El pan nuestro de cada día

Pablo Mehanna

Con 120 años de vida y perseverancia, el de San Telmo es uno de los últimos mercados tradicionales que hay en Buenos Aires: una enorme estructura de hierro, planchas de chapa y vidrio, proyecto y realidad del Ingeniero Buschiazzo de fines del siglo XIX. De su función original, como proveedor de alimentos del barrio, fue mutando y sumando venta de antigüedades varias, luego chucherías turísticas de dudosa calidad y, en los últimos tiempos, propuestas gastronómicas modernas que rompen con la monotonía; desde cafés de especialidad hasta un fast food vietnamita, entre otros. 

En este cambio de aires que vive el Mercado, al fondo, donde hasta hace no tanto se almacenaba la basura, abrió Merci, bar y panadería comandada por dos franceses radicados hace más de una década en la parte sur de la ciudad porteña. El local, de aires tradicionales y respetuoso con la estética del mercado, cuenta con varios mostradores, donde es posible comprar una baguette o un pan de campo ($25), tomar el desayuno o un almuerzo liviano e incluso beber un vino con tapas antes de ir a cenar.

Hay mesas chicas y otras compartidas, los panes se ofrecen sobre el mostrador, en pizarrón se ven los precios y de la cocina a la vista salen platos del día, como el cerdo con salsa de manzana y puré de rúcula ($120) o una sopa de remolacha y jengibre ($90), según el buen saber y entender del cocinero.

La especialidad son los panes (y, en consecuencia, también los sándwiches, rondando los $110), con la acidez y el alveolado típicos que otorga el uso de masamadre como fermento, así como la costra bien crocante y difícil de conseguir en otras panaderías de la ciudad. El más grande, de 1 kilo de peso ($100), es perfecto para tostadas con manteca y mermelada de naranjas o una buena feta de jamón crudo. 

Los viernes, desde las 18 horas, la casa sirve tapas gratis a quienes pidan copas de vino de la casa ($50), una verdadera ganga y la mejor posibilidad de conocer Merci, uno de los protagonistas en este bienvenido resurgir del Mercado de San Telmo. 

Merci queda en Carlos Calvo 455. Horario de atención: martes a sábado de 8 a 20; domingos de 8 a 17. Sólo efectivo. 


Esquina de luz

Pablo Mehanna

Frente al Mercado de San Telmo, una ochava con buena luz y mucho encanto alberga desde hace tres años a Lumio, una cafetería que derrocha una austera simpatía: ambiente despojado, grandes ventanales sobre Bolívar y Carlos Calvo y unas mesitas en la calle que son ideales para exprimir los todavía cálidos soles otoñales. Paredes blancas, estantes con libros y objetos antiguos completan la decoración, mientras que desde los mostradores se ofrece la pastelería hecha en casa, elaborada día a día, sin amarrocar una generosa y bienvenida cantidad de manteca como materia prima.

La carta ofrece buena variedad de opciones para todos los momentos de la jornada. Se puede comenzar por un desayuno con tostadas, manteca y mermelada ($89) o con yogur y granola caseros ($95), siempre incluyendo en el precio un jugo e infusión elegida. Al mediodía lo que más sale es el menú (de $120 a $140, con bebida y postre o café), que presenta platos sencillos pero bien realizados, como pan de carne relleno o bombas de papa. Claro que también hay opciones a la carta: ensaladas (se preparan al momento) sabrosas, algunas tartas (rica la de queso azul y puerros, $105) o una buena milanesa de ternera en pan ciabatta ($110). Otro best-seller a tono con los tiempos que corren son las hamburguesas vegetarianas (de lenteja, $112/118), que se sirven en un rico pan de calabaza y semillas.

Como buena cafetería, lo mejor viene por el lado de la pastelería: ricas medialunas ($17) que se destacarían aún más con un poco menos de almíbar, pepas de frutos rojos de masa bien lograda, budines con semillas, muffins: todo rico y fresco.

Las mañanas de los fines de semana el lugar se llena de clientes solitarios o en pareja en busca de tranquilidad, mientras que por la tarde aparecen los grupos más numerosos de familia o amigos, incluyendo a quienes pasean por el barrio. Una esquina privilegiada en este San Telmo que mezcla como ningún otro lugar turistas, pensiones, adoquines y hipsters. 

Lumio queda en Carlos Calvo 498. Teléfono: 4300-9944. Horario de atención: lunes a viernes de 11:30 a 20, sábados y domingos de 10 a 20. 


A brindar se ha dicho

Pablo Mehanna

Chocar las copas y tomar con amigos en un ambiente festivo: desde la onomatopeya de su nombre, Chin Chin, recoge este espíritu en lo que hasta hace poco fuera una verdulería de barrio. Puertas de chapa y cañerías dan un aire industrial a la barra, mientras que al fondo algunos stencil y partes de cajones de madera completan la decoración.

Música a volumen elevado (incluso se advierte en la carta que la intensidad del sonido es alta, así que no valen las quejas) y la cerveza a muy buen precio forman una combinación callejera que le cierra a la multitud de jóvenes y no tanto que, noche a noche, rebalsan la vereda. 

En Chin Chin ofrecen seis estilos de cerveza ($65/70 la pinta), también aperitivos y destilados con un extendido y generoso happy hour (de 16 a 21, la pinta por ejemplo sale $50). Pero lo que realmente sorprende, y que ubica a esta propuesta por encima de sus competidores, es la comida que sale de los fuegos de una cocina apenas escondida al fondo del salón. La cantidad de frascos con especias y preparaciones preanuncian sabores intensos y originalidad. Así, desmarcándose con firmeza del remanido combo de fritas + hamburguesa + cerveza que hoy está en auge, la carta propone sandwiches como el Bulgogi, con carne de ternera, sésamo, miel, verdeo, akusay y pepino ($100) o unos huevos rotos sobre papas confitadas y ensalada de zuchini y menta ($100). Los principales (enormes, muchos de ellos para compartir) no le van en zaga: se puede optar por una o polenta crocante con vegetales asados, verdes y ricota ($120), un curry picante (carne, pescado o vegetariano, $140) o un salmón con vegetales asados (a $190, sin duda entre los más baratos de la ciudad), entre varias opciones más. La cocina abre a las 20, aunque desde la tarde ya se pueden pedir las papas o batatas fritas ($70, enormes), cortadas gruesas y condimentadas con perejil, chimichurri y pimentón.

Lo que a primera vista es otro bar en San Telmo, se sale de la norma con buen ambiente, platos ricos, abundantes y a precio amigable. ¿Qué más pedir? 

Chin Chin queda en Estados Unidos 500. Horario de atención: martes a sábados de 16 al cierre; domingos de 10 a 24.