La escena inicial de Yo, adolescente (que estrena este jueves en CineAr) es casi común: una banda sobre el escenario y pibes cantando, bailando o pogueando. Hasta que se enciende una bengala, se corta el show y varies protestan. En la escena siguiente, Nicolás "Zabo" Zamorano atiende un llamado de su mamá, muy preocupada porque escuchó que en un recital hubo varios muertos. Ahí se pone en contexto el cuándo de esta situación: 30 de diciembre de 2004, el mismo día en el que Callejeros tocaba en República Cromañón.

La película de Lucas Santa Ana, que tiene a les actores categoría '97 Renato Quattordio y Malena Narvay como figuras, es una adaptación de la novela epónima de Zabo (hoy periodista, escritor, conductor televisivo y músico), que a su vez ya era la adaptación de su Fotolog. Es la narración de su propia historia en un momento de cambio para lxs adolescentes de la ciudad de Buenos Aires, en el que ser menor de edad era quedar fuera de un circuito híper recortado por la tragedia de Cromañon y la catarata de clausuras y prohibiciones que tuvo como consecuencia en el circuito nocturno.


"Hay un interés en mostrar lo que era ser adolescente en 2005, porque es lo que hace el manifiesto de la novela también. La intención del blog era recuperar la definición de la adolescencia por sus protagonistas, y en ese momento yo era adolescente", le cuenta Zabo al NO. Y recuerda de esa época: "Esos lugares estaban abiertos cuando tenías 13 años, pero en el momento en que estabas tan cerquita de cumplir con la legalidad de ser mayor de edad todo era súper estricto, te escondías en los baños de los lugares y te parabas arriba del inodoro cuando llegaba Minoridad", detalla.

En ese marco represivo socialmente, excluyente etariamente (por lo menos para les de clase media para abajo) y todavía bastante reprimido sexualmente, este pibe hijo de porteres del barrio de Parque Chacabuco se sumerge en exploraciones sexuales, experiencias con drogas y un circuito under de fiestas, siempre con botellas marrones de cerveza en mano.

La adolescencia millennial

Zabo empieza a escribir su blog meses después de la masacre del boliche de Once y el suicidio de su mejor amigo. "¿Qué es ser un adolescente?", se pregunta y rápidamente se responde en la pantalla: "Somos la urgencia en carne viva", un ahora en el que el mañana parece un horizonte lejano. Una urgencia que el director intenta transmitir en su adaptación cinematográfica: "La película nos interpela para reflexionar qué le pasa a los adolescentes y estar atentos a lo que sienten", apuesta Santa Ana.

"Las temáticas de la película y el libro son las mismas que viven los adolescentes también hoy: la búsqueda de identidad, la sexualidad, el ser. Ambas obras trabajan sobre la salud mental de los adolescentes. Que puedan suicidarse por el dolor, por la tristeza o lo que sea que les esté pasando son cosas que hoy también interpelan, tanto a ellos como a los adultos interesados en saber sobre estos temas", se explaya el director.

Zabo modelo 2019, para la entrevista por la reedición de su novela Yo, adolescente | Foto: Cecilia Salas


A 15 años de iniciar su blog, Zabo dice que, para ser fiel a lo que escribió, "la definición de los adolescentes es de los adolescentes", porque "no puede ser el recuerdo mentiroso de los adultes, que no quieren aceptar que son una sombra de lo que se prometieron; entonces siempre es mejor bajarle el precio al adolescente que fueron", golpea. Ofrece, en cambio, definir a les de 31: "Somos bastante pelotudos", dice y ríe.

En la mísma línea, Santa Ana agrega que la idea fue no contar la película desde un lugar nostálgico sino "sostener el punto de vista del adolescente que se cuenta a sí mismo", porque esa autopercepción va "más allá de lo que se supone que los adolescentes hacen o no hacen, como drogarse, tener sexo o un lugar liviano en la vida. Hay otras miradas mucho más comprometidas", asegura.

En el film, Zabo atraviesa distintos estados de ánimo (narrados muchas veces por la voz en off que acompaña toda la película) encarnados en el protagonista, pero que representan el sentir de muches adolescentes. "Alguien en alguna parte debe estar pasando por lo mismo", escribe en su blog. Tal vez así las distintas soledades se sientan acompañadas entre peleas con les mapadres, discusiones y salidas con amigues, aburrimiento en el colegio, descubrir placeres nuevos y a veces no saber bien qué está pasando. Como cuando el protagonista se dice, como sorprendido: "¡Mi chica ideal no puede ser un chico!"

