Llevó las riendas de la economía de la provincia por ocho años, durante las dos primeras gestiones de Juan Manuel Urtubey. En su tercer mandato se hizo cargo de la jefatura de Gabinete, pero la abandonó en 2017 para lanzarse como precandidato, aunque luego no tuvo espacio en ninguna lista.
Carlos Parodi consideró que dentro de la función pública ya cumplió con sus expectativas y llegó “lo más lejos que alguien puede buscar”. Pero no descarta volver con un cargo electivo en algún momento.
Hoy, a través de su fundación Imagina Salta, trabaja difundiendo la Educación Sexual Integral (ESI), cuya falta de implementación es tan criticada.
Aseguró que conducir la provincia y cambiar el rumbo a su matriz productiva es muy difícil sin una fuerte voluntad nacional. “Es como querer manejar un fitito a 200”, dijo, y agregó que este es el momento para llevar adelante transformaciones y reformas de fondo que piensen en las regiones y dejen el centralismo de lado.
Para el ex funcionario, es fundamental pensar una nueva distribución nacional que favorezca la inversión en el interior del país. “Cuando vos pintás las regiones, el NOA y el NEA son las más pobres ¿por qué vendría una empresa a instalarse si tiene menores costos para llegar al puerto o a las grandes ciudades en otro lado?”.
-¿Cómo ve la situación económica del país y la provincia hoy?
-Veo un contexto bastante complejo. Si uno ve la caída de actividad, estamos en niveles históricos, eso nadie lo puede desconocer, los niveles de recaudación se desplomaron. Salta en estos seis meses perdió una nómina salarial completa producto de no poder recaudar por la caída de la actividad. Y a nivel productivo tenemos apagados todos los motores de crecimiento de la Argentina, bajo nivel de consumo, de inversión, de gasto público, puede ser que las exportaciones medianamente se puedan mover pero va a quedar como uno de los años más duros.
A mí me tocó vivir una crisis así, la del 2008, pero tuvo como consecuencia un rebote con una salida importante. Hoy tiene impacto en todo el mundo, no es potestad nuestra solamente. Cuando comencemos a salir de esto, como en Europa hoy, que se está reactivando de a poco, la gente no va a tener plata en el bolsillo. Vos podés abrir todos los negocios que quieras, pero no va a haber capacidad de compra y más del 70% de lo que impulsa la Argentina es el consumo.
-¿Cuál sería el camino para salir de esta situación de crisis?
-Yo soy de los que cree que toda situación de crisis genera una oportunidad y mi sensación es que Argentina tiene la gran oportunidad como para llevar para delante transformaciones y reformas de fondo.
Debe llevar adelante una reforma impositiva y laboral, y definir qué quiere como país. Nosotros tenemos un problema, nunca sabemos qué somos, exportadores un día, pasamos a ser importadores, después, a proteger la industria nacional. Todo varía según el gobierno que venga y el tipo de cambio. Por lo que tenemos que tener una estrategia de país y después darle competitividad y productividad a las empresas.
Es el momento de llevar adelante discusiones que son de fondo. Pero además, tenés grandes desigualdades dentro del propio país, no es lo mismo producir en Salta que en Buenos aires. Esa desigualdad no favorece, tenés el 88% de las empresas industriales radicadas en cinco provincias. El país es desigual por donde la mires, y no hablo solo de coparticipación, que es una parte de la historia, sino lo que está vinculada con el desarrollo. Cuando vos pintás las regiones, el NOA y el NEA son las más pobres ¿por qué vendría una empresa a instalarse si tiene menores costos para llegar al puerto o a las grandes ciudades en otra región?
-¿Salta tiene alguna herramienta para revertir esa situación?
-Cortas. Desde lo fiscal tenés Ingresos Brutos que no es una carga que hace a la ecuación, después son todas facilidades o beneficios fiscales que no son desequilibrantes como para decir que cambia la situación por voluntad provincial. Dependemos de los aportes del Gobierno nacional, y no hay una política que genere un beneficio para que se desarrollen las regiones.
