en el marco de la prisión domiciliaria. Horacio Verbitsky, Eugenio Zaffaroni, Elizabeth Gómez Alcorta, Juan Ezquiel y la familia de Milagro son algunos de los que brindan testimonio en la película. Este film se realizó de manera autogestiva, con la voluntad de los realizadores que generaron un registro narrativo de cine popular. El documental se estrenó justo cuando se cumplieron mil días de la detención de Milagro Sala , producida el 16 de enero de 2016 (actualmente lleva más de 1600, ahora en prisión domiciliaria). Desde este domingo a las 22, la película también estará disponible en la plataforma Cine.ar Play.
“La película surgió como respuesta a la necesidad de dar testimonio y hacer un registro en clave cinematográfica, no un informe televisivo. De inmediato nos juntamos con Cynthia. Me parecía que Cynthia era la persona indicada para trabajar por su condición, sus orígenes, su idoneidad, etcétera. De inmediato, ella aceptó”, comenta Adorno en la entrevista con Página/12, de la que también participan Milagro Sala y la periodista Cynthia García. “Nosotros queríamos construir un documento. Por eso, el formato de película documental, pero que fuera un registro para cuando la urgencia de la coyuntura y el gobierno macrista pasara y pudieran dar explicaciones de la persecución que el macrismo activó sobre dirigentes sociales, ex funcionarios kirchneristas, sobre el campo nacional y popular, sobre el activismo”, completa García.
“Todo gira alrededor de la obra y de la humanidad de Milagro. Es una mujer excepcional, pero además tiene características de liderazgo territorial, de pueblos originarios, de género. A Milagro le cuesta hablar en primera persona pero realmente se configuraban las características de un personaje cinematográfico, en términos de una narrativa a construir y a contar. Desde ese núcleo de la propia Milagro como mujer, como originaria, como luchadora social, como activista, nosotros queríamos contar”, explica García, quien detalla que lo judicial “está enmarcado dentro de la persecución”. “No nos queríamos enfrascar en la lógica del sistema represivo. Entonces, lo judicial está en la mirada de Milagro diciéndole al juez: ‘Vos sos sólo un juez. No sos patrón de estancia’. Ya ese núcleo de contenido habla de que lo que se puso al servicio de la persecución es el sistema de justicia. Entonces, no podíamos entrar en lo judicial porque justamente lo que cuestionábamos narrativamente era un sistema de justicia con las reglas del derecho rotas puestas al servicio del estado policial; o sea, de resolver los conflictos mediante el que manda, que es lo que instauró Cambiemos como proyecto primigenio. Eso tenía que quedar muy claro”, afirma la periodista.
-Esta película se estrenó a los mil días de que estaba detenida. ¿Qué cambió para usted, Milagro, desde ese momento a la actualidad?
Milagro Sala: -Aquí en la provincia no cambió nada. Lo único bueno es que comenzaron a viralizarse por intermedio de la película las obras de la Tupac Amaru. Y se comenzó a viralizar lo que nosotros veníamos diciendo desde hace bastante tiempo: que nuestras obras se miran y se tocan. Nuestra obra está puesta ahí. Y así como Gerardo Morales decía que nosotros no habíamos construido nada, se pasaba inaugurando obras nuestras. La verdad es que lo que hicieron Martín y Cynthia fue una alegría muy grande porque comenzaron a viralizar de provincia en provincia lo que significaba la Tupac Amaru en nuestra provincia. Habíamos sido demasiado desprestigiados por el gobierno de Gerardo Morales: nos trataban de corruptos, narcotraficantes, asesinos. Por ahí, ellos dicen que son las reglas de juego de la política. Para mí, particularmente, no es la regla de juego de la política sino que para mí era un ensañamiento en contra de los que habíamos construido dignidad.
-¿Es una reivindicación a su trabajo y al de sus compañeros y compañeras que hagan una película sobre usted y la obra de la Tupac Amaru?
