Las universidades nacionales de Córdoba (UNC) y de Lomas de Zamora (UNLZ) trabajan en conjunto con una pyme bonaerense para fabricar un film polimérico que actúa como filtro y microbicida, y que puede ser aplicado sobre plástico en la confección de barbijos y máscaras protectoras. La Secretaría de Vinculación Tecnológica de la UNLZ ofició de puente entre las instituciones para concretar este proyecto colaborativo.
La iniciativa agrupa a la Unidad de Investigación y Desarrollo en Tecnología Farmacéutica (UNITEFA) de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC-CONICET, la Facultad de Ingeniería de la UNLZ y a la empresa Felsim, dedicada a la pintura e inyección de plásticos, ubicada en el partido bonaerense de Esteban Echeverría.
El proyecto surgió “ante la necesidad de dar respuesta a la población que está usando tapabocas que no cumplen con las normas ni reglas de seguridad. A veces esos mismos tapabocas se convierten en transmisores por la mala manipulación”, explicó Gladys Granero, integrante del equipo de investigación cordobés, y subrayó: “Es una necesidad hacer un material que pueda inactivar el agente infeccioso para evitar que las personas se autocontagien”.
“Se trata de un film polimérico que tiene unas características llamadas polielectrolitos, porque tienen carga, entonces en función de esa carga poseen un efecto de filtro en la retención de partículas”, indicó Granero y detalló: “Esperamos para este caso desarrollarlo en la retención de virus. Nosotros hemos probado este tipo de films con bacterias y han dado muy buenos resultados con una buena actividad microbicida”.
El film tiene incorporado un compuesto de nanopartículas de plata con comprobada actividad antiviral en un espectro amplio. Según explicó la investigadora de UNC-CONICET, se probó con diferentes tipos de virus, por lo que se espera que también tenga efecto específicamente contra el COVID-19.
Por otro lado, también actuaría como filtro, reteniendo las partículas virales, de bacterias o de otro tipo, en las fibras del film a través del efecto de carga eléctrica.
“La idea es que tenga una actividad de filtro y también microbicida de amplio espectro, no sólo para COVID, sino para una serie de bacterias y agentes infecciosos que se propagan a través de las vías respiratorias”, resumió la investigadora.
Del laboratorio a la fábrica
El objetivo, una vez que finalicen las pruebas de laboratorio, es producirlo de manera industrial para aplicar esa película en barbijos y máscaras protectoras. En ese punto, comienza el trabajo de la empresa Felsim, una autopartista ubicada en Esteban Echeverría, a metros del campus universitario de la UNLZ.
La pyme se contactó con el área de Vinculación Tecnológica de la Universidad lomense, a cargo de Diego Serra, para desarrollar un producto que sea útil para la comunidad.
“Con la UNC y la UNLZ formamos un equipo, ellos aportan su desarrollo innovador y nosotros nuestra capacidad de producir para que esto se materialice en un servicio hacia la comunidad”, destacó Fernando Garabelli, socio de la empresa.
En ese sentido, celebró la tarea de articulación entre el sector productivo y el sistema universitario y científico: “Para nosotros, una pequeña empresa, el área de investigación es de muy difícil acceso, por eso es importante fomentar y acercar los organismos del saber a las empresas pymes que no tienen tanto recurso para invertir en i+d”.
Felsim, a raíz del aislamiento social, preventivo y obligatorio, vio frenado distintos proyectos productivos con empresas automotrices con las que habitualmente trabaja, por lo que los mismos empleados comenzaron a pensar en producir elementos de protección. Con esa idea, Garabelli se acercó a la Universidad.
Los pasos a seguir
El equipo de la UNC se encuentra desarrollando el material de recubrimiento: “Tenemos que hacer ensayos físico-químicos, de actividad antiviral y antibacterial, toda una serie de desafíos del film ante agentes infecciosos y también determinar la capacidad del film en cuanto a estabilidad, duración y retención”, señaló Granero.
El siguiente paso es trasladar los resultados del laboratorio a escala industrial. “En ese salto industrial vamos a colaborar desde la Facultad de Ingeniería de la UNLZ en términos de análisis de materiales en laboratorio como en el estudio de los procesos industriales”, detalló Serra.
El camino consta de varios pasos: luego de las pruebas de laboratorio e industriales, se deberá trabajar en protocolos para su producción con el aval del INTI. “Los ensayos son todo un desafío, porque no hay nada en esta materia, no hay normativa específica porque hasta hace seis meses este producto no existía”, remarcó.
Con visión de futuro
El desarrollo está pensado no solamente para cubrir la demanda de máscaras y barbijos actual que creció con la aparición del coronavirus. Garabelli resalta que en el mundo laboral las condiciones de trabajo van a cambiar, por lo que esta tecnología puede ser de utilidad para elementos de protección e higiene.
“Nosotros también imaginamos el futuro pospandemia; los protocolos de seguridad en el trabajo y en la industria van a continuar, y por eso apuntamos a este agregado que permita una actividad laboral segura”, sostuvo el empresario.