Venían reclamando mayor diálogo, pero la propuesta que recibieron de una videconferencia con el presidente Alberto Fernández desató otra oleada de discusiones dentro de Juntos por el Cambio. Si bien desde la jefatura del bloque del PRO, que conduce Cristian Ritondo, se mostraron proclives a aceptar, rápidamente desde la Coalición Cívica comenzaron los reparos. Esto llevó, luego de algunas discusiones el domingo por la tarde, a la publicación de un comunicado en el que pusieron condiciones para el diálogo y reclamaron que se lo convocara con más tiempo. Cuando Fernández aceptó recibirlos aparte del resto de la oposición, surgieron nuevas diferencias. Finalmente, no pudieron acordar una postura conjunta: radicales e integrantes del PRO estuvieron en la reunión, mientras que los lilitos faltaron porque no se trataba de "un diálogo serio y verdadero". La dirigente Elisa Carrió no habría sido ajena a ese resultado.
Juntos por el Cambio venía de una semana muy álgida, sobre todo por las internas dentro del PRO entre su ala dialoguista y su ala dura. Se había detonado con un comunicado sobre el asesinato de Fabián Gutiérrez que la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, se había apresurado a publicar sin haber concluido las conversaciones internas. Tal vez por eso -o quizás porque la dinamica entre los bloques es diferente a la partidaria- se tomaron un tiempo para debatir qué hacer con la propuesta que les hizo llegar Sergio Massa de una conversación con el presidente.
El convite los agarró con la guardia baja, dado que era uno de sus principales reclamos: mayor diálogo. Bullrich lo había convertido en una suerte de mantra en su Twitter donde todo el tiempo le planteaba al presidente que no hay canales de comunicación con la oposición. Llegó a hablar de "reiterados pedidos de audiencia denegados", mientras le enrostraba lo ocurrido con Gutiérrez como "un crimen de extrema gravedad institucional".
No acceder al diálogo los ponía en una contradicción: lo pedían y cuando se los ofrecían, no aceptaban. Ritondo fue uno de los primeros en recoger el guante y plantear que irían al diálogo con el presidente. Pero inmediatamente surgieron reparos de los otros bloques, con particular intensidad en el de la Coalición Cívica, que conduce Maximiliano Ferraro, muy cercano a Carrió. Tanto él como Maricel Etchecoin Moro fueron quienes en la conversación virtual con los del PRO y la UCR manifestaron los principales reparos a aceptar el llamado. El argumento principal fue que para eso está el Congreso y no hace falta acudir a una cita con el presidente.
En rigor, la líder de la Coalición Cívica siempre había rechazado este tipo de convocatorias: lo hizo en 2009 con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner llamó a la oposición tras su derrota electoral en ese año (fue cuando convocó al Acuerdo Cívico y Social). Carrió lo vivió como una trampa. Lo mismo ocurrió ahora y recomendó a sus seguidores no aceptar o poner más condiciones.
Tras una ardua discusión en un Zoom el domingo, finalmente consensuaron un comunicado en el que rechazaban ir al encuentro con Fernández si no había determinadas condiciones: entre ellas, que fueran recibidos aparte de los otros bloques opositores y que estuvieran incluidos los senadores. La redacción del comunicado estuvo a cargo del senador Martín Lousteau, quien lo terminó el domingo por la noche.
"Estamos convencidos de que, tanto el tenor de los temas comprendidos como la naturaleza de nuestra fuerza, ameritan una reunión de nuestros representantes de ambas cámaras del Honorable Congreso de la Nación con el Poder Ejecutivo Nacional la cual debiera ser acordada con mayor antelación", se quejaban en el comunicado. "Somos el único espacio político que cuenta tanto con diputados y senadores, totalizando 145 legisladores de Juntos por el Cambio y sus aliados, por lo que una interacción seria y asidua nos parece imprescindible para abordar la agenda parlamentaria que nos exige la ciudadanía. Y los debates con tiempo y rigurosos son aún más relevantes en el caso de los acuerdos que serán necesarios de cara a la reconstrucción post-pandemia", exigía.
No obstante, si la estrategia de algunos de los sectores del espacio era poner condiciones para que se cayera el encuentro y poder así culpar al Gobierno, ese camino fracasó. El Presidente accedió a recibirlos aparte. Eso llevó a que quedaran expuestas las diferencias internas: los radicales y los del PRO asistieron y los lilitos, no. Habría mediado un llamado de Carrió para que su bloque se ausentara.
Por la noche, los diputados de la Coalición Cívica-ARI sacaron un comunicado en el que justificaron el faltazo: "Siempre estaremos dispuestos al diálogo y éste debe darse en el Congreso de la Nación o entre quienes tienen responsabilidad de gestión. Esta es en una posición histórica de la Coalición Cívica y Elisa Carrió". "Construir un diálogo verdadero y fructífero implica imponernos la cláusula ética inexcusable de no mentirnos, el deber de escucharnos y que el reconocimiento de la oposición sea verdadero, para alcanzar los acuerdos que necesita la Argentina para afrontar la profunda crisis social, institucional y económica post pandemia", indicaron.