Publicado en 2019 por el sello Iván Rosado, Poemas de los 20 en los 80 es precisamente eso. Son los poemas que la compositora, cantante, música, actriz y (last but not least) poeta Rosario Bléfari (Mar del Plata, 1965 - Santa Rosa de la Pampa, 2020) escribió a sus veintipocos o veintipico en la década de los '80, entre la dictadura y la democracia.

Cuesta hablar de ella en pasado. Pero habrá que ir acostumbrándose. Estar un rato cerca de Rosario Bléfari te ponía en un riesgoso lugar de exposición mediática. A la vez ella era tan linda y te hacia sentir tan bien, tan como si fueras amiga suya de toda la vida, que llegabas a creerlo; te hacía sentir tan como que vos eras la estrella, te hacía brillar tan bien y hermosamente reflejando su luz, que te confiabas y zas, te olvidabas de que la estrella era ella, en vez de devolverle la cortesía le hacías un mal chiste y al otro día lo leías en un diario de tirada nacional. Ella se reía con bondad pero temo que sus fans no perdonaban. Era tan modesta que daba miedo. Rosario escuchaba o leía y comentaba cada cancioncita o librito que los otros hacíamos, con el interés amoroso de una observadora de pájaros. Y te hablaba como si te conociera desde siempre. Me contó en una fiesta que su analista le quería prohibir el infinito. No pude imaginar desgracia peor, ni aún podría. Compartí mesa de lectura con ella en el FIPR 2009 y fui su telonera poeta en un ciclo del CCEBA en 2010. Escuchando Excursiones de Suárez todo junto de un tirón, comprendo tarde que ella era el Beck Hansen argentino. Que en la escena indie es como decir Gardel. Menos mal que están sus discos, sus videos, sus peliculas y sus libros. Rosario publicó este en Rosario (mi mal chiste favorito, ja ja).

"Yo era viejo entonces, pero soy más joven ahora", suele cantar Bob Dylan. Y no miente, porque la juventud biológica suele ser el momento de la vida en que el ser humano vivo no encontró aún su solución original, la tabla de surf singular que le permitirá capear las olas bravas de la existencia. O la está buscando. O la está construyendo. El lenguaje ya maduró pero el sujeto aún lucha por nacer. "Todo lo que me pasa sucede en otro lugar", escribía la veinteañera Rosario con un gran poder de síntesis y de condensación poética, o un arte de expresar asombro: la misma magia que brilla en sus mejores canciones. 

Y el poema que así termina, empieza diciendo: "Todo lo que tengo es el clima". Hablaba en el escueto idioma lírico de los poetas de Poesía Buenos Aires: Bayley, Olga Orozco. Sabía de la técnica de montaje, del coloquial discurso entrecortado, del futuro verso que entra por los oídos como un regalo del mundo y es tomado por la voz poética, ya que ella es también mundo: "Acá está y viajó desde allá con un/ qué lindo es tu aroma". La inmediatez que fundaron sus canciones y las de Palo Pandolfo, la lírica de la inmediatez que reluce en los versos de Mariano Blatt o Fer Callero, ya nacía ahí como arte de vivir.

Pero también sufría, y lo decía en imágenes claras: "me destroza la edad"; "Trepado al surco del sonido/ oigo lastimarse al corazón/ que se hunde en un solo lamento/ grande, grande". La Rosario Bléfari de los últimos años, aquel ser despierto que parecía sentirse existir en cada átomo o brisa de lo viviente, ya despertaba entonces, en un país herido de torturas, exilios y silencios: "¿Mueren? / —En todas partes". Sobre ese paisaje árido, intentaba definirse, preguntaba sin respuestas: "Tengo que ir hasta la isla Chalileu/ tengo que ver por qué vengo/ de una isla/ en medio del desierto/ a orillas del cielo". 

"Cielo" es la palabra-talismán de estos poemas, la llave que abre a la dicha inefable; al infinito, que tanto combatía su psicoanalista. En aquellos experimentos en los bordes entre la palabra y el silencio ella ya sabía, o sospechaba, que la fórmula de la belleza para la poesía de su tiempo estaba en el axioma minimalista "menos es más". Y que esa belleza no era sólo del poema sino de la existencia misma: "Y me olvido de quiénes somos, / y de lo que tenemos que ser/ en este mundo/ no sé si hago bien". Hacías bien.