Salta tiene obviamente determinados atractivos como para que alguien pueda venir, el turismo, la minería, pero después te terminan faltando herramientas como para poder llevar adelante políticas que conviertan nuestra realidad. Somos el 3% de la población y tenemos el 1.7% del PBI. Es como querer manejar un fitito a 200. Después de haber pasado por el gobierno, se que la discusión está en otro ámbito, que tiene que ser el nacional, de redefinición de país.
-¿Cómo serían esa reforma impositiva y laboral?
-Bueno, da para el debate, pero estoy convencido de que en la medida en que bajes la presión fiscal podés ampliar el horizonte, porque si tenés el 100% del empleo registrado, que son los que sostienen el sistema jubilatorio, mejorás. Pero tenemos el 50% del empleo en negro, por eso digo que hay un horizonte donde podés crecer y en consecuencia bajar la presión fiscal.
Lo mismo en materia impositiva, podés ser más estricto con las sanciones a quien quiera evadir, pero hay que empezar a incorporar a todos dentro de la formalidad. Hay que ampliar la base y no vas a desfinanciar al sistema.
-¿Cómo ve la renegociación de la deuda externa?
-Es fundamental que se arregle, porque permitirá que no solo el gobierno tome endeudamiento, sino que las empresas puedan tomarlo. Pero creo que se va a solucionar, la nueva iniciativa del gobierno acorta bastante la brecha, mi sensación es que los tenedores de bonos ya castigaron y están cotizando a un precio del default, y la salida los va a cotizar mejor. Si eso no sucede, el impacto lo va a sentir el gobierno, pero sobre todo las empresas que tomaron deuda y que tienen que volver a endeudarse para pagar. Por lo que se les complicaría la situación.
Hay que generar un mercado de capitales en Argentina, para que el día de mañana si alguien quiere abrir una empresa, le pueda contar a la sociedad y aparezcan inversores que pongan plata para desarrollar el emprendimiento y los dueños sean todos aquellos que quieren invertir. Para eso falta confianza. Acá se confía en invertir en el exterior porque mañana puede devaluar, o porque se puede ganar más dinero con un plazo fijo o en otro tipo de inversión. Hay más de 300 mil millones de dólares de los argentinos afuera, si esa plata estuviera aquí, tendríamos otro país.
-La deuda salteña ¿es la pesada herencia que recibió este gobierno?
-Hay que entender siempre el contexto de qué es deuda. Cuando la tomamos era para adelantar algo, que si no tendríamos que haber esperado 20 años. Con el gobierno anterior, y lo mismo pasó con el de Juan Carlos Romero, para hacer inversión tomaron deuda, adelantaron en el tiempo inversiones que si no había que esperar mucho para hacer esas obras.
En el medio también pasa que tomás deuda en dólares y de un día para el otro pasa de $20 a 40 y al otro día a 60. Pero cuando analizas el stock de deuda respecto al presupuesto, los valores son super razonables, debajo del 50%, no es que la provincia no la pueda afrontar.
-¿El Fondo de Reparación Histórica, que se critica mucho?
-Fueron más de 170 obras en los tres departamentos del norte. Yo me fui faltando dos años para que termine la gestión, mientras estuve lo que se hizo fue llevar adelante y ejecutar esas obras. El crédito se tomó con garantías de regalías y no significaba disminución de recursos. Pero se adelantaron obras que eran extremadamente necesarias en esa región. Se creó una comisión bicameral de seguimiento y se utilizaron todos los mecanismos de control. Antes llegar a Rivadavia llevaba cinco o seis horas en caminos que eran talco, hoy tienen una ruta con la que se llega en 2 horas y media.
-¿Está sobrecargado el empleo público en Salta?
