Las comunidades del Pueblo Weenhayek Kyelhyuktaj (El Quebracho) y O Ka Pukie (La Troja), ubicadas en el kilómetro 5 de la ruta nacional 86, en jurisdicción del municipio de Tartagal, en el norte de la provincia, informaron anoche a través de un comunicado que un sereno de la finca de la empresaria María Monserrat fue dos veces, a la mañana y a la tarde, a advertirles que debían dejar sus casas y salir del territorio porque de lo contrario, hoy serían desalojadas por la fuerza, con ayuda de la Policía. Sin embargo, no les exhibieron ninguna orden judicial.
En el comunicado, que lleva la firma del cacique de Kyelhyuktaj, Isaías Fernández, y de la cacica de O Ka Pukie, Nancy López, destacaron que para las comunidades, que comparten territorio, es una "situación de extrema gravedad". “La intimación es a desalojar las tierras en el día de mañana (por hoy, 21/07/2020) y pese a que no se ha mostrado una orden de desalojo, las comunidades han entrado en profundas crisis por la intensidad de las amenazas y las experiencias vividas”, debido a que ya en 2014 fueron violentamente desalojadas, a instancias de la misma empresaria, y solo recuperaron el territorio tras meses de resistencia al costado de la ruta.
“Por toda esta situación de violación de derechos, es que exigimos a las autoridades competentes tomen acciones urgentes para detener estos amedrentamientos”, reclamaron en el comunicado, que fue acompañado con un video en el que Fernández y López detallaron la preocupación de las familias indígenas ante esta amenaza. López contó a Salta/12 que el video fue enviado a funcionarios del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y que les respondieron que se ocuparán de esta cuestión.
El Quebracho está constituida por 40 familias y en La Troja hay 20 familias. Su ocupación territorial fue relevada de acuerdo a las previsiones de la ley 26160, “que impide los desalojos otorgando seguridad jurídica para las comunidades, pero las amenazas de terratenientes y policías continúan", denunciaron en el comunicado, en el que también reseñaron que "comparten territorio, habitan el lugar desde tiempos antiguos, dedicándose a actividades de siempre, recolección y artesanías principalmente, que complementan con otros ingresos para lograr la subsistencia de las familias”. La ocupación ancestral les fue reconocida por el INAI mediante la resolución 416/2018.
Fernández contó a Salta/12 que el sereno les dijo que tenían la orden de desalojo y que no habían ido antes por la cuarentena ante la pandemia por el coronavirus.
"Nos vienen a preocupar"
“Nosotros ya estamos cansados con esta situación porque no es la primera vez, siempre, en todos estos meses que han pasado, es lo mismo”, denunció López, para quien están frente a una violación de sus derechos, “porque todas las veces nos vienen a preocupar". Relató que anoche, cuando fue consultada para esta nota, estaba junto a otros integrantes de su comunidad "todos aquí, sentaditos, esperando, no sé si vienen a las 6, porque es lo que hacen. En todos los desalojos, la Policía siempre llega a las 6 de la mañana”. “Es una situación que ya hemos vivido. Ya hemos vivido en un desalojo, por eso es la preocupación”.
En 2014 pasaron las fiestas de fin de año en la ruta, además de que "todo lo que se han llevado de la gente, las chapas, todo, eso nunca más ha sido recuperado”. “El temor de toda la gente que estamos aquí es que vuelva a pasar lo mismo”, insistió. En aquel desalojo falleció la madre de Ferenández "por el impacto sufrido en la violencia de los hechos policiales".
La cacica también destacó la preocupación que genera a los habitantes de su comunidad, que está muy cerca de la finca,“porque cada vez que ellos siembran, también fumigan" y los agroquímicos llegan hasta sus viviendas, donde "hay muchos niños también".
“No podemos seguir con esta situación, todas las veces que ellos quieren vienen y nos amenazan, y son simples peones también, ellos también son trabajadores”, ratificó. “No están los dueños, solamente están los que plantan y ellos son los serenos que cuidan, de vez en cuando vienen y amenazan y es una situación terrible que siempre pasamos cada vez que vienen ellos, amenazan con el desalojo, que ya está la orden”.
Igual que en Kyelhyuktaj, en A Ko Pekiu se dedican a la agricultura. Para López, sería bueno que la gente vea eso, "que nosotros no queremos en vano la tierra, queremos también, ya que siempre nos dicen que somos indios vagos, para trabajarla". "En estos tiempos nos hemos dedicado a sembrar, porque es la única manera de sobrevivir, porque vivimos de la tierra, no es que somos indios vagos como nos tratan muchos. Nosotros también sabemos sembrar, somos agricultores, por eso queremos territorio”.
López, que además es comunicadora y es una de las directoras de la radio comunitaria La Voz Indígena, que se emite desde Tartagal, dijo que están pensando "en muchas formas de sobrevivir", con la agricultura, con la plantación de frutales. "Tenemos muchas ideas, pero vos no podés proyectar nada porque cada vez uno vive esta situación”, lamentó.
Las dos comunidades comparte un territorio de 95 hectáreas, en las que se dedican a la agricultura y realizan artesanías. Fernández contó que siembran verduras, "ahora estamos plantando todo lo que es lechuga, perejil, tomate; después, anco, zapallo, poroto” para consumo propio y lo que queda, para la venta en la ciudad.