Si las condiciones meteorológicas son propicias, el próximo sábado 25 de julio a las 20:52, hora de la Argentina, tendrá lugar en Cabo Cañaveral el lanzamiento del satélite SAOCOM 1B, fabricado en la Argentina por iniciativa de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) y desarrollado por la empresa estatal Invap en Río Negro. El satélite tiene un hermano, el SAOCOM 1A, que ya está en órbita. El 1B viajó en febrero desde San Carlos de Bariloche a los Estados Unidos, y la pandemia de coronavirus frenó el lanzamiento, que será a través de una empresa privada norteamericana, Space X. Una delegación de la Conae y de Invap viajó a Cabo Cañaveral a fines de junio. Este domingo terminarán la cuarentena obligatoria por la covid-19 y se abocarán a la puesta en punto para el lanzamiento. En caso que el 25 no estén dadas las condiciones, se retrasará el despegue.
Raúl Kulichevsky, Director Ejecutivo y Técnico de la Conae, habló con Página/12 desde Cabo Cañaveral, a horas de terminar la cuarentena y abocarse a la cuenta regresiva para poner en órbita el SAOCOM 1 B, que junto al otro satélite representa “la misión más ambiciosa por la complejidad de la tecnología del radar que lleva el satélite”. Kulichevsky viajó con cinco miembros de la Conae, mientras que también viajó una delegación de doce integrantes de INVAP, liderada por Guillermo Benito, de la Gerencia General.
El SAOCOM utiliza radar en banda L, y solamente hay tres de su tipo en el mundo. El tipo de banda tiene que ver con las frecuencias con que trabaja el radar. “Implica tener una antena muy grande, desde un primer momento se planteó así para su uso en beneficio del agro”, explicó Kulichevsky sobre un punto que hace al trabajo en común con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
-¿Cómo fue el proceso para llegar a este lanzamiento?
-Fue un desafío muy grande desde el aprendizaje, porque no estábamos diseñando un instrumento satelital común y corriente. El primer SAOCOM lo pusimos en órbita en octubre de 2018 y este va a trabajar como complemento. Llamamos a licitación internacional y SpaceX fue la ganadora, porque no tenemos la infraestructura para lanzar desde la Argentina un satélite de este tamaño, 3 mil kilos, si bien aspiramos con Tronador 2 y 3 a tener lanzacohetes en Bahía Blanca que puedan poner en órbita satélites de 700 kilos.
-¿Qué funciones tendrá el satélite en el espacio?
-Sirve para múltiples aplicaciones. La más importante tiene que ver con cuestiones ligadas a la producción agrícola. Se va a poder hacer la medición de la humedad de los suelos, no solamente a nivel de la superficie, sino hasta un metro y medio de profundidad. Por eso el uso de la banda L, por la capacidad de penetración bajo la superficie. Es una información muy potente para el agro. Además, el instrumento de radar ayuda a tener imágenes del lugar donde pasa, no importa si es de día o de noche, o si está nublado o si hay ceniza volcánica. Eso es porque se trata de un SAR, radar de apertura sintética. Si fuera un satélite con cámara óptica, no podría verse más allá de las luces de la ciudad. También va a ser útil para detectar focos de incendio y para brindar información de noche en zonas fronterizas y para controlar la pesca ilegal.
-¿Hay previsto algún tipo de trabajo con otros países?
-Vamos a trabajar con satélites de la Agencia Espacial Italiana, que operan con banda en X. Vamos a poder fusionar la información de sus satélites y los nuestros.
-¿Cómo es el desarrollo de la antena, que tiene gran tamaño?
-Usar la frecuencia de radar en banda L obliga a tener una antena de proporciones. En el espacio el satélite tiene que desplegar una antena de 35 metros cuadrados, y eso es complicado. El desarrollo de la antena corrió por cuenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que trabajó los elementos radiantes. A ellos se sumó el Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados de la Universidad de La Plata. La antena está muy expuesta en el espacio, donde hay temperaturas que van de los 80 grados a los 80 grados bajo cero.
-¿Qué dimensiones tiene el satélite?
-Además de sus 3 mil kilos de peso, tiene 4,5 metros de altura y uno de radio. Una vez en el espacio tiene que desplegar los paneles solares, son 3 y totalizan 12 metros cuadrados. A eso se suma la antena, que se divide en 7 paneles, en una estructura de 10 metros por 3,5. La cuestión pasa por la planitud: una vez en el espacio, tiene que ser una superficie totalmente lisa. Cuando se ponga en órbita, estará a a 670 kilómetros de la Tierra.
-¿Cuál fue el rol de INVAP?
-Se dedicó a hacer el desarrollo de la plataforma de servicios y el cuerpo del satélite, además de la electrónica. A ellos se sumaron varias empresas privadas, en un trabajo al que se dedicaron 800 técnicos y profesionales del sector público y del privado.
-¿Cómo son los pasos a seguir cuando culminen la cuarentena?
-Este fin de semana tenemos dos tests de PCR. Si está todo bien, arrancamos el lunes. Hay que conectar muchos equipos electrónicos para ver que esté todo bien, adecuar cuestiones para la integración del satélite al cohete lanzador, que va a ser seis días antes del lanzamiento.
-¿Cómo es el proceso de lanzamiento?
-El satélite va en el cohete y se separa del vehículo lanzador a los 14 minutos. Ahí se encienden los transmisores de manera automática. Tres minutos más tarde, se despliegan los paneles. Se hace un seguimiento terreno desde Lima, tenemos un convenio con el gobierno peruano. También se hace desde Córdoba. Todo el despliegue del satélite es algo que se hace de manera muy cuidadosa, lleva un día. Después hay que probar que todas las funcionalidades estén bien.
-Una vez en órbita, ¿cómo es el funcionamiento con el otro SAOCOM?
-Los dos satélites son gemelos y comparten funcionalidades, como el modelo digital de elevación, en 3D. Juntos van a ayudar a ver cómo están los terrenos. Es como trabajar con dos cámaras en vez de una.
-¿Cómo fue el trabajo con SpaceX?
-Ellos tienen la infraestructura necesaria para lanzar el cohete con un satélite de estas características. El coronavirus frenó todo a nivel general. En materia de satélites, nosotros somos los primeros clientes internacionales que tienen con los que trabajan desde que se declaró la pandemia.