“Es un lugar realmente distinto, algo que todos deberíamos conocer“, señaló Jorge “Koky” Espíndola, vecino de Puerto Iguazú que el fin de semana visitó por primera vez, y con su familia, las Cataratas del Iguazú, el patrimonio natural de la Humanidad, que tenía a tan sólo 40 minutos de su casa pero nunca había podido conocer. Con el Parque Nacional Iguazú, que reabrió al público en estos días, ya son cuatro los parques nacionales habilitados para la población local. Para el próximo fin de semana está prevista la apertura del Parque Nacional Tierra del Fuego.

Con el hincapié en el turismo local y un protocolo propio aprobado por las autoridades sanitarias provinciales y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, cada Parque Nacional tiene sus propias restricciones y condiciones. En el de Iguazú, al que normalmente entraban entre 5.000 y 6.000 personas por día, la modalidad aprobada para la reapertura permite el ingreso de 200 visitantes, en grupos de 50 personas. “Es una forma de poner en funcionamiento esta gran máquina que es Cataratas, de la que depende la mayor parte de la población de Puerto Iguazú”, señaló Sergio Acosta, responsable del Parque Nacional. 

El primer Parque Nacional en habilitarse, hace un mes y medio, fue el Parque Nacional Lanin, al que siguieron el Nahuel Huapi, en la Provincia de Río Negro, y Los Alerces, en Chubut. Se trata de una “etapa piloto”, según la definieron las autoridades del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a cargo de Juan Cabandié, que junto a la Administración de Parques Nacionales (APN), es el organismo responsable de la aprobación de los protocolos para la reapertura de cada Parque.

En esta etapa, las aperturas son con cupos restringidos y protocolos exhaustivos, mientras que se espera poder pasar a una siguiente fase, “donde podría ampliarse a un turismo provincial”. Sin embargo, para la segunda etapa todavía no hay una fecha determinada. “Es un día a día y todo depende de la situación sanitaria de cada provincia”, aseguraron las autoridades.

Cataratas para todos

La semana pasada, Jorge “Koky” Espíndola recibió un mensaje de un conocido, que trabaja dentro del Parque Nacional Iguazú. “Yo le había comentado hace unos meses que los chicos no conocían las Cataratas, y me escribió para avisarme que, si queríamos, podíamos ir este fin de semana”, relató Espíndola. "Fue una gran alegría, y enseguida saqué turno”, recordó.

 

La “caminata recreativa” para los vecinos de Puerto Iguazú entró en vigencia este fin de semana y habilita a  recorrer los senderos del “circuito superior”, el único sector habilitado del Parque. “Hay gente que hace años vive en Puerto Iguazú y no ha tenido la oportunidad de venir a Cataratas”, señaló Acosta. Las visitas son únicamente los sábados y domingos, y los turnos se sacan, de lunes a jueves, a través de un número de whatsapp. Según Acosta, antes del mediodía de este lunes ya estaban todos los turnos agotados. “La única condición es tener domicilio en la localidad”, aseguró.

“La gente cree que porque vivimos acá, conocemos este tipo de lugares, pero no es así”, advirtió Espíndola. Él y su compañera son de la localidad de 25 de Mayo, pero viven en Puerto Iguazú hace diez años, cuando se mudaron junto a sus padres, ya mayores, y sus hijos, que ahora tienen 7, 8, 13 y 18 años. “Acá en el barrio hay muchos vecinos que nunca fueron a las Cataratas, porque trabajamos todos los días, no tenemos tiempo para ir ni tampoco el dinero para gastar en traslados, comida, todo lo que implica una excursión así”, relató Espíndola. El barrio, llamado 2.000 hectáreas, está a 20 kilómetros del centro de Iguazú, y a unos 40 minutos en auto del Parque Nacional. “Es un barrio humilde, donde cada vez vive más gente pero el acceso es complejo, con las calles de tierra y los colectivos que pasan pocas veces al día. Siendo seis en la familia, para nosotros es muy difícil ir a algún lado de paseo, porque no entramos en el auto, que además es pequeño y no está en buenas condiciones”, señaló el vecino. 

Junto con su pareja se dedican a hacer dulces con las frutas que cosechan en la huerta de la casa, y además trabajan en uno de los merenderos del barrio. “Muchos de los dulces que hacemos se venden en los locales dentro del Parque, sin embargo, ni ella ni mis hijos habían estado nunca ahí”, explicó.

El sábado, un vehículo de Parques Nacionales los pasó a buscar y los llevó hasta la entrada, donde, después de los controles sanitarios, pudieron entrar al lugar. “Lo primero fue ir a ver los saltos, después tomamos el tren y caminamos por los senderos. Fue una alegría estar ahí con nuestros hijos”, contó Espíndola. 

Por la restricción del Parque, les quedó pendiente la visita a Garganta del Diablo y conocer de cerca a los famosos monos y coatíes, que habitan la zona pero no estaban visibles. “Espero que podamos ir al menos cada dos o tres meses. Sobre todo con los más chicos, que ya están insistiendo para volver”, señaló el lugareño. En el barrio, tras enterarse de que la familia había estado en las Cataratas, empezaron a llegar las consultas. “Nuestros vecinos quieren ir, es una gran oportunidad y es una experiencia que todos deberíamos tener”, concluyó Espíndola. 

Informe: Lorena Bermejo