En Misión Carboncito, o Fwiñol (traducida al idioma wichí), ubicada 35 kilómetros al este de la ciudad de Embarcación, en el departamento San Martín, la preocupación por la histórica falta de agua recrudece ante la posibilidad de que el coronavirus ingrese a la zona.
Por las notas que mostró a Salta/12 el representante de esa comunidad, Mario Ferreira, los reclamos por la falta de un servicio eficiente de agua se iniciaron en 2018, uno de los últimos años de gestión del ex intendente Jorge Llaya, y se continuaron ante quien asumió en diciembre del año pasado, Carlos Funes. Ya en 2018 le habían solicitado una bomba de 3HP “para solucionar la provisión de agua para la escuela y comunidad, ya que en esos últimos meses funcionó de manera irregular e incipiente”, indica el reclamo.
Ferreira contó que la comunidad, a la que se llega por la ruta provincial 53, tiene un pozo que se encuentra en la escuela Río Bermejo N° 4266, construido en 1994. Pero la falta de mantenimiento del pozo generó que en estos últimos años el agua empiece a escasear, dado que a los 24 metros de profundidad, según la explicación de Ferreira, el agua estaría saliendo con sedimento. Fue ante esta situación que habían solicitado a Llaya la perforación de un nuevo pozo.
El tiempo pasó, vinieron las nuevas elecciones y quien se consagró intendente fue Carlos Funes. La comunidad insistió, pues, según Ferreira, el problema es que si bien la comunidad tiene pozo de agua y conexiones en cada una de las viviendas que ocupan unos mil habitantes, el agua por red llega solamente “al 95 por ciento” de sus integrantes, y con poca presión.
Ferreira indicó que por ahora los salva el reparto de agua que realizan los integrantes del Ejército Argentino que llegaron a la zona por la crisis sanitaria de la desnutrición, y ahora continúan por la suma de la crisis por la pandemia del coronavirus. Sin embargo, entendió que el servicio es aún insuficiente.
Deudas impagas
Un total de $19.630,98 es lo que adeuda la comunidad Fwiñol desde diciembre de 2017 a la empresa EDESA, que brinda el servicio de energía eléctrica en la provincia. “Tenemos miedo de que cuando termine la pandemia nos corten la luz”, sostuvo Ferreira. La deuda es por el servicio de energía para alimentar la bomba que sube el agua para la distribución en la comunidad.
Ferreira afirmó que desde que el servicio se conectó, es la Municipalidad de Embarcación la que se hizo cargo de los pagos.
Sin embargo, el intendente Funes desmintió esta afirmación. “No es responsabilidad de la Municipalidad” pagar las facturas, dijo al ser consultado por Salta/12. Sostuvo que, con el fin de solucionar el conflicto, ordenó que se realicen las gestiones desde la Municipalidad ante la empresa EDESA para que la comunidad pueda contar con un subsidio.
Evaluación y cambio de cañerías
Funes respondió que se realiza una evaluación en la totalidad de las comunidades originarias del municipio para saber cuáles son sus urgencias. A su entender, el problema “no es la falta de agua”, dado que, según sostuvo, “hay un mar” de agua dulce en la zona.
Pero afirmó que es preciso contar con las obras para su distribución. “En Misión Chaqueña se va a cambiar el 100 por ciento de la red”, dijo. En este punto aclaró que se prevé firmar un convenio entre el Ejército Argentino y el gobierno de la provincia. Pero es preciso hacer la evaluación, dado “que nadie sabe nada. No hay planos de nada. Las computadoras están en blanco. Nadie sabe qué es lo que hay y qué es lo que no hay”, dijo el intendente al referirse a la situación en la que quedó la Municipalidad tras la ida de Llaya, quien fue intendente por 20 años.
Añadió que el problema “es de redes, que son de hace 40 años y hay que cambiar todo eso”.
Por ahora, indicó, en el municipio no se registró ningún contagio con la Covid-19 pese a estar rodeados por ciudades donde se han detectado a personas con la enfermedad, como Tartagal, o rutas de paso como la nacional 81, con ingreso a la provincia del Chaco, y a Formosa.