-No, la población permanentemente crece, tenemos algo así como 1.400.000 personas (habitantes de la provincia), y cuanta más gente tenés, necesitás más salud, más educación. Hay una ley nacional que establece la universalidad de la sala de tres años, antes era la de cuatro, y para cubrir eso hay que nombrar docentes.
En una situación de pandemia, necesitás más gente en el sistema de salud, que es una de las críticas últimamente. Siempre es un difícil equilibrio pero Salta no está entre las provincias que por población tenga mayor empleo público.
-¿Qué le parecieron las medidas que adoptó la Nación en el marco de la pandemia?
-Son buenas, la pauta te la da que otros países que tomaron otro rumbo están peor en cuanto a contagios y en lo económico tienen la misma caída. Lo mismo esto es tan fluctuante que recién lo podremos medir de acá a dos o tres meses.
-¿ATP e IFE?
-Está muy bien en este contexto, no me parece que sea algo que el Estado lo pueda sostener porque no lo puede pagar. Hoy no se puede hablar de tratar de equilibrar las cuentas, yo soy de los que creen que los equilibrios fiscales son buenos y necesarios, pero si no hay equilibrio social, no sirve. Y si no, pregúntenle a Macri cómo le fue.
-¿Cuál es su relación con Juan Manuel Urtubey?
-Hablamos, él está en Buenos Aires capacitándose, va a esperar que pase todo esto para volver a Salta.
-¿Está retirado de la política?
-Yo creo que a personas como Urtubey nunca las debés retirar de la política. Lo veo lejos de una participación local, él en sus expectativas logró lo máximo a lo que podía llegar, gobernar la provincia. Mi sensación es que si tiene expectativas es de volver a trabajar en el ámbito nacional. Seguramente deberá esperar ocho años de Alberto Fernández.
-¿Ocho años?
-Si a Alberto le va bien, seguramente va a ir a una reelección.
-¿Qué le quedó pendiente de tus años en el gobierno?
-Para mí fue un aprendizaje y un trabajo al cual le dejé mucho y puse todo lo que había que poner. Es como cuando salís de la cancha y sabés que transpiraste la camiseta. Para mí está cumplido mi rol de funcionario. Ya el próximo paso es, si uno tiene ganas y expectativas, participar de un proceso electoral. Dependerá del escenario, hoy no, y me parece que falta mucho para que eso se pueda dar.
-¿Hay algo que hubieses hecho diferente?
-Hay un profesor que tenía en Contabilidad Pública que me decía, “cada texto en su contexto”. Siempre uno suele, con el tiempo, olvidarse del contexto, y nosotros hacíamos lo que teníamos que hacer en ese momento. Pero hay que seguir formándose, porque te abre la cabeza y te permite tener una visión distinta.
Los últimos dos años, como jefe de Gabinete, me sirvieron para tener una mirada transversal y de trabajo en equipo, descreo de los gobiernos como compartimentos estancos.
-¿Siente que lo tomaron de chivo expiatorio tras su salida? Cuando entró Fernando Yarade planteó prácticamente que la provincia era un caos.
-El gobierno es uno solo, fue de Urtubey durante 12 años, lo que pueda decir cada uno es la manifestación de un funcionario. Casi suena a lucha de egos, la sociedad hace una evaluación del gobernador, no de sus funcionarios. Más en Salta, que el conocimiento de los ministros es bajísimo. En todo caso, esas declaraciones perjudicaban al propio gobierno, por lo que para mí no tuvieron importancia.
-Su fundación, Imagina Salta, trabaja mucho la ESI, justo algo que le costó tanto implementar en la gestión Urtubey.
-Desde adentro, y aún después de haberme ido de la gestión, trabajamos mucho para que esté presente dentro de los contenidos, de hecho se logró hasta la formación en ESI dictada por el propio gobierno y que se garanticen determinados horarios en donde se pueda abordar en la escuela. La información da poder, no podemos no permitir que nuestros chicos accedan a esa información para saber y elegir, y tiene que estar presente desde los más chiquitos a los más grandes.