Un festín de Almendra

Mientras espera el final de la cuarentena para volver --según lo prometido-- con su programa en las trasnoches de la Televisión Pública, Fernando Martín Peña despunta el vicio con una versión reducida que sube todos los días en las redes, bautizada Filmoteca Online. Y si hablamos de una versión reducida no es precisamente por el tamaño de la pantalla, sino porque lo que recorre Peña vía YouTube es su archivo de corto y mediometrajes, que suele tener pocas oportunidades para revisar. Entre tanto repaso, aparecen maravillas perdidas, como sucedió esta semana con una curiosa película de media hora filmada en 1969, que incluye las apariciones de Palito Ortega, Donald, La Joven Guardia, María Vaner, Litto Nebbia y Almendra, cada uno haciendo playback de uno de sus temas en una locación distinta, ya sea la Av. Corrientes nocturna, los bosques de Palermo o los juegos del Ital Park. El de Nebbia, por ejemplo, fue realizado en el Teatro Payró. Lo llamativo es que cada uno de esos videoclips --filmados mucho antes de que existiese ese formato, por supuesto-- está unido al otro por la trama de un delirante complot claramente inspirado en las aventuras de Los Beatles en su película Help. Al presentarlo antes de su exhibición, Peña confesó no tener mucha información sobre el material, cuyo homenaje beatle se continuaba en su bautismo, All together now. Pero su difusión generó tal revuelo en las redes, que comenzaron a conocerse detalles, principalmente a través de los fanáticos de Almendra, ya que el grupo liderado por Spinetta no sólo canta el tema que le corresponde, sino que también se suma a los segmentos entre canción y canción, e incluso --lo que convierte a la película en todo un acontecimiento-- firma la banda de sonido, un detalle hasta aquí inédito incluso para los historiadores del género. “Por fin apareció”, celebró el escritor y periodista de rock Eduardo Berti, primer biógrafo de Spinetta. “Me habían comentado de su existencia y recuerdo haberlo buscado pero nadie parecía saber dónde estaba”, confesó. “Algo de los comienzos de Almendra, incluso antes de ‘Muchacha’”, anunció Emilio del Guercio en las redes. “Lo hicimos para una convención internacional que hizo la RCA en Brasil, y nunca lo había visto completo. ¡Me reí mucho!” Pero el que completa la historia es Rodolfo García, que recuerda que originalmente los segmentos musicales se filmaron para pasarse como cierre del noticiero Sucesos Argentinos. La bizarra historia que los reúne se hizo especialmente para la convención, por eso es que hacia el final se pueden ver algunas escenas rodadas en la fábrica de vinilo de la RCA. “Si aparecemos en esas filmaciones era porque nos entusiasmaba participar de una película”, recuerda García, que confirma que el material nunca se exhibió en el país, sólo en esa convención internacional. “Me acuerdo que nos juntábamos por la mañana, en una productora que estaba en la calle Sarandí”. Sobre la grabación de la banda de sonido, el baterista de Almendra explica que la improvisaron durante una larga noche en los estudios TNT. “Originalmente iba a ser producida por Rodolfo Alchourrón, y había más músicos convocados, me acuerdo de Fats Fernández, por ejemplo. Pero como no apareció gente de la RCA para firmar la planilla de la grabación y por lo tanto se la pudiese cobrar, todos se fueron y los únicos que nos quedamos fuimos nosotros”. La melodía que se repite durante toda la película es la de un tema inédito de Almendra, que Spinetta rescató décadas después para el Unplugged que grabó para MTV, titulado “La miel en tu ventana”. “Era uno de los tantos temas que tirábamos en los ensayos del grupo, los amasábamos un rato, y después quedaban olvidados”, explica García. “Teníamos muchos así: la grabación que se rescató del recital del Teatro el Globo, el segundo que hicimos, tiene seis temas que quedaron afuera del disco”. Habrá que cruzar los dedos para que sigan los descubrimientos. Y pedirle a Peña que siga revolviendo su archivo.   