M.S.: -Es un reconocimiento muy grande, no sólo a Milagro Sala sino a los miles de compañeros que en las distintas localidades de nuestra provincia se dedicaron a trabajar para dignificarse. Nosotros criticábamos la década del ‘90 cuando decíamos que lamentablemente los gobiernos de Menem y de De la Rúa habían vaciado el país. No había salud gratuita. Y la Tupac Amaru nació por las falencias de los distintos gobiernos nacionales y provinciales ya que había muchos compañeros que habían quedado en la calle. Habían quedado desocupados. Y a nosotros nos tocó garantizar que nuestros compañeros volvieran en algún momento a recuperar su trabajo. Y ahí fue cuando nació la Tupac Amaru. Nos tocó también, a su vez, reconstruir la Patria y demostrar que era posible construir un mundo mejor. Y que era posible garantizar salud y educación gratuita para los ciudadanos jujeños. Por ahí, nos acusan de que competíamos con el Estado. La verdad es que a nosotros nunca nos interesó competir con el Estado. Nos interesaba cubrir las necesidades de los que menos tienen. Y que tengan su vivienda, su trabajo y el Centro de Salud. Y es lo que hicimos. Como dije hace un rato, las obras se miran y se tocan.
-¿Alguna vez bajó los brazos desde que comenzó todo el tema judicial?
M.S.: -No sé si es bajar los brazos. No teníamos conciencia del por qué estábamos presos. Después, en una charla, algunos amigos nos dijeron: "Vos desafiaste al Estado, desafiaste a la oligarquía, a la derecha, hiciste el Centro de Salud. Hoy la derecha quiere gobernar tranquila y estando vos afuera no iban a poder gobernar". Pasando los días, uno empieza a tomar conciencia de que fue así. Lamentablemente, porque son once compañeros los que están en este momento detenidos. Charlando en la cárcel con las compañeras entendíamos por qué estábamos presos. Así, nos visitaban los hermanos de los pueblos originarios, los abuelos y nos decían que nosotros no teníamos que tener miedo porque el miedo atrae lo peor. Y nos ayudaban con muchísimas reflexiones. Así como nosotros muchas veces éramos felices cuando inaugurábamos piletas, centros de salud y escuelas también tenemos que ver por qué pasó esto. Las respuestas las encontramos en lo que acabo de decir hace rato: desafiábamos a la derecha inconscientemente. ¿Por qué inconscientemente? Porque nosotros queríamos el buen vivir para todos. Queríamos que los compañeros tengan casa, centro de salud, que vayan sus hijos a la escuela, que si en algún momento tienen plata o tarjeta que compren en el negocio donde ellos quieran y que nadie les venga a decir dónde tienen que comprar o cómo tienen que gastar su plata. Es lo que hicimos. Y eso es lo que hoy estamos pagando. También nos dimos cuenta de que por más que nosotros queramos convencer a ellos de que no robamos nada, nunca los vamos a convencer porque ellos tienen instalado que somos los peores y no hay nada ni nadie que los convenza de que nosotros no robamos nada.
-¿Cómo vivió el hecho de que su caso ha tenido repercusión internacional?
M.S.: -Si vos me preguntas: ¿Te crees importante? Digo: “No, no me creo importante”. Sinceramente ni yo creía que iba a tener una repercusión tan fuerte. Te soy sincera.
-Desde el gobierno de Cristina se reinstaló el odio a figuras del peronismo con mucha virulencia y que continúa hasta la actualidad ¿Cree que hay un odio particular a su persona también por una cuestión de género?
