La 89° edición de los premios de la Academia de Hollywood resultará difícil de olvidar. El erróneo anuncio del ganador del Oscar a mejor película disparó todo tipo de críticas. Los protagonistas del film “La la land” pasaron de la euforia a la decepción en cuestión de segundos. Lo contrario ocurrió con el elenco de “Moonligth”. Más allá de ese caso especial, la entrega de distinciones (artística, científica, deportiva) suele estar acompañada con una cuota de polémica. Es infrecuente que la opinión del jurado sea compartida por todos. Eso ocurre también en materia económica. 

 El Premio Nobel de Economía está muy lejos de responder a criterios “científicos”. Por ejemplo, Robert Merton y Myron Scholes recibieron el Premio Nobel en 1997 por su “nuevo método para establecer el valor de los derivados”. Esa dupla de economistas integraba el Consejo de Dirección del fondo de inversión Long-Term Capital Management (LTCM). EL LTCM publicitaba  que sus elevados beneficios se debían a la aplicación del modelo elaborado por Merton y Scholes. Esa “fabulosa” teoría culminó con la quiebra del LTCM en 2000. El Premio Nobel de 2013 fue otorgado a dos economistas que afirmaban cosas opuestas acerca del funcionamiento de los mercados financieros. 

El economista chileno Gabriel Palma comentó que “es como haberles dado un premio de Astronomía a Claudio Ptolomeo y Nicolás Copérnico simultáneamente. Al primero, por demostrar que la Tierra es un planeta inmóvil en el centro del Universo con el Sol y la Luna girando a su alrededor. Al otro, por demostrar lo contrario: que no existe un cosmos cerrado y jerarquizado, producto de la imaginación de un hombre con un terrible complejo de ombligo sino un Universo homogéneo e indeterminado y, a la postre, infinito”. 

En la mayoría de los casos, el Nobel es entregado a fieles exponentes de la ortodoxia económica. “Por esa razón, hace unos años atrás, el Partido Comunista de Suecia, respetable por su antidogmatismo y su coherencia, solicitó al Parlamento Sueco que se elimine el Premio Nobel de Economía. Argumentaron que, de hecho, las teorías económicas neoliberales a las cuales se estaba premiando en forma preferencial, no son científicas … son pura ideología disfrazada de ciencia”, sostiene Armando Gamarra en El Premio Nobel de Economía ¿galardón a la ciencia, o a la ideología?

 En su última visita a España, el presidente Mauricio Macri recibió el Premio al Desarrollo Económico y la Cohesión Social otorgado por Nueva Economía Forum (NEF). La distinción podría sonar a broma si se repasa la evolución de los indicadores económico–sociales en la gestión macrista. La explicación hay que buscarla en los intereses que defiende esa ONG. Fue en un almuerzo organizado por NEF, en mayo de 2016, en el que Prat-Gay pidió disculpas a los empresarios españoles.

La institución se presenta como una “organización de debate de carácter privado, independiente y no partidista”. La supuesta neutralidad de NEF queda desmentida cuando se observa su esquema de financiamiento. El listado de aportantes incluye lo más granado de la elite empresarial española y multinacional (Santander, Repsol, Endesa, Hewllet Packard, IBM, Microsoft, Sony, Telefónica, Bankia, Mapfre, Toyota, entre otras).

Los premios siempre dependen de cuestiones subjetivas. Los criterios del jurado pueden coincidir (o no) con las opiniones del gran público. Los resultados de los quince meses de gestión macrista (caída del PIB, aumento de la pobreza, incremento de la desigualdad) desacreditan la entrega del Premio al Desarrollo Económico y la Cohesión Social al mandatario argentino.

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