Delicias arquitectónicas

A esta altura del partido o, por qué no, de los infinitos programas de cocina disponibles en pantalla, a nadie le sorprenderá escuchar que la pastelería es una ciencia exacta. De lo más apetecible, claro está, cuando los compuestos reaccionan de modo esperable y no decantan en atrocidades reposteras. Viendo la obra de Marie Troitskaia, empero, habría que usar otra etiqueta para definir sus maravillosos postres, prueba de que efectivamente la comida entra por los ojos. Delicias arquitectónicas hace la muchacha, en cuyas “obras de arte” –así las concibe- no solo juega vital papel la química sino también la ingeniería. Para sus dulces, se inspira esta moscovita con actual residencia en Francia en edificios históricos, rompedores, de vanguardia. “Además de la fachada inmaculada, el sabor es parte fundamental de cualquier pastel. Ingredientes frescos y naturales, cantidades mínimas de azúcar, texturas regulares y diversas son los requisitos para la creación de una armonía perfecta”, aclara la veinteañera, diplomada en Arquitectura y, más tarde, en patisserie, que lleva algunos años esculpiendo ricuras basadas en la simplicidad geométrica de Le Corbusier, en el característico uso de hormigón de Tadao Ando… Emulando además icónicas obras de Alvar Aalto, de Renzo Piano, de Lazar Lissitzky, tan preciosas que da pena que acaben siendo devoradas. Se encarga además de combinar gusto con país de origen, usando sabores típicos según el caso; para el postre inspirado en el nipón Ando, un ejemplo: yuzu, sésamo negro, matcha… “Antes de cocinar, boceto y hago modelos en tres dimensiones, ensayo detalles en la compu”, aclara por si fuera necesario quien también es conocida como Marie Oiseau, tal es su mote de reconocida y requerida chef pastelera.

Karen ya no se sale con la suya

De un tiempo a la fecha, el meme en sus muchas variantes circula con potencia: “Karen” siendo latosa y ruidosa, lanzando alaridos para hablar con el gerente con quejas de lo más absurdas, negándose a mover su coche mal estacionado por mero capricho, declarando orgullosa que no vacuna a sus hijos. Karen básicamente refiere a cierto tipo de mujer blanca de Estados Unidos: la que vota a Trump, es de clase acomodada y mediana edad, grosera, abusona y abiertamente racista. Capaz, por caso, de llamar a la policía porque una familia afronorteamericana está usando la piscina de un hotel del que son huéspedes. Capaz de denunciar a un empleado latino que se niega a servirle un cortadito porque ella se reúsa a ponerse el tapabocas en plena pandemia; saliéndole el tiro por la culata, como cabe esperar. Capaz de acusar a un hombre afro de haberla amenazado cuando él solo le había pedido amablemente que le pusiera la correa a su perro, como requiere la ley. Acaso la Karen más conocida sea Patricia McCloskey que, junto a su esposo Mark, salió armada hasta los dientes para apuntar a manifestantes pacíficos de Black Lives Matter que ¡osaron! caminar frente a su casa mientras reclamaban la renuncia de la alcaldesa de St. Louise. Las Karen acosan y discriminan a los gritos, y acaban siendo motivo de mofa en la web, que se nutre de su actitud enfurruñada y ridícula, de sus explosiones en público, para crear memes, cantidad de memes. Reunidos muchos de ellos en la popular cuenta de Instagram Karens Going Wild , que en apenas dos meses ya cuenta con más de medio millón de seguidores. Creada por un muchacho activista, Pavel Paulinich, dice que su intención es evidenciar la injusticia social, con bonus track: echarse algunas risas viendo cómo las Karen pierden los papeles con su marcada intolerancia. “Es un reverso repentino de las escenas que los televidentes solían engullir en programas populares como Cops y Live PD, anticuados y justificadamente cancelados, que exaltaban la presunta noble dedicación de los agentes del orden. Ahora, con las cámaras vigilantes en manos de quienes están hartos de ser molestados, el espectáculo cambia radicalmente su dinámica. Las Karen se confiaron demasiado del racismo, y ahora son las villanas. ¿Qué vas a hacer, Karen, ahora que IG viene por ti?”, se regocija el Washington Post a cuenta de la muy visionada, muy compartida Karens Going Wild.