La Comisión Nacional de Salud de China informó de 11 nuevos casos de coronavirus, tres de ellos procedentes del exterior y 8 por contagio local, todos en la región noroccidental de Xinjiang, donde se desencadenó un rebrote la semana pasada.
Las autoridades regionales declararon a la zona bajo un rebrote la semana pasada, luego registrarse un caso positivo el jueves, 16 el viernes, 13 el sábado y 17 el domingo, por lo que pusieron en marcha medidas de confinamiento, de suspensión de los transportes y una campaña masiva de test.
Por otra parte, de los tres casos "importados", dos se registraron en la ciudad oriental de Shanghai y el otro en la provincia suroccidental de Sichuan.
Hasta la pasada medianoche local, se había dado de alta a 18 pacientes, con lo que el número total de infectados activos en China es de 242. La Comisión Nacional de Sanidad no anunció nuevos fallecimientos por la covid-19, por lo que la cifra se mantuvo en 4.634, entre los 83.693 infectados diagnosticados oficialmente en China desde el inicio de la pandemia.
Testeo obligatorio para poder ingresar a China
La Administración de Aviación Civil china anunció que exigirá a todas las personas que quieran ingresar al país, vía aérea, que se hagan pruebas del coronavirus antes de tomar el vuelo.Este organismo y la Administración General de Aduanas explicaron que será obligatorio para todos los pasajeros con destino a China que se sometan a un test PCR en los cinco días previos al viaje y las pruebas deberán realizarse en centros médicos autorizados por las embajadas chinas.
Los ciudadanos chinos deberán subir fotos de los resultados de los test a una aplicación interna de la popular red social WeChat, mientras que los extranjeros deberán presentarlos ante la representación china correspondiente para solicitar un certificado sanitario válido para viajar.
A la hora de embarcar, será el personal de la aerolínea quien se encargue de comprobar el código QR sanitario de los chinos o el certificado de los extranjeros.
Desde finales del pasado mes de marzo, China mantiene prácticamente selladas sus fronteras tras haber suspendido la validez de todos los visados y permisos de residencia de ciudadanos extranjeros, a los que solo se les permite entrar en el país tras haber obtenido un permiso especial que generalmente solo se entrega a personal considerado esencial.