M.S.: -No sólo por una cuestión de quien te habla. Es por la piel que uno porta. Y eso les pasa a miles de compañeros nuestros en Jujuy. Capaz que si la obra que nosotros hicimos la hubiese hecho un gringuito, uno de los de ellos, estaría en libertad y nunca habría sido tan señalado por el dedo como fuimos nosotros. Reitero algo: la derecha no nos perdona que nosotros hayamos trabajado tanto y que demostramos que la construcción daba mucha plata, que mis compañeros lo único que buscaban era dignificarse y nada más. Les decíamos a los compañeros: "Nunca nos vamos a sentar en la misma mesa que ellos. Ellos no nos van a permitir sentarnos en la mesa, no nos van a permitir compartir nada". Ni siquiera nosotros hicimos esa diferencia, la hicieron ellos. Si teníamos un peso, lo redistribuíamos, que es lo que ellos no hacen. Ellos no redistribuyen la riqueza que sacan. La construcción deja mucha plata y es uno de los enfrentamientos que hemos tenido con la Cámara de Construcción de Jujuy. Nosotros demostramos que la construcción daba mucha plata y lo que se podía hacer con la plata que quedaba. Yo creo que ellos lo toman como si fuera una pelea de poder. Lo toman así. Pero si me preguntás si me interesa poner a pelearme con ellos por el poder, la verdad es que a mí no me interesa. Lo que más me interesaba particularmente era que mis compañeros puedan estudiar, recibirse, ser alguien en la vida, que tengan su casa, su trabajo, un Centro de Salud cerca de la casa, que tengan las fábricas donde van a trabajar. Eso era lo que más me interesaba: el buen vivir de cada compañero y de los jujeños. Nunca nos interesó competir con el Estado.
-¿Los directores tuvieron algún inconveniente para hacer esta película durante el gobierno de Mauricio Macri?
Cynthia García: -Quiero poner eso un poco en contexto. No es que tuvimos inconveniente. Es que no podríamos haber realizado esta película si seguíamos los caminos formales y tradicionales de una realización audiovisual con las reglas dentro del macrismo en ese momento. Es un registro del cine documental y la comunicación y la cultura. Y está hecha en condiciones de clandestinidad porque nosotros estábamos sobre la urgencia. Ni siguió la lógica de pensar una película a ver cómo la recibe la audiencia o pensando si después podríamos subirla a Netflix. Está hecha con la urgencia corporal de la denuncia popular. Es cine popular que se inscribe en las tradiciones de Raymundo Gleyzer o en la herencia de un trabajo de investigación de Rodolfo Walsh, no porque nosotros queramos parecernos sino porque somos herederos de esas tradiciones narrativas. ¿Tuvimos dificultades? No pensamos en las dificultades. No pensamos en el financiamiento, no pensamos en la distribución, no pensamos en la realización. La hicimos. Para entrar a filmar a la casa-cárcel, donde estaba Milagro, nos requisaron en el cuerpo porque, a pesar de que Milagro estaba cumpliendo una prisión domiciliaria ordenada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, tenía una campaña de Gendarmería en la puerta con decenas de gendarmes, donde tenías que dejar todos tus objetos personales y aceptar una requisa de cacheo en el cuerpo, como si estuvieras entrando a una cárcel. No podías entrar ningún dispositivo, mucho menos un equipo para filmar a Milagro. Ahí entró todo el arte de realización de Martín Adorno que logró con todas estas dificultades generar un registro audiovisual de calidad. Ese es el contexto de realización de la película.
-¿Cómo cree Milagro Sala que será recordada por la historia?
M.S.: -Para la derecha, como la bruja (risas), como lo peor que se puede pintar una mujer. Y para mis compañeros, el reconocimiento de cariño. La verdad es que soy una de las pocas personas en ser reconocida en vida. Me siento muy contenta porque no es el reconocimiento para Milagro Sala sino para miles de compañeros que se animaron a enfrentar al poder. Y que se siguen animando porque, a pesar de todo lo que vivieron mis compañeros, hoy siguen trabajando en las copas de leche, en los centros comunitarios, con esfuerzo propio y con mucho sacrificio. Esto demuestra que el poder no nos pudo humillar, más allá de que me hayan llevado de cárcel en cárcel. No han podido quitarnos nuestras convicciones, nuestras ideas y nuestros objetivos. Y eso, particularmente para mí es grandísimo. Es el reconocimiento de muchísimos compañeros que militaron al lado nuestro. Y de los que no militaron porque al momento de mi encarcelamiento he conocido muchos compañeros y compañeras que nos reconocían y que quizás uno no los conocía y que hoy están trabajando con los distintos Comités por la libertad. Y algunos individualmente o en otros organismos de derechos humanos, como las Madres. Y algunas universidades que continuamente nos están nombrando como ejemplo de lucha y resistencia.