La adolescencia centennial

Malena Narvay interpreta a Tina, y piensa que la adolescencia es "empezar a tomar conciencia de que existe una sociedad que no siempre es buena, y de hecho a veces es muy dura", arranca. "Es empezar a formar la persona que somos y seremos, tomando o no lo que nos enseñan o nos quieren imponer. Es una edad donde se busca encajar en cosas que a veces no nos representan realmente."

Ese "pasar por lo mismo" que sienten tantes. "Por eso, si bien es divertida porque uno puede hacer más cosas y sentirse más independiente de sus padres creando sus propios vínculos, amores y amistades o despertando la sexualidad, también es una etapa dura", afirma la actriz.

#QuedateEnCasa como Malena Narvay, que en Yo, adolescente interpreta a Tina | Foto: Cecilia Salas


En el mismo sentido, Renato Quattordio (que interpreta al propio Zabo) sostiene que siempre "existió una furia en la adolescencia que busca resistirse a la normalización de la vida, por ser quienes viven por primera vez en sus cuerpos la opresión que ejerce el sentido común". Y analiza que, aunque todavía exista una gran cantidad de injusticias, la sociedad cambió bastante. "Hace poco tiempo era mucho más adultocentrista de lo que sigue siendo hoy. Hay que escuchar con mucha atención qué es lo que están gritando les pibes", arenga.

Narvay tenía 7 años cuando ocurrió el incendio de Cromañón. "Vivíamos cerca del boliche, por lo que esa noche me la pasé viendo ambulancias y bomberos pasando por casa. Me quedó un miedo particular de chica a los incendios", confiesa. Por otro lado, participar de esta película le permite comparar la adolescencia que interpreta con lo que ve estos días. "Creo que los adolescentes hoy están mucho más abiertos. Veo en los chicos un mayor respeto e igualdad de género. Por ejemplo, con las mujeres o con la comunidad LGTB. El cuidado de la salud mental está mucho más naturalizado que antes, el bullying se desprecia y antes se celebraba. Me alegra mucho ver toda esta evolución naciendo desde ellos", se entusiasma.


Barrio, matrimonios y punk rock

El apego de les protagonistas al barrio (y sus plazas, calles, colegios) se encuentra en rincones que pueden identificarse a simple vista, y la elección estética de los planos también es expresiva, no solamente por la luminosidad de la imagen. Esas decisiones expresan el espíritu de Zabo, más reflexivo o simulador respecto de sus propios sentimientos y la relación que construye con quienes lo rodean. La noche permite ocultar a plena vista. Por eso, mientras baila y sonríe, la voz en off confiesa: "Hice lo que mejor me sale: fingir que la estoy pasando bien".

#QuedateEnCasa como Tato Quattordio, que en Yo, adolescente interpreta a Zabo | Foto: Cecilia Salas


Para Quattordio, ésta fue una oportunidad de viajar en el tiempo: "Nuestra forma de vincularnos en la película tenía mucho que ver con el mundo previo al avance tecnológico. Había teléfonos fijos, mensajes de texto, CDs y mouse con ruedita", enumera. "Tampoco les pibes tenían el conocimiento de hoy acerca de la sexualidad, la perspectiva de género, el feminismo, y tantas cosas. Fue una generación que aprendió a los golpes mientras el mundo empezaba a cambiar", se planta.

Y coincide con Zabo en que esa generación tuvo mucho que ver, entre otras cosas, con la sanción del Matrimonio Igualitario, del que la semana pasada se cumplieron diez años. "Todavía queda mucho por debatir y transformar, pero hoy tenemos mucho más claro cuál es el camino. Por eso es importante que les pibes hoy conozcan el proceso", destaca el actor.

Las marcas de época –no tan lejana, es cierto– para les adolescentes están allí, y funcionan como una contaseña para ubicarnos: Árbol, Boom Boom Kid, Airbag, Adicta, la revista 13/20, y pósters de bandas pegados en la pared de la pieza de Zabo. Además, el mundo adulto es un espacio en negativo frente al cual la vida adolescente se mueve independientemente, como si fueran universos autónomos. Y la relación del protagonista con sus padres se da en un terreno de mutua incomprensión que –no vamos a spoilear– se modifica más tarde que temprano. Y que la triple ficcionalización (de la vida al blog, del blog al libro y del libro a la película) permite ir variando.

Claro, la vida real a veces no da tantas alternativas. Sobre todo, cuando la realidad supera a la ficción.